21 de diciembre de 2007

¡Somos elfos!

¡¡FeLiZ NaViDaD!!
UrTe BeRRi On!!


17 de diciembre de 2007

Lotería y cía.

Esta mañana he ido a una administración de lotería que hay debajo de mi casa a comprar un décimo para el sorteo de Navidad y... ¡¡había cola!!
Me he quedado a cuadros.
Casi toda la gente superaba los 60 años (menos yo, que bajaba la edad media de los allí presentes de manera salvaje) y se han gastado una pasta en lotería, bonoloto, quinielas, euromillón y todo tipo de cosas (incluidas un par de las que no había oído hablar en mi vida).
Un señor de unos 157 millones de años, con un gorro gris, bufanda blanca (a pesar de que estamos a 25 grados a la sombra) y gafas fucsias de pasta (impresionantes) había ganado 36 euros en no se qué... ¡¡y se ha gastado otros 150!!
Yo flipo.
Estaba allí, atónita, viendo cómo un par de viejecillas casi se tiran de los pelos porque querían el mismo número de lotería de Navidad (al final no lo ha comprado ninguna porque resulta que era "del niño"), observando a un señor rellenar miles de quinielas y bonolotos diferentes y tratando de contar la de boletos (todos sin premio) que tenía en las manos la mujer que había delante de mi... y me estaban dando ganas de salir corriendo y gritar "¡¡yo no soy así!!".
Cierto es que la lotería de Navidad es como el Suchard, las bombillas y los puestos de castañas (sin todos esos ingredientes la Navidad no sería lo mismo) y tengo que reconocer que me hace gracia poner la tele el día del sorteo y oír a los niños desgañitándose y diciendo más números de los que han visto escritos en los libros de matemáticas durante toda su vida junta pero... ¿de verdad creen que les va a tocar?
Sé que si no participas no puedes ganar pero, ¿cómo es posible que la gente se gaste semejantes cantidades de dinero en eso una y otra vez? Pero si las pocas veces que he comprado un cupón de la ONCE y me ha tocado "dinero atrás" me he considerado de lo más afortunada y me lo he gastado en churros para celebrarlo... ¡¡me tocan 36 euros y los invierto en bolsa!!
Pero bueno, volvamos al lío.
Estaba ahí, un poco acomplejada por hacer cola y tratando de convencerme a mi misma de que comprar un décimo de lotería no es malo, cuando lo he visto: una sarta de números, apartada del resto, con carita de "nadie me quiere" y con un humillante cartel agarrado con un clip en el que podía leerse: "el feo".
¿Hace falta ser tan cruel?, ¿acaso los feos no se merecen que los quieran?, ¿temen que contagien al resto de números y por eso los apartan? Es un número como otro cualquiera, con la misma probabilidad de ganar (y perder) y con una notable falta de cariño... pobrecillo.
Así que cuando he llegado a la ventanilla y le he dicho a la señora (que tenía cara de "os voy a matar a todos a base de haceros cortes en las muñecas con los billetes de lotería") "deme dos del que acaba en 71", he sentido cómo un silencio salvaje se apoderaba de la estancia y unos 10 pares de ojos se clavaban en mi nuca. "¿El 71? ese es el feo...".
¿¿¿¡¡¡¡Y!!!!???
Lo he comprado y, aunque no toque, yo le querré igual. Va a tener un lugar de honor en la pizarra de corcho donde pongo las cosas de papel que no quiero que se pierdan y, si no fuera porque no se le puede hacer nada (que luego toca y como está tuneado no lo dan por válido) hasta le pondría una pegatina chula para que se sienta guapo.
Y si os lo estáis preguntando... es el 01.171.
A mi me gusta. Me parece simpático.
Y si toca, me forro, invierto en bolsa y me forro aún más y acabo siendo la mujer más rica del mundo, crearé clínicas de antibelleza donde la gente se operará para ponerse orejas de soplillo, ojeras, narices gigantescas, labios finos y agrietados y arrugas en la frente.
¡¡Viva los feos!!

Piratas de Ikea.

El otro día, para mi sorpresa, una chica encantadora me invitó a participar activamente en su blog... ¡¡qué ilusión!!
Trata de muebles y cosas de Ikea que la gente modifica o utiliza con otro fin del que tenían en principio.
Descubrió mis fotos del flickr y, como le gustaron, quería publicarlas junto a comentarios que haga yo sobre el trabajo que me ha llevado hacer cada cosa.
Quizá pueda pareceros una tontería, pero para mí ha sido muy importante ver que mis trabajos tienen éxito y que a la gente le gustan.
Por eso, y para que cojáis alguna idea si queréis, os invito a visitar el blog "piratasdeikea".

12 de diciembre de 2007

Soy como soy... no puedo evitarlo.

El otro día hice algo que llevaba años pensando hacer pero que siempre dejaba para otro día: fotografié mis peluches. Todos. Bueno, todos lo que tengo aquí.
Y eso me hizo pensar que quizá algún día debería empezar a hacerme mayor porque, a fin de cuentas, tengo 27 años y me sigue encantando entrar en jugueterías y hacer el tonto en los columpios.
¿Por qué? No lo sé.
Alguna vez he intentado crecer, olvidar mi pasión por esos muñecos suaves y regordetes que tanto me gustan y tratar de fijarme en collares y maquillaje (cosas de chicas) en vez de en pegatinas (resulta un poco traumático ver que las personitas que se interesan por las mismas cosas que tú tienen unos 5 años)... pero aguanto muy poco tiempo en mi ramalazo adulto.
Cada vez que paso por las zonas de perfumería y maquillaje de los grandes centros comerciales y veo lo que cuestan esas cosas pienso: "con eso me compro un millón de pegatinas y un oso gigante de peluche"... no puedo evitarlo.
Sé que soy carne de psicólogo y que seguro que me daría algún tipo de explicación en plan "no has superado tu infancia", "no quieres madurar", "estás anclada en el pasado" pero... ¿y qué? Sé que para muchas cosas soy una cría, pero para otras muchas he demostrado tener un par de ***... a fin de cuentas, estoy escribiendo esto desde Canarias, ¿no? (aunque seguro que más de uno opina que lo que hice no fue ser valiente, sino estar como una cabra).
Pero hay días en los que te planteas cosas (y más en estas extrañas fechas en las que todos nos proponemos objetivos, casi siempre imposibles, para el año que viene) como querer cambiar... aunque no sabes muy bien en qué (o quién) te quieres convertir.
¿Sería más "mayor" si no me gustasen las cosas con ojos?, ¿si no hubiese una pequeñísima parte de mí que piense que los peluches y los muñecos tienen sentimientos?, ¿si dejase de poner el felpudo de la vecina en su sitio cada vez que lo veo torcido?, ¿si fuese capaz de pasar por delante de la tienda de Disney sin entrar y toquetear todo a pesar de los carteles de "prohibido tocar"?, ¿si dejase de sacarles la lengua a los niños pequeños en la cola del supermercado? Quizá... pero no sé si quiero ser así.
Tengo muchos años por delante para crecer... aunque creo que jamás dejarán de gustarme los peluches, por mucho que lo intente.

8 de diciembre de 2007

Los juguetes ya no son lo que eran.

Cada año por esta época me dedico a recolectar los catálogos de juguetes de todas los sitios que encuentro y, por supuesto, el rey es el de el corte inglés (suelo coger más de uno... por si se estropea de tanto manosearlo... jejejeje...). Es enorme, tiene todos los juegos, muñecos y juguetes que se te puedan pasar por la imaginación (no como Toys`R´us, que por mucho que anuncie "si existe: lo tenemos" me ha demostrado más de una vez que no es cierto... aunque no por ello deja de ser una de mi jugueterías favoritas) y huele a Navidad (la gente dice que huele a petróleo... todo depende de cómo se mire).
Tengo mi ritual particular para no perder detalle de las novedades: miro cada página detenidamente, marco las que considero "interesantes" y, en muchos casos, incluso llamo a mis primas para comentar algo que me ha desconcertado... y este año no ha sido la excepción... las nuevas Barriguitas me han creado un trauma (de hecho ellas me llamaron a mi porque consiguieron el mega catálogo antes que yo).
¿Por qué les han hecho eso?, ¿ya no queda inocencia en el mundo?, ¿qué tipo de niños estamos criando?
Por si alguien está despistado, aclararé que las barriguitas eran unas muñecas de unos 12 centímetros con las que crecimos los de mi generación. Eran bebés regordetes, con piececitos y manitas adorables y totalmente asexuales (en lo que a entrepierna se refiere). Los niños no tenían pelo y las niñas tenían melenita, ya está. Fueran sacando versiones en plan "barriguitas sirena y neptuno", "barriguita mulata", "barriguitas del mundo"... ¡¡pero siempre fueron bebés adorables!!
Yo tenía el armario, el coche de capota y un montón de ropitas con esos minúsculos zapatitos que siempre se perdían... y era feliz con ellos.
Hace un par de años sacaron la versión peluche, que creo que fue un fiasco. Supuestamente estaban dirigidas a bebés (de ahí que fuesen blanditas), pero no debieron venderse demasiado bien porque prácticamente han desaparecido del mapa.
Pero lo de este año es un insulto a la infancia de todos los que nacimos en los 80 y alrededores... ¡¡las barriguitas son abuelos!!
Aquellos bebecitos que tanto quisimos, arropamos y pintamos con rotulador... ¡¡se han convertido en una familia del siglo XXI!! Por amor de dios, pero si el padre parece metrosexual... qué trauma. No quiero ni saber si siguen haciéndolas asexuales o tienen tanto detalle que... ¡¡¡aaaahhhh!!!
Sé que las cosas evolucionan y que con los juguetes pasa lo mismo, pero duele verlo. A la Nancy la destrozaron y la están volviendo a reinventar (gracias al cielo), la Barbie sigue en su línea porque siempre ha sido repelente (para mi gusto claro... sólo tuve una y acabó amputada, pintada con rotulador negro y con el pelo recortado... pobre criatura...) y los Pin&Pon... esa es otra larga historia... ¡¡ahora tienen la camisa y el pantalón de diferente color!! Los que tenía yo eran monocromáticos: si eran rosas, tenían todo rosa. Y punto. Pantalón, camisa, zapatos... todo. Y ni tan siquiera tenían brazos móviles, eran como un tronco de color con cabeza... pero los adoraba (de hecho, y si nadie ha hecho algo de lo que se arrepentirá el resto de su vida, en casa de mi ama sigue estando la casa maletín de Pin&Pon, uno de los juguetes que más me gustaron de toda mi infancia).
Cómo olvidar la casa seta de "Blancanieves y los siete enanitos" (versión sofisticada de las Barriguitas), el Nenuco que hacía pis (todavía no he superado el shock de averiguar que hacía pis por simple gravedad: el agua que entraba por arriba salía por abajo), las muñecas de olores que salían de un huevo, el cinexin y tantos otros juguetes con los que crecimos y que hoy en día han derivado... no sé en qué.
Por eso quiero hacer un llamamiento desde aquí a todos los fabricantes de muñecos del mundo: si queréis a vuestros hijos y/o nietos, dejad de inventar muñecos que crecen, hablan, eructan, caminan y te llaman "mamá" en plan satánico... ¡¡¡los de nuestra época eran mejores!!! (y no dejaban de ser guays cuando se les acababan las pilas).

4 de diciembre de 2007

Villancicos.

Ya dije hace tiempo que Luis Piedrahita era mi ídolo y lo seguirá siendo hasta el fin de los días.
Aquí tenéis su particular visión de los villancicos.

Más sobre Correos.

Lo sé, hace poco hablé de Correos y me despaché a gusto, pero es que no paran de sorprenderme.
El otro día me llamaron al timbre de casa y cuando fui a abrir el cartero se quedó sorprendido: "¿estás en casa?... vaya..." (hay que decir que ese hombre no me conoce de nada y creía que no conocía tampoco mi rutina... pero parece ser que estoy vigilada).
La explicación vino cuando me confesó que tenía un paquete para mi pero que como era grande y él había supuesto que yo no iba a estar (¿?), no lo había traído para no cargar con él... qué fuerte... y encima tuvo la poca vergüenza de preguntarme si quería que me lo trajera: ¡¡sííí!!
Y ayer estuve en una oficina de Correos: fui a llevar dos cajas enormes llenas de regalos de Navidad. Cada caja pesaba más de 15 y para no dejarme el sueldo del mes en enviarlas, quería hacerlo por paquete azul (es el más barato y el que más tarda en llegar)... pero eso lo sabía yo.
Después de estar una media hora esperando (había bastante gente y las dos chicas que atendían no tenían ninguna prisa), entregué las dos cajas y los papeles que había rellenado en mi casa para ahorrar tiempo. Bueno, pues sin decirme nada (lo lógico es que te regunten cómo lo quieres mandar: normal, urgente, certificado... digo yo que cada cual podrá elegir la manera... ¿o no?) preparó el envío como ella quiso y ni tan siquiera me dio a rellenar los formularios necesarios para ese tipo de paquete (temas de aduana). Yo alucino.
Ya sé que la que trabaja en Correos es ella y no yo y que, por lo tanto, debo asumir que sus conocimientos sobre el tema son mayores que lo míos pero... ¿por qué no tuve que rellenar el papel de siempre?, ¿por qué no me dio opción de enviarlo como yo quiera, aunque sea más caro? No entiendo nada.
Y encima,. cuando le pregunté cuánto tardaría más o menos en llegar (sé que es entre 15 y 20 días, pero me parto de risa al ver que cada uno dice una cosa diferente y por eso pregunto siempre... soy mala...), va y me dice que unos 20 días como mínimo... ¡¡pero laborables!! Que no cuente ni fines de semana ni festivos... ¿pero estamos todos locos?, ¿pretenden decirme que una mosca coja, tuerta y con un ala amputada puede darle dos vueltas a la tierra antes de que un miserable paquete recorra 3.000km?, ¿cómo es posible?, ¿lo tiran al mar y esperan a que lo arrastre la marea hasta su destino?
Yo, de verdad... me dejan a cuadros. "es que en Naviad tenemos muchos paquetes que repartir"... ¿?¿?¿?¿?... ¡¡PUES CONTRATAD A PAPA NOEL!! Tiene mogollón de callo en entregar un millón de cosas en una sola noche.
Así que visto lo visto sólo me queda decir dos cosas:
* mi cumpleaños es en abril: todos los que queráis mandarme regalitos enmpezad a enviarlos ya, que sino no llegan a tiempo.
* a mis familiares y amigos: si llega la Navidad y no tenéis regalos... lo siento, vale que este año he andado muy tarde pero juro que mandé los paquetes el día 3 para que, aunque tardasen lo máximo llegasen para el 24... ya no está en mi mano hacer nada para que los recibáis a tiempo.

28 de noviembre de 2007

Triste destino para un jabón.

¿Qué pasa con los pequeños jabones de los hoteles?, ¿por qué todo el mundo los roba aunque no los necesite?, ¿por qué te los quitan una vez abiertos?
Tú vas a un hotel, abres el sobrecito que envuelve el jabón para lavarte las manos y, aunque la pastilla está prácticamente intacta... ¡¡al día siguiente siempre te la cambia la de la limpieza!! Da igual que no haya menguado de tamaño y que siga cumpliendo con su función de quitar la mugre de las manos... ¡¡nunca te dejan volver a utilizarla!! Y es algo que no comprendo, y menos hoy en día con la "moda" del reciclaje.
Me dan mucha pena porque, ¿qué hacen con ellas?, ¿las tiran?, ¿las derriten y las vuelven a convertir en pastillas de jabón?, ¿van perdiendo categoría y lo que empezó siendo un jabón de hotel de 5 estrellas acaba en el baño de una cutre pensión?, ¿alguna vez me habré lavado las manos con la misma pastilla que algún famoso?
Luego está el envoltorio, que siempre es de propaganda del sitio en el que estés alojado, aunque sea tan cutre que hayan tenido que destinar el dinero del "mataratas" a imprimir las dichosas bolsitas para el jabón.
Y eso me hace pensar... ¿cambiarán las pastillas queriendo para que te las lleves siempre? (nadie roba un jabón sin plastiquito, está demostrado), ¿creerán que así consiguen que su hotel tenga propaganda gratuita?, ¿no saben que siempre acaban en algún cajón del baño, esperando a que llegue el día en el que te hartes de verlas y las tires a la basura?, ¿que lo único que logran es que se te dibuje una sonrisa al verla y pienses "es verdad, estuve aquí"?, ¿o quizá es oparte del experiemto de un científico loco que se mete por las noches en nuestros baños y nos pone jabones de sitios en los que nunca hemos estado para intentar inculcarnos recuerdos falsos?, ¿sería eso posible?, ¿alguien tienen recuerdos de un sitio del que no tiene ninguna foto ni souvenir... salvo la pastillita de jabón?
Estas son algunas de las dudas existenciales que me ha creado mi recienete visita a Barcelona... por cierto, la pastillita de jabón del hotel está en mi baño... jejejeje...

27 de noviembre de 2007

Es una historia verídica: lo juro.

Hoy me he levantado a las 6:50 de la mañana (¿o debería decir madrugada?) y, a pesar de que dadas las horas todavía no había sido capaz de abrir los ojos y que las tres cuartas partes principales de mi cerebro estaban dormidas, he visto una luz extraña que entraba por la ventana... ¡¡fuego!!
Para mi sorpresa, la vecina de enfrente (que yo hasta ahora consideraba una persona en sus cabales) tenía montada una especie de fogata en su azotea y estaba quemando cartones... o al menos eso es lo que yo pensaba. Como es lógico y natural me he alarmado, pero el hecho de verla tan feliz al lado del fuego junto con otras 4 personas (entre ellas una chavalita de unos 16 años, con un par de cuadernos en las manos y con cara de "en cuanto acabemos me voy al instituto") me ha tranquilizado bastante, porque digo yo que si se llegan a estar quemando vivos gritarían... aunque sólo sea un poco...
En cuestión de minutos he oído sirenas y han aparecido 2 camiones de bomberos (que se han metido en dirección contraria... pero cualquiera les dice algo, que luego te cogen manía y como tu gato se suba a un árbol y no pueda bajar lo dejan allí hasta que se quede petrificado) y un coche de policía que ha cortado la calle al tráfico.
Primer pensamiento: "¿cómo saco yo el coche ahora si los dos lados de la calle están cerrados?"
Bostezo.
Segundo pensamiento: "qué mala persona soy que hay un incendio enfrente y a mí sólo me preocupa mi coche".
Los bomberos han salido del camión, se han puesto a hablar con las personas que estaban al lado de la fogata y por alguna extraña razón... ¡¡se han ido sin apagarla!! (guay, ya puedo sacar el coche).
He salido a la calle (tenía que irme, no ha sido sólo por morbo y para ver qué pasaba) y tras enterarme de que el fuego llevaba encendido, como mínimo, desde las 5:30 horas de la mañana (flipante), un policía me ha preguntado a qué bendito vecino podía despertar para subir a la azotea y ver el fuego desde arriba porque, sorpresa, sorpresa... ¡¡no querían apagarlo!!
El policía, una vez en la azotea, se ha puesto a gritarle a la dueña de la casa incendiada (y cito palabras textuales... más o menos): "señora, o echa más agua y apaga eso ahora mismo, ¡o le juro por mi madre que tiro la puerta, vuelvo a llamar a los bomberos y le inundamos la casa!".
A todo esto, en la puerta de la casa estaba una de las amigas de mi vecina loca, indignadísima porque alguien había llamado a los bomberos: "¿a cuento de qué yo no puedo hacer lo que me dé la gana dentro de mi casa?". Y por si todo esto fuera poco, el otro policía ha dicho que la señora estaba quemando ¡¡una nevera!!
¿Una nevera?, ¿cómo se quema una nevera?, ¿para qué? Porque que se ponga a quemar cartones (o lo que sea) a las 5:30 de la mañana ya es como para meterla en un manicomio pero... ¿una nevera?, ¿nadie le ha dicho que tienen un gas inflamable?, ¿pretendía calcinarla hasta el punto de que se convirtiese en ceniza y luego echarla a reciclar?, ¿por qué no la lleva a un punto limpio, como todo el mundo?
Y analizándolo más detalladamente... ¿por qué había gente en su casa?, ¿lo tenía planeado?, ¿no ha sido un arranque de histeria acordándose de algún ex novio malvado que se dedicaba a fabricar frigoríficos?, ¿por qué no ha dejado entrar a los bomberos?
Yo he tenido que irme y, para cuando he vuelto, todo había vuelto a la normalidad (excepto el suelo quemado de la zotea, claro)... procuraré enterarme de más detalles.
P.D. Antonio, ¿¡¡a dónde me has traído a vivir!!?

23 de noviembre de 2007

Moribundo ha muerto... otra vez :(

Es un hecho, Moribundo ya no está con nosotros... bueno, todavía sí porque aún no lo he sacado del acuario (me da repelus... y mi maridito es muy bueno y hace esas cosas por mi): está en el fondo, tripa-arriba, gordo como una bolla y cada vez más transparente.
Y es un trauma que tengo, porque he comprado dos peces de ese estilo (se llaman guerreros del Siam)... y los dos se han muerto.
El primero fue un regalo de santo (o cumpleaños, no me acuerdo): le compré una pecera pequeñita, le puse una planta de plástico y hasta le dibujé peces en las paredes (por fuera, no se fuera a intoxicar) para que no se sintiese solo... pero no hubo manera. Duró exactamente tres días (incluidos los dos que estuvo escondido para que no lo viese Antonio, que era el que lo iba a recibir). Se metía debajo de la planta de plástico como si se estuviera tapando con la hoja... y me hacía gracia porque parecía que estaba medio muerto (de ahí lo de Moribundo)... al ver que el pobre bicho estaba malito lo pasamos al acuario grande, para que tuviese agua calentita y limpia todo el rato... pero aún así se fue al cielo de los peces (¿cómo será el infierno de los peces?, ¿una pescadería?, ¿qué peces irán allí?, ¿cómo puede pecar un pez?, ¿acaso no son todas buenos menos las pirañas?, ¿o es que sólo hay pirañas en el infierno?).
Fue una pérdida dolorosa, porque era un pez muy mono.
Un año más tarde volví a intentarlo y compré otro pez igual: Moribundo 2 (aunque este siempre ha parecido sano... hasta el final, claro). Estuvo en el acuario desde el principio, se hizo amigo de los demás, me daba besitos cuando les cambiaba el agua y se le veía feliz, de un lado para el otro y durmiendo cada noche sobre la tapa del filtro... Hasta que un día se quedó preñado (cosa sorprendente teniendo en cuenta que era macho).
Empezó a engordar, tanto que parecía que estaba incubando manada y media de dinosaurios gigantes... pero se le veía contento. Siguió poniéndose más y más gordo, hasta el punto de que la piel se le estiró tanto que empezó a quedarse transparente (era morado oscuro), y entonces miramos por internet a ver si averiguábamos qué le pasaba. Había dos opciones: una enfermedad mortal o estreñimiento patológico llevado al extremo. Decidimos quedarnos con la opción dos... más que nada porque tenía cura.
En la tienda de peces nos dieron una comida especial (que en teoría era laxante) y nos dijeron que si no veíamos mejora le apretásemos un poco la tripa (¿en serio?, es como si a ti te pasan una apisonadora por encima porque estás estreñido...).
Tuvimos que hacerlo (lo de apretujarlo), pero el resultado fue nulo: siguió tan gordo como siempre, pero encima le arrancamos escamas y estuvo un día hecho polvo sin poder mover una aleta.
Se recuperó del trauma y ha sido un pez feliz... hasta hoy (al menos eso quiero pensar). Ayer ya estaba algo más raro de la habitual, tirado en el fondo y casi sin poder moverse... y esta mañana ha llegado su cruel final: ha muerto.
Supongo que tenía esa enfermedad extraña (de ahí que se fuese poniendo transparente) y no un estreñimiento salvaje... sea como sea, nunca le olvidaré.

17 de noviembre de 2007

Gracias.

Gracias por encontrarme aquel día en el chat.
Gracias por no pedirme que dejen de gustarme los peluches.
Gracias por cuidarme cuando estoy malita.
Gracias por saber aguantarme los días en los que sólo quiero esconderme detrás de un cojín.
Gracias por dejar que me suba a los columpios.
Gracias por intentar explicarme cosas del espacio, aunque sigo diciendo que Plutón es un planeta.
Gracias por reírte cuando te pongo disparates en el blog.
Gracias por dejarme trastocar toda tu vida cuando aparecí cargada de maletas hace casi 5 años.
Gracias por acompañarme al cine a ver "pelis de niños" (reconócelo, a ti también te gustan).
Gracias por apreciar todas las manualidades que hago, aunque algunas me salgan fatal.
Gracias por decir que mi "bizkotxo" de limón es el mejor del mundo.
Gracias por cuidar de mis cactus (sin ti habrían muerto hace meses).
Gracias por dejarme entrar en las jugueterías siempre que quiero.
Gracias por pelar tonelada y media de patatas cada vez que te lo pido.
Gracias por haberme cedido más de la mitad de la habitación del caos.
Gracias por la boda tan increíble que me hiciste vivir.
Gracias...

8 de noviembre de 2007

Kung fu.

Hacía tiempo que no ponía ningún vídeo de bebés, así que he decidido terminar con esa racha.
Si algún día tengo un niño, espero que no se parezca en algo a este... ¡¡me daría mucho miedo!!
¿Quién dice que las artes marciales están en peligro de extinción?

6 de noviembre de 2007

La cola del supermercado.

Ésta mañana he ido al supermercado y, aunque no he tenido el "placer" de pasar por la charcutería, he vivido la experiencia que posiblemente más me cabrea: soportar a la gente que se pone detrás de ti para que les dejes colarse.
No puedo con ellos.
Hoy en día todos los supermercados grandes del mundo tienen cajas para pocos artículos o, en su defecto, para cestas, pero hay un grupillo de gente desconsiderada que no las utiliza, poniéndose en otras y tratando de dar pena.
He aguantado la cola como una bendita (3 carros tan cargados o más que el mío, y puedo jurar que a mí no me cabía ni un alfiler más) y, casi cuando estaba a punto de empezar a poner las cosas en la caja, tras de mí ha aparecido una pareja ¡¡con sólo 2 botellines de agua!!
El primer instinto ha sido decirles "pasad", pero entonces me he dado cuenta de que estaba justo al lado de la zona de cajas sólo para cestas, así que me he reprimido, y si a eso le sumamos que han empezado a mirarme con cara de "desde luego, ¿no nos vas a dejar pasar?, qué mala persona que eres"... pues me he ido cabreando por momentos.
Y encima se han puesto a chismorrear entre ellos, diciendo que siempre dejan pasar a la gente cuando sólo llevan una cosa... ¡¡pero tendrán morro!! Fijo que esos dos no cuelan ni a una embarazada en plena contracción.
Lo que más me fastidia es que dan por hecho que les vas a dejar pasar; probablemente y si no hubiese sido por las circunstancias, lo hubiese hecho... pero me revienta que tenga que ser por obligación, y no porque me apetece hacer la buena acción del día.
Ya sé lo que estáis pensando: "eso lo hacemos todos, seguro que tú también te has puesto detrás de alguien esperando darle penita para que te deje pasar"... vale, sí, lo reconozco, y si ha salido de esa persona el colarme se lo agradezco, pero no le acribillo a miradas asesinas si no lo hace.
Así que os pido desde aquí que seáis valientes, que os enfrentéis a sus miradas asesinas y digáis alto y claro ¡¡VÁYASE A LA CAJA DE POCOS ARTÍCULOS Y DÉJEME VIVIR TRANQUILO!!

3 de noviembre de 2007

Érase una vez...

Me ha costado mucho tiempo, darle mucha caña al pobre emule (que ha estado a punto de declararse en huelga por exceso de trabajo) y muchas intentonas pero, por fin, puedo decir que ¡¡TENGO TODAS LAS SERIES DE "ÉRASE UNA VEZ..."!!
Por si alguien se lo está preguntando, son éstas: el cuerpo humano, el hombre, los inventores, el espacio y los exploradores.
Me siento realizada :)
Al final he conseguido descargarme hasta las que no he visto nunca, pero que tienen casi el mismo encanto que la del cuerpo humano, esa con la que crecimos y que tanto nos ayudó a entender qué eran las plaquetas y cómo funcionaba nuestro complejo cuerpo.
He tenido que comprar una tarrina completa de dvd´s porque las series completas ocupan como un millón de gigas y como no las quite pronto de la memoria del ordenador va a terminar por explotar... aún me falta grabarlas, pero eso se hace en un momentito.
Y si a eso le sumamos que mi proyecto de recopilar las series de nuestras infancia ha alcanzado las escalofriante cifra de 344 archivos (entre series, dibujos animados, programas y alguna curiosidad más), puedo decir que he cumplido uno de mis propósitos para el 2.007... ¡¡qué guay!!

30 de octubre de 2007

El coche vuelve al médico... ¡¡pero sólo de visita!!

Ayer llevé el coche a la Renault... otra vez; pero que no cunda el pánico: está bien.
Cierto es que a pesar de los 700 euros en reparaciones de la vez anterior sigue haciendo un ruidillo extraño y le sigue vibrando levemente el pedal (cosa de la que sigo siendo la única que se percata, yo creo que es porque es tímido y sólo lo hace conmigo, que tiene confianza) pero he llegado a la conclusión de que es un achaque de la edad... como cuando nosotros hacemos ruidos al sentarnos en el sofá o nos crujen las rodillas al levantarnos... pero en versión coche... y como el "médico" dijo que estaba todo bien, pues nada, a escuchar el ruidillo y a quererle igual, que para algo es mi primer coche y espero que lo siga siendo, como mínimo, durante los próximos 5 años (aunque si alguien quiere regalarme un Beetle nuevo de color verde y con el seguro pagado para siempre... pues tampoco le iba a decir que no).
La cuestión es que lo llevé porque hace un par de semanas se rompió la pieza de plástico que sujeta la funda que cubre la palanca de cambios (dios, qué complicado es explicar qué pieza es) y, aunque intenté hacerle un apaño con velcro y pegamento, se sigue soltando. Pregunté en tiendas y todo el mundo me dijo que no la tenían (la funda sí, pero la pieza que va grapada a la funda no, y es la que yo necesito) y que preguntase en la casa oficial.
Pues ahí que fuimos el coche y yo, dispuestos a dar un millón de vueltas para poder aparcarlo y con la esperanza de encontrar lo que buscábamos.
Tuve que dejarlo en doble fila, dentro del "aparcamiento" que hay frente a la tienda de recambios y que, en teoría, es sólo para trabajadores (razón por la que un par de ellos me miraron muy mal... ¡¡pero es que no había más sitio!!, ¡¡y sólo iba a tardar un minuto!!... lo sé, no es excusa... ¡¡lo siento!!). Entré y pregunté:

- Hola, buenos días -ante todo educación-, ¿tenéis la pieza que blablablabla...? (no voy a volver a escribirlo todo, ya sabéis de lo que hablo).
- Sí, pero tienes que comprarla entera, es decir, con funda y todo... y como es un de cuero, sale un poco cara -me mira desafiante, en plan "no la vas a comprar ni de palo cuando te diga el precio"-...
- Ya... -en realidad estoy pensando "j**** qué caro es todo aquí", pero como soy de Bilbo y por consiguiente más chula que un ocho, pues no se lo voy a demostrar- ¿y qué significa "un poco cara"?
- Bueno, pues dependiendo del modelo del coche, entre 60 y 80 euros...

¿¡¡Pero se han vuelto todos los locos!!?, ¿80 euros?, ¿pretenden decirme que un coche nuevo cuesta lo mismo que 100 fundas para la palanca de cambios?, ¿en qué tipo de mundo extraño y cruel vivimos?
En definitiva, el chico y yo llegamos a la conclusión de que lo mejor que podía hacer era pegarlo con el pegamento más fuerte que encuentre y rezar porque nunca haga falta separarlo, porque entonces habrá que embadurnar el coche en disolvente o pegarle una paliza hasta que lo suelte, y tampoco es plan.
Ya os contaré si logro un pegamento que me sirva... (lo duuuudoooo)...

29 de octubre de 2007

¡¡Me encanta!!


Este es el último anuncio de Ikea, que actualmente se puede ver en casi todos los canales de televisión.
No me preguntéis por qué, pero me encanta; la primera vez tan sólo escuché la canción sin ver las imágenes (estaba en otra habitación) y lo cierto es que me reí un rato... cuando conseguí ver el anuncio completo, me reí aún más.
Cierto es que no soy objetiva porque adoro Ikea (me conquistó el día que entré en esa enorme tienda por primera vez y me llevé mi primer lápiz), pero me reconoceréis que el tipo de casa que aparece en sus anuncios (tanto de la tele como de las revistas) es mucho más cercana que las que se ven en el resto de tiendas de decoración.
Y es que éstas últimas suelen ser casas sin alma, bonitas en apariencia pero vacías en sentimiento. Alguna vez he estado en sitios así y realmente da miedo sentarse en el sofá por si "deformas" los cojines, o pisar la alfombra por si se mancha. Una vez, incluso estuve en una que tenía un marco de fotos... ¡¡sin foto!!
Quizá mi casa sea como la casita de "PinyPon" (eso dice mi ama) y sé que hay cosas con ojos por todas partes (incluso en la alfombra del baño, que es un pez) porque siempre me lo dice una amiga pero, ¿qué queréis que os diga? Me parece acogedora, creo que la gente se siente bien en ella y, aunque hay tantas cosas de Ikea que casi se podría hacer el catálogo completo... ¡¡¡yo me encargo de darle un toque más personal!!
Bienvenidos a la república independiente de mi casa.

26 de octubre de 2007

El huevo doble.


Ayer fue uno de esos días en los que estaba en casa y lo único que tenía en la nevera eran huevos y poco más, y viendo que tenía que comer y que mi espalda torcida no estaba por la labor de ponerse a recolectar pelusas de debajo de la cama para hacer una sopa, hice huevos a la cubana (arroz blanco y huevos a la plancha, para los que no entráis mucho en la cocina).
Saqué dos huevos del frigorífico y, tras comprobar que uno de ellos era notablemente más grande que el otro (de hecho, hasta le saqué una foto con el móvil por lo llamativo que era), me puse a cocinar... y cual fue mi sorpresa cuando lo casco, lo echo en la sartén... ¡¡y descubro que tiene dos yemas!!, ¡¡cómo mola!!, ¡¡más para untar!!
Estuve tentada de pintarle una sonrisa con un poco de ketchup, pero como me conozco sabía que si lo hacía iba a ser incapaz de comérmelo (tengo un molde para bizcochos con forma de oso que no utilizo porque se me parte el corazón cuando tengo que partirlo en trozos), así que lo dejé como estaba y me lo zampé.
Pero ahora ha llegado el momento de reflexionar (es que soy muy profunda): ¿por qué tenía dos yemas?, ¿hubiesen nacido dos pollitos sino llega a ser porque un granjero malvado secuestró el huevo?, ¿o hubiese sido un pollo con dos cabezas?, la gallina que puso ese pedazo de huevo... ¿tuvo asistencia sanitaria?, ¿le pusieron la epidural?, ¿ya se habrá recuperado?, ¿estará traumatizada porque no hace más que poner huevos y no consigue tener ni un pollito al que educar y cuidar con amor?, ¿por qué me dan grimas los huevos naranjas y diminutos de los peces y los de las gallinas no?, ¿acaso tuve algún tipo de problema con ellas en otra vida y por eso no me inspiran ternura?, ¿qué pasó realmente con aquel pollo morado que tenían mis primos cuando éramos pequeños?, ¿de verdad piensan que me creí que se escapó volando por la ventana?, ¿por qué no vuelan si tienen alas?, ¿será que son compresas glamurosas y por eso tienen plumas?, ¿los huevos kinder salen de gallinas de chocolate?, ¿qué pasaría si las gallinas tuviesen muñequitos en vez de pollitos?, ¿sabrían montarlos?, ¿les querrían igual? qué fue primero, ¿el huevo o la gallina?
Tantas dudas me inquietan.
P.D. Siento haber repetido tantas veces la palabra huevo pero... ¿cómo se puede decir huevo sin decir huevo?

¡¡Yo quiero una!!

Aquí os presento a las "Unazukin", el último invento creado por las increíbles mentes japonesas. Son unas diminutas muñequitas que contestan "sí" o "no" a cualquier pregunta y, aunque obviamente no creo que sea buena idea dejar decisiones transcendentales en sus manos, son una monada y un auténtico puntazo.
Hay un montón de vídeos sobre ellas en el "you tube", pero éste es el más... ¿impactante?
Por cierto, ¿he dicho ya que ¡¡QUIERO UNA!!? :)

24 de octubre de 2007

Mi vida horizontal.

Menuda racha llevo: pillo anginas, me como un helado malvado que me hace un boquete en el estómago y ahora me descuajeringado la espalda... si es que estoy para el arrastre... ¿será la edad?
Llevo desde el jueves torcida (tanto que parezco la versión distorsionada de la "Z" del zorro) y aún no me he acostumbrado a mi nueva vida horizontal (del sofá a la cama y de la cama la sofá).
Los primeros días aguantaba sentada y aproveché para coser cosas como si me fuera la vida en ello, pero cuando todo empezaba a normalizarse mi espalda decidió crujir de nuevo y todos los adelantos se fueron para atrás, como los cangrejos.
Y esta situación me ha generado inquietantes dudas: ¿por qué no ponemos la tele en el techo?, ¿por qué nadie inventa una tele en la que las imágenes se inclinen para que tú la puedas ver bien aún estando tumbada?, ¿alguien es capaz de leer los subtítulos estando en esa postura? , ¿por qué cuesta tanto beber agua (o cualquier otro líquido) estando acostada?, ¿por qué te aburres tanto en 10 minutos que llevas en el sofá, cuando aguantas horas tirada en la playa tomando el sol (aunque en mi caso no son muchas, la verdad)?, ¿por qué no inventan bolis que escriban hacia arriba?, ¿será un complot de los creadores de los lápices?, ¿por qué mi espalda me hace esto ahora que estaba enfrascada en la tarea de hacer los regalos navideños?, ¿por qué no hay una ley que obligue a los médicos a venir a casa a darme drogas y huevos kinder cuando estoy malita?, ¿cuándo voy a dejar de ver el mundo como si midiera 1´50?, ¿sería capaz de darle al último botón del ascensor del edificio más alto del mundo?, ¿por qué levanto un pie y otro no cuando intento ponerme recta?...
Se me ocurren más, pero los latigazos de la espalda me indican que vuelva al sofá, así que tendré que dejarlo para otro día...

22 de octubre de 2007

Ponte buena, ¿vale?

Sé que estás malita y que yo no estoy allí contigo para darte mimos, pero amatxu te va a cuidar tan bien o mejor que yo, y eso hace que esté más tranquila.
Sé que estás enfadada porque me marché y, aunque intenté explicarte mis razones, tú sólo entendiste que ya no iba a estar allí contigo, que ya no volvería a contarte el cuento del caramelito de menta y que ya no volveríamos a cantar la canción de "Pocahontas" de camino al médico para que te tranquilizaras.
Entiendo que las pocas veces que me ves al año te escondas y tardes en venir a saludarme, porque nunca olvidaré la carita que tenías aquel día que salí de casa a las 5 de la mañana llevándome dos grandes maletas conmigo.
Perdóname por no ir a visitarte la última vez que estuve en Bilbo, por estar demasiado ocupada con los preparativos de la boda como para pasarme un minuto por casa y decirte que te quiero y que siempre te querré.
Y sobre todo, siento no estar a tu lado en ese sofá azul que ocupa el lugar de mi cama, abrazándote y diciéndote que te vas a poner bien, que el médico te va a curar , que todo esto sólo va a ser un susto...
Te quiero.

21 de octubre de 2007

¡¡Primer premio!!

Como supongo que ya sabréis, tengo una cuenta de flickr con un montón de fotos y pertenezco también a bastantes grupos, sobre todo de manualidades, en los que se ponen en común conocimientos, trucos e ideas. Entre ellos hay uno llamado reciclarte que, como su propio nombre indica, está dedicado a manualidades hechas con materiales reciclados.
Bueno, pues el otro día me invitaron a un concurso en el que se premiaría el mejor trabajo hecho con esas condiciones y yo participé en las 4 categorías: plástico, papel, vidrio y metal.
Y hoy estoy aquí para contar que ¡¡mi bichito y yo hemos ganado!! Primer premio en la categoría metal, sobre todo por su originalidad.

¡¡Qué ilusión!!

Perdidos.

El otro día sufrimos una especie de estado de locura transitoria y, aunque éramos perfectamente conscientes de que lo estaban dando por la tele y que era un capricho, nos compramos la 3ª temporada de "Perdidos".
Intentamos convencernos de que la íbamos a ver los lunes (dos capítulos por semana) para ir al mismo ritmo que en la tele... ya... nos la hemos pulido en 5 días... jejejeje...
Y es que tener la caja ahí, mirándonos desafiante desde la balda e ignorarla era imposible. Cada vez que veíamos un capítulo y nos quedábamos con cara de idiotas por lo que había pasado, no podíamos evitar pensar "quiero ver más... ¡¡puedo ver más!!" Y es lo que tiene: el viernes vimos 4 de golpe y ayer los últimos tres.
Vale, lo reconozco: me llamo Naiara y soy adicta a "Perdidos".
Y ahora llegan las preguntas qué me corroen: ¿alguien duda que sea la mejor serie de la televisión de la historia?, ¿qué comen los guionistas para inventarse semejantes capítulos?, ¿cómo es posible que a le gente no le guste?, ¿siempre nos quedaremos con la mandíbula desencajada al ver los capítulos?, ¿incluso cuando termine?, ¿cuánto tiempo van a tardar en estrenar la 4ª temporada?, ¿de verdad están en una isla?, ¿o es que están todos muertos y es la peor versión del cielo que se haya interpretado jamás?, ¿o será que están en el infierno?, ¿por qué cada vez que crees entender algo te trastocan todo?, ¿¿¿¿CUÁNDO VAMOS A PODER VER EL FINAL????, ¿quien nos va a pagar al psicoterapeuta que nos ayude a superar todo esto?
P.D. No mola nada que ésta isla no sea tan "divertida".
2ª P.D. Aday, ¿en serio crees que esta temporada ha estado floja?, ¡¡pero si yo he estado al borde del infarto todo el rato!!
3ª P.D. A todos los que no hayáis cometido la locura de compraros la temporada en DVD... ¡¡tenéis que verla por la tele!!

17 de octubre de 2007

La charcutería... ese extraño lugar.

La charcutería es un sitio al que me gusta ir (qué remedio, normalmente tengo que esperar unos 40 números como mínimo), quizá porque estoy fascinada por los individuos que en ella trabajan: los charcuteros y/o charcuteras.
Cuando empiezan a trabajar ahí, ¿hacen un curso especial en el que les borran de la mente sus conocimientos matemáticos?, ¿son conscientes de que si pides una cosa es porque quieres esa cosa y no algo que según ellos se le parece?, ¿alguien les ha dicho que el pañuelo de la cabeza les queda muy mal?, ¿odian a su jefe por obligarles a llevarlo? Son dudas que me corroen las entrañas.
Cuando vine aquí solía ir a un super cercano a casa y comprar jamón de york (o similares) era todo un suplicio. Casi siempre me atendía un chico y era la batalla interminable:

- Buenos días, ¿me das 100gr. de jamón?
- Sí, claro - me los pone -... ¿algo más?
- No, gracias.
-¿Estás segura*?, ¿no quieres chorizo?, ¿o mortadela?, ¿o salchichón? tengo un queso muy rico... y un jamón serrano en oferta que sólo cuesta 329.785 euros el kilo...

Pero vamos a ver, ¿tengo cara de pasar hambre?, ¿o de tener menos memoria que un pez y no recordar lo que quiero? Porque que te lo haga una vez vale (de hecho, la primera vez pensé "qué majo"), pero siempre...
Y luego está el fascinante tema de las cantidades: nunca te dan la que quieres. De hecho, las poquísimas veces que te cortan los gr. que has pedido se quedan mirando como fascinados las balanza y, si ven que estás despistado, cortan 50 gr. más y te los echan de estrangis. ¿Por qué lo hacen? sí, vale, para cobrarte más pero... ¿la gente no tiene conciencia? El otro día pedí 100gr. de mortadela y me dieron ¡¡178!!, ¡¡eso es un 78% más!!, y de mortadela... ¡¡qué se pone mala casi antes de llevarla a casa!!
La charcutera en cuestión ni se inmutó; de hecho, ni se molestó en mirar cuánto me había dado... podía haber sido medio kilo y se hubiese quedado tan tranquila.
Pero es que lo peor de todo es que como te atrevas a decir "mira, no quiero tanto, quítame lo que sobra" (y hay que ser muy valiente para hacerlo), te miran con cara de "con la de niños que hay en el mundo muertos de hambre, ¿vas a hacer que te quite la mortadela sobrante y la tire a la basura?" Si es que te hacen sentir tan culpable que te dan ganas de llevarte el fiambre entero a casa...
Pero seamos valientes, unámonos y dejemos de pedir 50 gr. menos de lo queremos para ver si así conseguimos llevarnos la cantidad justa... ¡¡algún día conseguiremos que ir a la charcutería deje de ser una aventura!! (aunque entonces será menos divertido).

****

* "¿Estás segura?"

Esta pregunta, ¿por qué se hace? Es como cuando te llaman por teléfono a casa preguntado por Rita o por la compañía del gas y contestas "se ha equivocado" (educadamente, porque sabes que cuando te pasa a ti te da mucho palo) y te saltan "¿estás segura?" Pues sí, estoy segura.
Nunca lo entenderé.

15 de octubre de 2007

Correos.

¿Por qué correos funciona tan mal?, ¿lo hacen queriendo para que la gente se harte de ellos y deje de mandar cartas?, ¿los trabajadores no tienen una conciencia que les implora que entreguen los paquetes a los destinatarios bajo amenaza de no dejarles dormir?, ¿por qué no hay ninguna empresa privada que les haga competencia para hacer que se pongan las pilas?
No lo entiendo.
Utilizo mucho ese servicio, y más desde que vivo en Canarias, lo que ha hecho que me conozca casi todos los tipos de envíos comunes que son dignos de mención...

* Envío ordinario: es el sistema más barato y comprende cartas y paquetes de hasta los 2 kg, aunque en la gran mayoría de las oficinas intenten convencerte de que ningún paquete (da igual el peso) puede enviarse de esa manera... ¿he dicho ya que es el más barato? En teoría tarda unos 4 días en llegar... pero reitero lo de "en teoría", porque depende muchísimo de su lugar de origen y de destino (aunque no debería de ser así).
* Envío certificado: este es igual que el anterior, pero más caro y tarda bastante más tiempo en llegar (aunque te digan lo contrario). Lo mejor de todo es preguntar cual es la ventaja de ese envío... la respuesta es aplastante: "te garantizamos que llega" ¿¿¡¡CÓMO!!??, ¿pretenden decirme que el ordinario quizá no llegue a su destino? Muy fuerte.
* Envío urgente: casi no lo he utilizado porque es una vergüenza... ¿qué sentido tiene que sea urgente y tardes 4 días en recibirlo? Inexplicable.
* envíos tipo paquete azul, paquete express... : estos son de traca... a veces te hacen llenar un papel para la aduana, otras veces no; en teoría te dicen que tarda 15 días pero muchas veces llega antes; el paquete express es carísimo y casi nunca cumple las fechas de entrega (y encima una vez tuve que pagar por recibirlo tarde)... una vergüenza.

Pero lo peor de todo, sin duda alguna, es lo poco capaces que son de recibir quejas por parte de lo clientes. He ido un millón de veces a reclamar paquetes que tenían que haberme llegado hace tiempo (como postales de navidad enviadas a principios de diciembre... y que recibí el 20 de enero y porque estuve tocándoles las narices un par de días) y siempre se escudan en lo mismo "es que Canarias está muy lejos"... ya... ¿se creen que soy idiota? Nunca se me dio bien la geografía, pero que yo sepa hay los mismos km. de aquí a Bilbo, que de Bilbo a Gran Canaria... entonces, ¿por qué tardo 3 veces más en recibir las cosas? Pues, sencillamente, porque no las reparten (y esto me lo ha confesado un cartero, al que su jefe le echó el marrón de lidiar con una clienta indignada y cabreada... osea, yo).
¿Falta de empleados? Que contraten más; hay mucha gente en el paro deseando trabajar.
¿Poca vergüenza? Quizá eso sea culpa nuestra, por no reclamar lo suficiente (aunque está visto que no sirve de nada).

13 de octubre de 2007

Bus turístico... ¿para qué?

No entiendo qué les pasa a los autobuses en esta ciudad (aunque creo que en todas es igual): ¿por qué dan tanta vuelta?, ¿acaso intentan traumatizarnos de por vida?, ¿o es que quieren deprimir a los buses turísticos para que desaparezcan y tratan de conseguirlo haciéndoles una competencia salvaje?
Y es que lo del otro día no fue ni media normal. Después de patearme una cuarta parte de la ciudad buscando una parada que me sirviese (pregunté unas cinco veces y quitando el último señor que, encima de "ligar" conmigo, me dio unas indicaciones adecuadas, el resto me mandó a donde le dio la real gana), logré subirme a uno que iba hacia donde yo quería... o al menos eso me dijeron.
Estaba a reventar, fui todo el viaje acompañada por el sobaco de un señor que no debe de saber lo que es la ducha... y conocí calles de la ciudad que en estos 4 años ni tan siquiera había imaginado que existían.
¿Tanto les cuesta ir rectos?... o por lo menos ¿¡no pasearnos por toda la ciudad!?
Yo quería ir a la plaza Santa Catalina y juro por dios que desde que la vi (estaba a un km. en línea recta, más o menos) hasta que llegamos ¡¡pasaron mínimo 15 minutos!! Empezó a recorrer callecitas, callejones, avenidas... pasamos unas 4 veces al lado de la playa, recorrimos todos los hoteles de la zona, volvimos a ir hacia atrás a pasar por el "corte inglés"... todo esto acompañado por un millón de paradas en las que subía y bajaba gente y 22.395.698.765 millones de semáforos... todos en rojo, por supuesto.
Y encima no paró en Santa Catalina, sino 2 calles más atrás... que como no sepas dónde estás (y con tantas vueltas es bastante fácil despistarse) no te bajas y acabas dando la vuelta ora vez, pero esta vez en dirección contraria.
Y yo pregunto, ¿qué clase de individuo se dedica a hacer las rutas de los autobuses?, ¿en qué se basa? porque da la sensación de que coge el mapa, le pega un rotulador en el culo a una rata y la suelta para que haga rayas... y ¡hala! ya tiene la ruta fijada.
Alguien debería explicarles que el trasbordo se inventó hace muchos años y que sirve precisamente para evitar que cada bus tenga que recorrer toda la ciudad.
P.D. ¡¡Echo en falta el metro!!
2ª P.D. ¡¡Y el tranvía!!
3ª P.D. Ya que esto es una isla... ¿no se podría hacer una línea de submarinos? Estaría guay...

10 de octubre de 2007

Miedo.

¿Por qué les tenemos miedo a las cosas?, ¿por qué nos avergüenza reconocerlo?, ¿acaso tememos que la gente se haga una idea sobre nosotros que no es la adecuada?
Y es peor aún cuando esa cosa que nos hace temblar y que se nos erice cada pelo del cuerpo es absolutamente inofensiva. A nadie le importa reconocer "tengo miedo a las arañas" porque sabe que el resto del mundo lo va a comprender, aún cuando no lo compartan: son bichos, tienen patas, parece que te miran mal y tienen la manía persecutoria de meterse por cualquier agujerito... es lógico temerlas. La gente te da una palmadita en la espalda y aunque te dicen "no te preocupes, no te van a hacer nada", con la mirada te transmiten un "te comprendo" que, aunque no te consuele, evita que te sientas idiota.
Pero, ¿y si le tienes miedo, por ejemplo, a un osito de peluche?, ¿con qué cara lo dices?, ¿cómo explicas que sabes perfectamente que es un sentimiento totalmente irracional pero que no puedes evitar que se te empañen los ojos cuando piensas que vas a tener que coger uno entre las manos? Es una sensación indescriptible; intentas convencerte de que no te va a hacer daño, de que hasta los niños de chupete pueden soportarlo... y tratas de ocultar las ganas de echar a correr que tienes por no tener que soportar esas miradas de incomprensión que conlleva tener que reconocer la verdad. Y encima te sientes idiota, porque sabes que más que miedo es una fobia que, por alguna extraña razón has ido alimentando a lo largo de tu vida... pero, ¿y qué?, ¿no tenemos derecho a tener nuestros propios monstruos? quizá ellos son los responsables de que, hasta cierto punto, seamos lo que somos.
Tal vez algún día deje de temer a los ositos de peluche, quizá tener que abrazar muchos por la mejor causa del mundo convierta ese miedo paralizador en una simple mueca de disgusto... pero, mientras tanto, tendré que vivir con ello. Y la gente que me rodea y que me quiere también... aunque sé que muchas de esas personas no llegarán nunca a comprenderlo.
P.D. ¿Hace falta decir que no es un osito de peluche lo que temo? Es un secreto...

9 de octubre de 2007

Ordenador o desordenar... esa es la cuestión.

Siempre he tenido una duda existencial en la cabeza... ¿por qué cuesta tanto ordenar y tan poco desordenar?
Sé que la respuesta lógica es "porque vas desordenando poco a poco", pero esa no me sirve... Tengo una mesa de trabajo rodeada de un millón de cosas (botes, cajones, cajas, cajitas, paneles metálicos con cajas imantadas, estuches...) que me sirve para mantener cada cosa en su sitio y saber dónde encontrarla cuando la necesito (de hecho, a veces tengo que revisar todo porque tengo tantas cosas que ni las recuerdo... como unas bolas de madera que he localizado esta mañana y que el otro día me hubiesen venido de perlas...), y que se llena de cosas cuando estoy trabajando (como es natural): pinceles, pinturas, papel de aluminio, un rollo de cocina, la caja o lo que sea que esté haciendo en ese momento... pero yo soy ordenada (a veces creo que demasiado, y sino que alguien mire el cajón de los calcetines) y procuro mantener un caos controlado... pero a veces la situación me supera.
Hay días en los que parece que ha pasado un huracán por "mi zona" de la habitación ¡¡y no sé cómo ha pasado!! ¿Cuándo he usado yo esa caja?, ¿en qué momento he necesitado la plancha?, ¿cómo ha llegado hasta aquí esa extraña fórmula que cientos de científicos suecos están buscando para hacernos aún más adictos a Ikea?, ¿y ese cd sin nada escrito y que va a hacer que tenga que volver a encender el ordenador para mirar lo que tiene grabado, porque en su momento me dio pereza escribirlo?
¡¡NO LO SÉ!!
Yo creo que por las noches salen todas las cosas que tengo y montan un fiestón del copón, y las que se quedan sobre la mesa y me lo desordenan todo son las que tienen semejante resaca que no han podido volver a esconderse. Es la única explicación factible... porque si lo he sacado yo... ¿por qué a veces ni siquiera sé dónde estaba guardado?

8 de octubre de 2007

Estrés.

Todos los años me pasa lo mismo en esta época: me estreso. Más o menos a principios de septiembre empiezo a pensar en los regalos de navidad (y de cumpleaños, porque gran parte de mi familia tiene la manía persecutoria de cumplir años por esa época... ¡¡ya os vale!!) que tengo que hacer para que el tiempo no se me eche encima... pero casi siempre espero demasiado.
Sé que más de uno estará pensando que no es verdad porque nunca lo dejo para el último día (aunque más de una vez me han hecho encargos el 23 de diciembre... que manda leches también), pero a mí siempre me parece que es tarde.
Ayer estaba tirada en el sofá haciendo la lista (cada año es más difícil pensar qué regalar a cada persona) y me estaba frustrando a cada minuto: es cierto que este año son menos cosas (gran idea lo del amigo invisible), pero aún así me da la sensación de que necesitaría mucho más tiempo para hacerlas.
Hace un par de navidades decidí hacer los regalos yo misma porque, aunque realmente no salen más baratos (el material es bastante caro, como ya he dicho alguna vez), considero que son más especiales... pero claro, eso complica más las cosas.
Y luego están las tarjetas de navidad... también dejé de mandarlas hace tiempo para enviar detalles hechos por mí (un arbolito de cartón, una bola de madera, un muñeco de nieve de guata...), pero claro... ¿qué mandar esta vez?
El mes pasado hice un par de pruebas de cosas probables y me decidí por una porque me parecía que quedaba bonita y que no era demasiado trabajosa... ¡¡hasta que ayer me puse a hacer 10 iguales!! Qué estrés...
Pero bueno, todo compensa pensando que ya llega la navidad, las luces de las calles, la elección de un papel de regalo bonito para envolver los paquetes y el retorno del Suchard... ¡¡llevo un año esperándolo!!

6 de octubre de 2007

¿Nadie nos echa en falta?

Suele pasar al volver de vacaciones o cuando has estado enfermo en casa y llevas unos cuantos días sin salir. Vuelves a recorrer las calles que son tan conocidas para ti esperando encontrar novedades, que la gente te dé la bienvenida emocionada o que el mundo se haya parado durante tu ausencia... pero nunca es así.
Esta mañana he salido de casa después de casi una semana "encerrada" y, tras comprobar que no había ningún virus en la puerta del portal esperando para subirse a mi chepa y volver a ponerme malita, he cruzado el umbral de la puerta... y nada... ni confetis, ni serpentinas, ni "¡¡cuánto tiempo!!"... ¡qué chasco!
El coche seguía estando en el mismo lugar, los centros comerciales tan llenos como siempre y las tiendas con las mismas cosas (menos en dos, a las que ¡¡ya ha llegado la navidad!!).
Yo esperaba que alguien se hubiese dado cuenta de mi ausencia... jooo... :(

Intenciones.

Anoche vi una cosa en el flickr que me hizo pensar.
En uno de los grupos en los que estoy apuntada (uno de manualidades) había un debate sobre una chica que había "copiado" una idea de otra y había colgado la foto sin matizar que el diseño no era suyo, causando el enfado de la primera que alegaba que nadie tenía derecho a copiar sus diseños sin ni tan siquiera decirlo.
Bueno, estoy de acuerdo con las dos partes hasta cierto punto.
Entiendo que tiene que resultar frustrante ver algo que tú has pensado y llevado a cabo en otra cuenta pero, ¿acaso no lo hace todo el mundo? Quizá no de una manera tan descarada, pero yo creo que todos nos inspiramos en el trabajo de otros de vez en cuando, incluso de manera inconsciente. Porque pensándolo fríamente, ¿para qué colgamos a la vista de todos las fotos de nuestros trabajos? No es lógico hacerlo y pretender que absolutamente nadie los imite. Para eso no los cuelgues.
Bien es cierto que los trabajos manuales son muy complicados de plagiar porque dependen de un montón de materiales que, por norma general, es complicado que las dos personas tengan (la misma caja, el mismo dibujo, las mismas pinturas...), pero con el fieltro (era un muñequito de fieltro con forma de rana el culpable de toda esta discusión) eso se evita, puesto que es relativamente fácil de conseguir en casi todos lo colores. Entonces, ¿no puedo inspirarme en los trabajos que veo? Eso limita mucho las posibilidades, porque cada día tengo más la sensación de que todo ha sido realizado con anterioridad por alguien.
Estoy de acuerdo en que cada uno debe de hacer lo suyo, pero recordemos nuestros inicios y seguro que, en algún momento, cogimos la idea de alguien y la hicimos propia. Con el tiempo se aprende a personalizar los objetos y a darles ese "algo especial" que los hace tuyos, pero siempre habrá gente que necesite un empujón... ¿vamos a impedírselo?

4 de octubre de 2007

Que alguien acabe con esta tortura.

Sé que cuando estás malo te parece que lo tuyo es lo peor pero, en serio, no hay nada más desagradable que tener mal las tripas.
Los últimos tres días los he pasado prácticamente sin comer nada (a este paso me quedo como una sílfide), de hecho, sólo de pensar que tenía que tragar algo me ponía mala... pero hoy no, hoy todo me huele bien: la vecina ha hecho algo para comer y huele de maravilla, no hago más que ver anuncios en la tele de cosas ricas, me imagino donuts y patatas fritas haciéndome el baile de los siete velos... ¡¡pero si hasta me ha parecido apetitosa una pelusa del suelo!!
Pero tengo que conformarme con comer galletas maría... están buenas, ¡¡pero yo quiero un chuletón!!
Y claro, me da miedo comer cualquier cosa porque recuerdo el dolor de estos últimos días y no me apetece volver a sentir una manada de ñues escalando por mi estomago, la verdad.
¿Cuándo va a acabar mi tortura?, ¿por qué el helado ha sido tan cruel conmigo?, ¿que he hecho yo para merecer esto? Si yo soy muy buena... ¡¡¡TENGO HAMBRE!!!

3 de octubre de 2007

El triste destino de una botella.

Hace un par de meses me compré una botella de cristal en un chino. Fue un arrebato sin demasiado sentido porque la verdad es que nunca utilizo botellas de cristal (las que uso para enfriar agua en la nevera son de plástico... es que tengo cierta tendencia a tirar las cosas al suelo y esas aguantan mejor la caída), pero tenía una vaca dibujada en un prado, con su hierba, su casita y su valla de madera y no pude resistirme.
La traje a casa, le presenté al resto de cosas que hay en la cocina y estuvo ahí, encima del frigorífico y mandándome mensajes telepáticos que decían "no me quieres... no me usas..."... hasta ayer. Pero creo hubiera sido mejor no tener que darle utilidad.
Estoy convencida de que hubiese sido mucho más feliz si la lleno de cola-cao o de cualquier otra cosa rica... y no de una asquerosa mezcla de agua, zumo de limón y azúcar, mucho azúcar.
Sé que no me lo va a perdonar jamás. Quizá antes no tenía una utilidad clara, pero al menos era decorativa; ahora, cada vez que la cojo, acabo con la misma cara que el fary chupando un limón podrido.
Y lo peor de todo es que, aunque la lave, siempre quedará un regustillo a limón. Quizá no sea perceptible para el resto de la gente, pero yo lo notaré. Y aunque no lo haga, escucharé su vocecilla diciéndome "¿por qué yo?, ¿por qué no elegiste a la jarra de plástico de Ikea?... yo pensé que me querías...".
No sé si algún día podré superarlo.

1 de octubre de 2007

El helado maquiavélico y su pérfido plan.

Estas cosas me pasan por comer helado.
Ya os conté hace un par de semanas que estaba mala y, aunque no quise entrar en detalles, os informé de que era mi garganta la que se había transformado en una especie de estropajo con mala leche. El médico me dio un antibiótico que, en teoría, hizo que mis tripas se revolucionasen... y es que han tenido que pasar dos semanas para averiguar que aquellos polvos con sabor a gominola no eran los culpables de mi malestar... sino el helado de chocolate.
¿Cómo pasó desapercibido su cruel ataque? Pues porque como tenía la garganta llena de viruses variados todo me sabía a alcantarilla, así que me comí el helado con sabor a hámster disecado pensando que en realidad estaba bueno y que era yo la que malinterpretaba su sabor. Por eso.
Pero ha vuelto a atacar y, como esta vez no estaba rellena de bichitos, he sido consciente de que efectivamente estaba malo.
Y aquí estoy, con una especie de alien cabreado en el estómago y analizando las consecuencias de la dichosa intoxicación (menos mal que sólo me comí un trocito, que sino me tienen que ingresar en la u.c.i. y hacerme un lavado de estómago).

* No puedo comer nada aunque sienta un agujero más grande que el de la capa de ozono en las tripas, porque si lo hago mi pequeño monstruo empieza a rugir y termino hecha una pelota encima del sofá y soltando barbaridades por la boca.
* Tengo que beber el agua a temperatura ambiente y poquito a poquito... y teniendo en cuenta que mis tragos de agua se traducen en unos 250 ml de tacada, me resulta bastante frustrante.
* Cierta enfermera me tortura intentando convencerme de que debería tomar manzanilla (¡¡¡aaaaaggggghhhhhh!!!) o té (¡¡¡aaaarrrrrrrrggggggggghhhhhhhhhhhhhhhh!!!), líquidos que siempre he tenido en baja estima y que, según mi modesta opinión, habría que meter en una cápsula y lanzar al espacio dirección al sol para que se desintegren y dejen de molestar en la tierra, porque encima de ser verdes (razón más que suficiente para no tomarlos) saben a jugos gástricos de algún bicho muerto.
* Los alimentos que me esperan en los próximos días son arroz blanco (¡¡ooohhh!!), el agua que sobre de cocer el arroz blanco (aagghh) y pescado hervido, comida que dice alto y claro "¡¡estoy malita!!" y que es la cosa más insípida de la tierra (que nadie intente convencerme de lo contrario, no lo va a lograr), con permiso de la pechuga de pollo hervida, que tampoco se queda atrás.

Así que si me muero de hambre, de sed, o me da un jamacuco, me caigo al suelo y me parto la crisma, que quede claro que ¡¡LA CULPA ES DEL HELADO!!.

P.D. El helado con sabor a Ferrero Rocher no cuenta, ese es muy bueno para la salud y necesario para la subsistencia humana.

28 de septiembre de 2007

¡¡Por fin!!

Después de más de cuatro años esperando... ¡¡por fin me han enviado la tarjeta del médico!! Parece una tontería, pero para mi es muy importante (una, que es muy sentimental).

Cuando vine a vivir aquí hice todos los papeles pertinentes (empadronamiento, médico, ficha policial... ah, no, eso no... jejeje...) y, al de muy poquito tiempo, me mandaron una carta de bienvenida los del Cabildo que, rollos políticos al margen, ¡¡me hizo hasta ilusión!! De hecho, es uno de los miles de papeles que componen mi carpeta de "recuerdos".
Desde entonces he estado esperando la tarjeta. Me dijeron que tardarían un año en enviármela (ya) y, como el tiempo pasaba y en el ambulatorio estaban hasta las narices de que fuese a preguntar por ella, hace unos dos años (quizá algo más) me dieron una fotocopia super cutre para que la utilizase hasta tener la buena.
Yo, por supuesto, le di mi toque personal: la recorté y plastifiqué con aironfix (el forro adhesivo transparente que todos hemos utilizado para forrar los libros de clase). El "problema" fue que el forro que tenía en ese momento no era del todo transparente sino que hacía efectos cuando le daba la luz... lo que ha hecho que todos los médicos y farmacéuticos que la han visto se hayan partido de risa (algún día la gente aprenderá a respetar a los que son diferentes, ¡¡ellos también tienen corazoncito!!).
Pero ya no me va a volver a pasar eso, porque soy dueña de una tarjeta como la de todo el mundo (igual de fea que la tuya, si es que vives en canarias... porque manda leches lo fea que es).
Eso sí, la vieja va a ocupar un lugar de honor en mi pared de "recuerdos", al lado de la primera tarjeta SIM que tuve (la del móvil) y de la "L" que llevé conmigo durante mi primer año con carnet de conducir.
Porque otra cosa no, pero tengo "tonterías" de ese estilo (que para mí son muy importantes) como para llenar un container... :)

26 de septiembre de 2007

Odio a esa gente.

Lo sé, odiar no es bueno y seguramente iré al infierno (¡¡qué miedo!!), pero es que con esa gente no puedo evitarlo. Imagino que querréis saber de quién estoy hablando... de las personas que te "ayudan a aparcar el coche" (lo pongo entre comillas porque lo único que logran es incordiar).
Tú vas tan feliz en tu coche, ves un hueco (que en estas ocasiones suele tener una moto delante, o detrás, o en los dos lados, o ser pequeño) y te sitúas para aparcarlo. Entonces, sin previo aviso y dando la sensación de que estaba agazapado debajo de una baldosa, aparece el ayudante: "no te preocupes, que yo te guío".
Pero vamos a ver... ¿tengo cara de necesitar ayuda?
Normalmente son chicos (no sé por qué, pero es así) de mediana edad y con cara de "mira qué majo soy", y la ayuda siempre va dirigida a chicas (siempre, siempre, siempre). Supongo que es por ese extraño mito de que las mujeres no saben aparcar... ¿alguien se atreve a desafiarme? Mi profesor de autoescuela casi me estrangula en el examen práctico porque lo metí en un sitio tan pequeño que sólo me faltó sacar el bote de vaselina (aunque luego me dijo que tenía un par de ovarios por haberlo metido ahí, con lo que yo me quedé con cara de idiota pensando "pero si el coche entraba de sobra"... y es que soy más chula que un ocho, que para algo soy de Bilbo), y más de una persona se ha quedado a cuadros viéndome meter el coche en sitios ridículamente pequeños (aita, ¿recuerdas cuándo lo aparqué en Vegueta? tú estabas seguro de que no entraba... jejejeje).
Vale, el personajillo que se ofrece a ayudarte no sabe eso, pero me da igual.
Tú te quedas mirándole con cara de sorpresa y aunque te encantaría decirle "sé hacerlo solita" no quieres ser borde (sí quieres, pero tampoco es plan) y dices "no hace falta gracias", pero es como hablar con la pared, porque él no se va a ir (tiene que hacer la buena acción del día, sino no duerme tranquilo). Y empieza a darte órdenes (dale a la derecha, dale a la izquierda, ¡¡recto!!, más despacio, ¡¡cuidado que le das!!) mientras tú, en realidad, estás aparcando a tu manera; porque seamos serios, el coche es tuyo, no de ese tío, por lo que si se raya te importa a ti, no a él. Y eso sin contar a los que no les importa que quede la mitad del coche subido a la acera ("total, ¿a quien lo molesta?" pues a los peatones señor) o a km. y medio del borde ("total, ¿a quien le molesta? pues al resto de coches señor").
Una vez un señor me "ayudó" porque él consideraba que yo estaba metiéndolo "fatal, fatal, fatal" y que el hueco era muy pequeño. Ya. Estuvo 10 minutos dándome la tabarra y el resultado fue que el coche quedó con el culo encima de la acera, el morro en mitad de la carretera y el señor más orgulloso que el día que su equipo ganó la liga. Y yo me quedé con cara de idiota dentro del coche esperando a que se marchara para poder sacarlo y meterlo bien a la primera.
Así que por favor, si alguien algún día os pide ayuda para aparcar, ayudadle; pero sino... ¡¡¡no hace falta!!!

25 de septiembre de 2007

El gen.

Muchas veces oigo hablar de un gen misterioso que tenemos los "jóvenes" que nos permite comprender y utilizar las nuevas tecnologías. ¿Será verdad?, ¿existirá realmente algo que impide a la gente "mayor" aprender a utilizar, por ejemplo, internet y los móviles? Y si es así, ¿por qué no afecta a todo el mundo? Conozco gente joven que es una negada y que ni lo intenta, y gente mayor que no sólo se atreve a utilizar esas cosas, sino que está interesada en aprender.
¿No será más bien una actitud? Yo (al igual que el resto del mundo) no nací sabiendo; recuerdo como si fuera hoy el día que mi aita trajo a casa nuestro primer ordenador (que encima tenía instalada una versión de windows anterior a la que yo conocía, lo que me hizo tener que empezar desde cero) o la primera vez que pude conectarme a internet desde el cuarto de mi hermano (aita, sé que alguna vez has deseado no haberme "regalado" internet pero... gracias, gracias, gracias, gracias...). Estaba emocionada... y aterrorizada. Me daba miedo estropearlo, perder información, borrar algún programa vital (y eso que prácticamente no sabía ni lo que era un programa) o contagiarle algún virus de mi constipado y acabar con la informática en el mundo.
Y aquí estoy, tan sólo 5 años más tarde, con un blog, una cuenta de flickr y creo que con cierta habilidad para trabajar con el "mosntruito". No lo controlo todo (qué más quisiera) y sé que no le saco todo el partido que se podría a la máquina (siempre me gustarán las cartas escritas a mano, las fotos de "papel" y ver las películas tumbada en el sofá), pero no le tengo miedo y, cuando toca investigar, lo hago.
Creo sinceramente que parte de culpa del "miedo" que le tienen los mayores a la tecnología es nuestra, aunque sólo sea por no tener paciencia para ayudarles. No se puede enseñar a alguien a navegar por internet, cuando ni tan siquiera ha encendido un ordenador en su vida.
Algún día nosotros seremos los mayores y, aunque hoy por hoy nos parezca increíble, posiblemente diremos lo mismo de nuestros hijos; quizá ellos sepan programar ese robot que a nosotros nos asusta, o conducir ese coche sin ruedas que se conecta al enchufe de casa mientras nosotros añoramos ir a la gasolinera y mirar de reojo las revistas mientras nos cobran.
Entonces pediremos paciencia y comprensión, ¿no es justo, por lo tanto, que la ofrezcamos ahora?
P.D. A toda esa gente "mayor" que me esté leyendo... ¡¡tenéis que poner de vuestra parte!! Y sobre todo, no tenerle miedo al ordenador... ¡¡tan sólo es una máquina!! Hay todo un mundo de información y entretenimiento a vuestro alcance, no desperdiciéis la oportunidad de conocerlo.

22 de septiembre de 2007

Mi cuenta (ahora pro) de flickr.

Sé que muchos de los que leéis mis aventuras soléis visitar mi cuenta de flickr para ver las fotos (gracias, gracias, gracias), y gracias a eso estoy a punto de alcanzar las 2.000 visitas en poco más de un mes.
Esta misma mañana he ampliado la cuenta (los de flickr me han dicho que nada de cuentas gratuitas si quiero poner más de 200 fotos... cantidad que he alcanzado en poco más de un mes... ups...), deseosa de crear nuevos álbumes y seguir colgando fotos que compartir con vosotros y con el resto del mundo.
Sé que lo digo muchas veces, pero no me cansaré de repetirlo: ¡¡gracias a todos por estar ahí!!

¿Puede un pez ser el padre de un champiñón?

Yo una vez tuve un champiñón; era bastante feo, pequeño y molesto la verdad. Decidió aparecer en la planta del pie (de ahí que el médico le bautizara como papiloma) y, durante el tiempo que vivió en mí fue bastante incordio, para qué vamos a negarlo. Pero me da miedo que mi mala experiencia me lleve a cometer un "honguicidio" y haga que mi pez tenga una depresión...
Empecemos por el principio: tengo un pez que se llama "moribundo 2" (algún día explicaré de dónde viene el nombre, es una triste historia) y que ha pasado de ser negro, a ser negro con un trozo blanco en la cabeza.
Según la chica de la tienda de peces le ha salido un hongo y, sin pestañear, me ha dado un medicamento que tengo que echar en el agua para que se cure y para evitar que los demás se contagien. Es tan sencillo como eso: unas gotitas durante 5 días y la mancha blanca desaparecerá.
Pero, ¿y si Moribundo no quiere que lo haga?, ¿y si el hongo le hace compañía en una vida tan monótona como la que se tiene que llevar en un acuario?, ¿y si le quiere como a un hijo y si lo mato le entran impulsos suicidas y empieza a darse de cabezazos contra los cristales de la pecera?, ¿y si se enfada por aniquilar a su manchita y la próxima vez que meta la mano me muerde, me contagia su hongo de pez y yo contagio a todo el que esté a mi alrededor, causando una pandemia que acabe con la humanidad?
Es una gran responsabilidad.
He intentado preguntárselo. Me he quedado mirándole y, cuando se ha sentido observado, ha girado la cabeza hacia mí y me ha puesto morritos de piñón, como cuando se lanzan besos al aire. ¿Eso qué significa?: "cúrame, el hongo se está apoderando de mi cerebro y me quiere matar", o "no mates a mi champiñón, el no tiene culpa de haber nacido en el lugar equivocado".
¡¡No sé qué hacer!!

21 de septiembre de 2007

Esperanza.

Hoy es un gran día.

20 de septiembre de 2007

Érase una vez el cuerpo humano,

Por fin, después de mucho esperar a que se descarguen todos lo capítulos ("sólo" son 26, hubiese jurado que eran más) y borrar innumerables archivos fallidos (¿la gente por qué es tan bruta?, ¿por qué le ponen un nombre cuando lo que hay "dentro" es otra cosa?), he conseguido recopilar la serie completa con la que crecí y que tantas cosas me enseñó (no puedo evitar imaginarme a las plaquetas corriendo de un lado para otro cada vez que me hago una herida, me encantaban).
Aquí os dejo el intro de la mítica serie para que lo disfrutéis (las letras escritas están en francés, pero es que la calidad del vídeo era mucho mejor que la versión española).



P.D. En su momento no las vi, de hecho hasta que empecé a recopilar las "series de nuestra infancia", ni tan siquiera conocía la existencia de alguna de ellas, pero ahora me he enviciado y estoy descargando ERASE UNA VEZ LOS EXPLORADORES, EL ESPACIO Y LOS HOMBRES. ¡A ver si lo consigo!

19 de septiembre de 2007

Mi visita al médico.

Por normal general voy de rambo por la vida y aunque esté hecha un guiñapo humano no voy al médico hasta que no sea estrictamente necesario (cuando estoy a punto de entrar en coma, más o menos), lo que suele acarrear que el constipado (mi "enfermedad" favorita) dure más tiempo de lo esperado o que esté peor de lo que debería por la ausencia de drogas, y es que eso de que en las farmacias ya no te den nada "porque sí" aunque les pongas carita de "estoy malita" no mola nada. Pero esta vez, y sin que sirva de precedente, fui al médico el primer día (¡¡oooohhhh!!).
Lo chungo de todo esto es que sí, te dan drogas, pero te obligan a volver al de un par días porque sino se te acaba el tratamiento (a eso le llamo yo tortura psicotrópica: te demuestran lo "bien" que estás con el augmentine (o lo que sea) y te amenazan con no darte más si no pasas por tu médico de cabecera... ¡¡qué crueldad!!). Y hoy ha sido el día en el que he vuelto al médico para decirle que me sabía todo a perro muerto y que quería más augmentine de ese, que mola mogollón.
Pero no estoy aquí por eso, sino por la vivencia sobrenatural de la sala de espera.
Y es que existe una especie de humanos (si es que son de este planeta...) que van a esos sitios a pasar el rato; son como los viejecillos que se tiran horas esperando en las paradas del bus, pero estos encima amenazan con contagiarte algo. Y yo tengo un imán para ellos. No sé por qué. Igual que para los testigos de jehová o para las ancianitas que van por ahí con la estampita de la virgen de turno y la biblia para convencerte de que todos los jóvenes somos producto del pecado... pero esa es otra historia.
La cuestión es que he cometido el gravísimo error de entrar en contacto visual con uno de ellos... ¡¡pero ha sido sin querer!!
Estaba sentada haciendo un crucigrama (bueno, una sopa de letras, pero lo del crucigrama parece más intelectual y me hacía ilusión ponerlo) y ha llegado una señora con una pinta bastante normal, si no fuera por el pelo rubio platino con un pedazo de mechón azul pitufo y que olía como si se hubiese fumado la tabacalera y alguna fábrica de papel.
Yo estaba concentrada en mi pasatiempo (no la mires, no la mires, no la mires) pero ha pegado un alarido ("¿sabes qué?") y del susto he pegado un bote y he levantado la mirada (grave error). Entonces ella me ha mandado sus ondas capturantes (se llaman así, no me lo he inventado), han hecho que la mire a los ojos... y ha empezado a hablar (cada vez que yo ponga puntos suspensivos significa que la señora entraba en trance y se quedaba callada durante unos 15 segundo, mirándome a mí pero viendo el infinito y yo creo que algún que otro elefante con tutú bailando un vals o algo así):
"Al lado de mi casa hay un stop... (¿y?) el otro día lo fui a cruzar pero no veía nada porque era de noche y llevaba las gafas de sol puestas... (repito, ¿y?)... vino un coche rápido y me dio... (aaahhhh... eso explica que esté zumbada)... ... ... menos mal que puse los brazos "asina" (se ha cruzado los brazos delante de la cara) porque sino me atropella (más ¿y?)... ... ... ... ... pero no puedo hacer nada porque no apunté la matrícula... (¿¡¡¡¡¡y!!!!!?)".
Gracias a dios en ese preciso instante me ha llamado la doctora, que con su dulce voz ha conseguido arrancarme de la mirada hipnótica de la loca semi atropellada y con ello ha roto el encantamiento. Me he metido a la consulta, le he dicho que había una señora muy rara fuera ("¿la rubia con un mechón azul?"... ¿¡si la conocen por qué no la encierran!?), me ha metido el palito ese por la garganta hasta tocarme el higadillo, ha simulado ver algo (estoy convencida de que es imposible que vean a los bichitos esos, fijo que mienten) y me ha dado más drogas (¡¡guay!!).
Al salir he descubierto a la mujer tratando de entrar en contacto visual con otra chica, que se ocultaba aterrorizada tras la hoja de un periódico.
Y yo me pregunto, ¿esa gente por qué se aburre tanto?, ¿son así de verdad o lo hacen para que alguien les haga caso?, ¿no se dan cuenta de que sólo les "prestas atención" porque te miran con cara de "o me escuchas o te persigo por la calle... sé donde vives..." y te dan miedo?, ¿alguien les ha dicho todo esto alguna vez?, y si lo ha hecho, ¿ha sobrevivido?
Y lo peor de todo... ¿¡¡POR QUÉ SIEMPRE ME PASAN ESTAS COSAS A MÍ!!?

P.D. Acabo de recordar lo que me pasó una vez en el metro con un tío disfrazado de payaso... os juro que si lo cuento no me creéis...

18 de septiembre de 2007

Los animales y las películas.

¿Quién piensa en los pobres animales que salen en las películas? Muchas veces se jactan de comentarios tales como "durante el rodaje de esta película ningún animal ha sido herido o maltratado"... ya... ¿y cómo lo saben?
Los actores tienen extras que hacen las cosas peligrosas por ellos pero, ¿y los animales?, ¿quién les explica que lo que ocurre no es de verdad? Porque son listos, pero no sé yo si para tanto.
Sé que muchas veces utilizan efectos digitales, incluso maquetas o "marionetas" pero, ¿qué pasa cuando los pobres bichos "actúan" de verdad?
El otro día vi un trozo de "twister" en el que un pobre perro estaba metido dentro de una casa cuando llegaba el tornado y miraba espantado cómo gritaba todo el mundo y las cosas salían volando... ¿y si le han creado un trauma? Porque el bicho hacía un papel convincente (normal, estaría aterrorizado con tanto libro y plato volando de un lado para otro), pero no creo que después tuviese derecho a una hora de terapia con un psicólogo.
¿Y los caballos?, ¿pretenden decirme que alguien les enseña a caerse?, ¿es verdad eso de que hay que sacrificarlos si se rompen una pata porque nunca se recuperan?, entonces, ¿qué pasa si se la rompen al caerse?, ¿acaso no tienen derecho a vivir aunque estén un poco tullidos?
Los extras saben cómo tirarse por una escalera sin romperse ni una uña y hay un montón de trucos que nosotros no vemos que evitan que la palmen ahí mismo, pero no creo que el pobre caballo que va trotando como loco y de repente le explota un petardo al lado mientras el "loco playa" que está sobre él grita como un animal, se recupere del susto en su vida. Al menos yo no lo haría.
Y eso sin contar a los peces; a esos nunca se les tiene en cuenta. "Buscando a Nemo" ha hecho que la gente sea consciente de que tienen corazoncito (sí, lo tienen, por eso te dan besitos cuando les vas a cambiar el agua del acuario), pero aún así nadie se tapa los ojos cuando un pedazo de oso pardo se come un salmón cuando estaba paseando con su familia por el lago (el pez, no el oso). Al oso que no le pase nada, sobre todo si es chiquitín, pero al salmón como si los abducen los marcianos (¿existen animales extraterrestres?, ¿tienen mascotas los marcianos?, ¿por qué nadie se hace este tipo de preguntas?).
Y no me parece nada bien.
Debería haber un terapeuta de animales actores, como el "super nanny de perros" que sale en Cuatro, pero para todos los que lo necesiten.
¡¡Larga vida a los animales actores!!
P.D. ¿Alguien le habrá explicado a "Rex" que trabaja en una serie o de verdad se creerá que es un perro policía?, ¿siempre es el mismo perro o usan muchos parecidos?, si atracaran a su dueño, ¿el perro detendría a los ladrones? Son dudas que me inquietan.

16 de septiembre de 2007

Qué malito te sientes, cuando te sientes malito.

Un día te levantas y, sin previo aviso, te duele todo el cuerpo. No sabes qué te pasa, pero estás seguro de que es culpa de algún "bicho" e inconscientemente vienen a tu mente los capítulos de "erase una vez la vida" en los que los malos (que siempre eran verdes o azules) se metían por cualquier agujerito (no seáis malpensados, hablo de la nariz y de la boca) y hacían que todas tus defensas se revolucionasen.
Bueno, pues yo hoy estoy rellena de bichos de esos. Y deben de ser de un montón de gamas y tamaños, porque aparte de que parece que tengo un estropajo en la garganta, da la sensación de que están poniendo barricadas en mi oídos.
Y eso me hace pensar (poco, que los virus me tienen algo atontada) en lo chungo que es que te duela algo, aunque sea una tontería. Sé que no es nada grave y que, como máximo, terminaré gastando 12 paquetes de klennex en los próximos días pero... qué mal te sientes, ¿no? Parece que mientras te atropellaba un camión cargado de una tonelada de yunques, se te ha caído encima un edifico, un avión y hasta la M.I.R.
Pero no queda más remedio que aguantarse, tirarse en el sofá, poner carita de "qué malita estoy y qué poco me quejo" para que te hagan mimitos y pedir que alguien juegue contigo al parchis... ¿voluntarios?
P.D. En días así es cuando echo en falta un portatil para poder escribir esto desde el sofá. Si a alguien le apetece regalarme uno... yo a cambio juego con él (o ella) al parchis...

14 de septiembre de 2007

El coche va al médico (cuarta parte).

Esta mañana, por fin, he ido a recoger el coche. Yo pensaba que estaría enfadado por no haber ido a buscarle ayer, pero parece ser que no lo estaba porque se ha puesto contento al verme (lo sé porque ha pitado cuando lo he ido a abrir y eso significa "¡¡te echaba de menos mami!!").
Me ha atendido el mismo hombrecillo de siempre, lo que me lleva a pensar que ese señor no tiene ni familia ni nada por el estilo y que lo dejan allí encerrado por las noches, porque vayas a la hora que vayas siempre está. Es una pasada. Es bastante simpático, y más cuando estás a punto de pagarle 702´08 euros (precio final, por si alguien estaba interesado en saber la clavada que me han metido) ... eso sí, hasta que firmas el recibo no te da la llave de tu coche ni aunque estés escayolado desde las cejas hasta la punta de los pies y atado a una camilla como la de Anibal Lecter.
Me ha acompañado amablemente hasta la ventanilla, donde una agradable mujer me ha cobrado con la mejor de sus sonrisas y me ha enseñado el nuevo catálogo del "Macro" (sobre cestas de navidad... ¡¡qué fuerte!!, ¡¡ya llega la navidad!!, ¡¡yo no soy la única que ha empezado con los preparativos!!).
Hecho esto, el hombrecillo cojo (pobrecillo, no tiene familia y encima está cojo... si es que dan ganas de adoptarle... aunque quizá no sería tan mala idea, igual así me arreglaba el coche gratis... o por lo menos con algún descuentillo...) va y me dice: "voy a traerte el coche, no te vayas, ¿eh?"; y yo pregunto ¿que clase de idiota se iría sin su coche cuando acaba de pagar la factura del taller? Seguro que alguno, pero no es mi caso.
He esperado pacientemente, he visto cómo uno de los mecánicos se ponía gritar como un poseso "¡¡Antonio, es viernes, viernes, viernes!!" mientras hacía unos extraños movimientos de cadera y luego se ponía rojo como un tomate al descubrir que le estaba mirando, y finalmente le he visto aparecer, de culo, pero sin abolladuras añadidas (las que tiene son la marca de la casa, y con lo que acabo de pagar creo que las va a seguir teniendo mínimo 2 años más).
Ha sido un momento muy bonito, me he emocionado y todo: ¡¡estaba sano y salvo!! (Murphy debe de estar de vacaciones... eso, o alguien ha escuchado mis plegarias y lo ha asesinado de alguna manera cruel). Le han quitado todos los plásticos que tenía (volante, asiento, palanca de cambios) ¡¡y me he montado!!
Y puedo jurar, aunque quizá también haya un poco de efecto placebo, que los 700 euros se notan (más vale): ya no mete ruido, frena tanto que he ido dando trompicones un buen rato (casi como la primera vez que lo cogí, que lo calé 25 veces en unos 100 metros... jajaja...), los limpiaparabrisas limpian (y tampoco meten ruido, casa que antes hacía el trasero, yo creo que para hacerse notar) y el coche va como la seda.
Así que este es el final de la historia... al menos de momento.
El coche está en casita (bueno, en la calle), le quiero más que nunca porque estos 3 días sin él me he sentido como si me hubiesen amputado las piernas, y ahora estoy tranquila porque sé que está bien, la carencia de ruidos lo demuestra. ¡¡Esperemos que aguante así mucho tiempo!!
FIN.

13 de septiembre de 2007

El coche va al médico (tercera parte).

Han vuelto a llamar de la Renault... lo sabía antes de contestar porque del susto de ayer se me quedó el número desde el que me llamaron grabado en la mente y cuando lo he visto en la pantalla se me han erizado los pelillos de la nuca. Un nombre ha venido a mi cabeza (Murphy) y diferentes pensamientos cortos han pasado por mi mente: "por favor, que no lo hayan abollado", "por favor, que no le pase nada más", "por favor, que no haya explotado en plan combustión espontánea y yo me haya quedado sin grabarlo, porque puestos a que pase por lo menos tener un vídeo que mandar a "vídeos de primera" y sacarme unos eurillos"... vamos, lo que cualquiera pensaría cuando su coche está en el taller.
He descolgado, he aguantado la respiración y me he sentado, por si acaso... "mira, te llamo de la Renault... es para decirte que (miedo, pavor, susto, horror)... ¡¡tu coche está arreglado!!".
¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!
¿En serio?
Pues parece ser que sí, lo que resulta bastante increíble teniendo en cuenta que amenazaron con no dármelo hasta el lunes. Más asombroso aún, me he atrevido a preguntar por el precio final de la bromita (temiendo que entre "es que esto se me olvidó decírtelo" y el i.v.a. o como se llame aquí pasase de 700 euros a 900) y "sólo" son 702 euros... 2 euros más de lo previsto... uuufff...
"Puedes pasar a buscarlo". Ya. Teniendo en cuenta que cierran el taller a las 16:00 horas y que son las 15:25, estoy sin comer y con las manos llenas de pintura y barniz (culpa del bote que he reciclado y que ¡¡ha quedado super bien!!... perdón... volvamos al tema), como que no me da tiempo. Así que iré mañana.
Pero me siento fatal, porque es como si a tu hijo le dan el alta y lo dejas en el hospital un día más. Porque sí. Porque estás manchada de pintura. Soy una mala madre.
Mañana iré a primera hora, le haré muchos mimitos y le llevaré a donde quiera... que para algo ha estado malito tanto tiempo.
...continuará...
P.D. El tema de la subvención (no sabía que se escribía así, me lo ha dicho el corrector gramatical, que siempre me incordia pero que esta vez me ha servido para algo)... bueno, me planteé lo del banco, pero luego hice un cálculo mental y llegué a la conclusión de que, si me quitaba algunos vicios, podía pagar la factura. ¿Qué considero vicios? Comer, ducharse con agua caliente, ducharse con agua fría, volver a mover el coche en los próximos meses (no vaya a ser que se vuelva a poner malo), salir a la calle (que luego los zapatos se desgastan y hay que comprar nuevos)... nada importante.

Al final le he hecho caso a la musa...

... y este ha sido el resultado:


Tal y como conté, era un bote de cristal que tenía por casa. Lo he terminado esta misma mañana y, casi antes de que se le secase el barniz, ya lo había llenado de rotuladores de colores.
¡¡Viva el reciclaje!!

12 de septiembre de 2007

¿Musa?

A veces me pasa: me meto a la cama y, cuando cierro los ojos para tratar de quedarme dormida, se me ocurren cosas (manualidades) que quiero hacer y que, normalmente, nunca he hecho hasta ese momento.
Y es curioso, porque hace años me pasaba lo mismo pero lo que me venía a la cabeza eran cosas que escribir, pequeños relatos o tan sólo un par de párrafos que no conseguía borrar hasta que los plasmaba en un papel.
Esta vez ha sido un bote de mayonesa (vacío), de esos que todo el mundo tenemos en casa "por si acaso". No sé muy bien cómo quedará, ni tan si quiera si lograré hacerlo, pero es lo que tengo en mente ahora mismo.
Y es que, con lo frustrante que resulta comprar material de manualidades (por el precio), ¿por qué no reciclar?

El coche va al médico (segunda parte).

Han llamado de la Renault (malo, malo malo)... para darme el presupuesto (peor, peor, peor)... menos mal que estaba sentada en el sofá, porque sino me caigo de culo. De hecho, todavía estoy intentando recuperarme del shock y tratando de devolver a su sitio la mandíbula, que se me ha desencajado.
Recuerdo la conversación como a trozos, yo creo que ha sido un mecanismo de defensa de mi cerebro para suavizar el golpe; ha sido algo así como: " le hemos pasado la revisión... todos los cojinetes estaban desgastados... por eso metía ruido... son 300 euros (esto lo ha dicho más bajito, para que no se notase)... y ahora viene el problema... es que tiene los frenos mal... y eso son otros 400 euros (más bajito, como si temiese que me materializase delante de él y le metiese una paliza)..." en ese preciso instante he dejado de escuchar... ¿700 euros?, ¡¡¡700 euros!!!
Virgen santa, eso son muchos euros. Muchísimos.
Él ha seguido hablando (creo): "hay que cambiarle las pastillas de los frenos... y el "aksdgagfhdf" (no recuerdo lo que era)... ¿quieres que lo hagamos o no?" Hombre, querer querer... no, pero debo, no es plan de ir con el coche por ahí con los frenos mal (qué miedo).
Así que no sé muy bien para qué sirve un presupuesto, salvo para quitarte un par de años de vida por el susto, porque aunque hubiese sido el doble también tendría que pagarlo, no merece la pena jugarse el pellejo en la carretera por no arreglar el coche.
Al menos ha tenido el detalle de decirme que intentará que esté arreglado para el viernes... aunque ahora que lo pienso, eso significa que sólo tengo 2 días para atracar un banco... qué mal, es muy poco tiempo...
... continuará...