28 de septiembre de 2008

Cerrado por mudanza.


Muchos de vosotros ya sabéis que la semana que viene nos mudamos a Bilbo (¡¡¡vuelvo a mi tierra!!!)... y creo que una de las consecuencias más inmediatas es que voy a estar desaparecida un tiempo.
Mañana vienen a ayudarnos a empaquetar las cosas (madre de dios del amor hermoso... ¿cómo es posible tener tantas "porquerías" en casa?) y a embalar los muebles... ¡va ser muy divertido! Esperemos que salga todo bien y no rompan nada... ¡les estaré vigilando!
Y dicho esto... sed buenos, pasadlo bien y ¡no os olvidéis de mí!
Volveré en cuanto pueda.

25 de septiembre de 2008

¿Podrías contar tu vida en 6 palabras?

Curioseando por el menéame (¡qué raro!), he encontrado esta entrada y me ha gustado tanto que os animo a participar. La idea es sencilla: "describe tu vida en 6 palabras". Las que he visto hasta ahora son frases de seis palabras, pero supongo que también pueden ser sueltas.
Yo estoy pensando en la mía... prometo ponerla en cuanto la medite.
¿Te animas?

El diluvio universal.

Está lloviendo. Poco, al menos a mí me parece poco, pero llueve. Y vivo en Canarias, lo que hace que sea un acontecimiento bastante más especial... y catastrófico.
A pesar de llevar más de cinco años viviendo aquí no me acostumbro a que la gente se encierre en su casa como si las gotas que caen del cielo fuesen ácido sulfúrico y te griten como posesos para que te metas en algún lugar "a salvo" al verte andar por la calle como si nada... ¡¡no voy a encoger por mojarme!! Es posible que me mate, porque el suelo resbala que te mueres en condiciones normales y si está mojado ya es el colmo, pero no me da miedo entrar en contacto directo con la lluvia... aún a riesgo de desteñir.
Pero lo que más me desconcierta de todo es que la gente se abriga. Hace un bochorno de esos pegajosos que hacen que se te meta el calor hasta el tuétano y no te deje respirar, pero como el día está gris (¡me encanta!) la gente se pone camisetas de manga larga y jerseys, como si el hecho de que llueva fuese motivo más que suficiente para vestirse como para ir al Polo Norte y no tiritar ni una vez.
Así que claro, me ven a mí en manga corta, andando como si nada por la acera, con cara de felicidad y piensan que me he vuelto loca... eso, o que soy rara, cosa que no les voy a discutir.
Tampoco pretendo que los paraguas dejen de existir o que nos importe un carajo mojarnos pero, ¿de verdad hay que ponerse así de catastrófico por cuatro gotas? ¡¡¡Sólo es agua!!

11 de septiembre de 2008

Las bolsas del super.

Hay cosas en esta vida que me inquietan y para las que no encuentro explicación: como el amor que sienten algunas personas por las bolsas del supermercado... y es que he visto gente que se abalanza sobre ellas como si en ello les fuese la vida.
Vale, yo también las uso como bolsa de basura (como casi todo el mundo), pero eso no justifica que me lleve 150 bolsas cada vez que compro algo. Hace un par de horas he ido al Mercadona a comprar, literalmente, pan de molde, una barra de pan, un paquete de lomo y un litro de leche... ¡¡¡y he vuelto con 4 bolsas!!!, ¿nos hemos vuelto todos locos?
No he sido yo la causante de semejante aberración ecológica (a ver cuándo empezamos a pensar en las pobres focas que se están quedando sin hielo en el que vivir), sino la dulce cajera que ha visto una embarazada con una cicatriz espantosa en el brazo y se ha ofrecido muy amablemente a meterme las cosas en las bolsa... todo un detalle por su parte, no se lo voy a negar pero... ¿¡¡cuatro bolsas!!?
Puedo entender que separen, por ejemplo, el pescado y los congelados del resto de la compra porque, como todos los humanos sabemos, si un langostino congelado entra en contacto con una naranja, esta última estalla y eso trae consigo una catástrofe nuclear de dimensiones inimaginables, es pura lógica... pero, ¿y el pan Bimbo y la barra de pan?, ¿acaso no son compatibles?, ¿no son familiares cercanos?, ¿por qué hay que separalos entonces?
Separamos las cosas de limpieza de la comida como si en el maletero de nuestro coche se fuese a llevar a cabo una batalla campal entre los objetos de una misma bolsa y nos diese miedo acabar comiéndonos la pasta de dientes y usando el starlux como exfoliante para la cara.
Y es que hay unos supermercados que se jactan de ser ecológicos y que, para demostrarlo, han creado bolsas de plástico transparentes (bastante desagradables para suarlas como bolsa de basura, la verdad... y es que, a mí al menos, no me apetece que mi vecino sepa si chupo bien los huesos del pollo o qué marca de yogur prefiero... pero igual es que yo soy rara)... pero sus amables cajeras meten las cosas de UNA EN UNA en ellas... vamos, que llegas a casa con tantas bolsas que necesitas un armario entero para guardarlas... y eso sin contar con las que hayas ido acumulando hasta el momento.
Quizá la solución sería empezar a cobrarlas (recuerdo que cuando era pequeña, en la panadería, tenías que pagar 3 pesetas por cada una)... o, sencillamente, que la gente nos concienciásemos de que, aunque sean gratis... ¡¡¡no hace falta que nos llevemos todas!!!

3 de septiembre de 2008

Tipos de recuerdos.

Comencemos esta entrada diciendo que el otro día me quedé pasmada ante dos descubrimientos: 1) he estado en la plaza de toros de Bilbo (esa que no sé ni situar en el mapa) y 2) ¡¡he estado en un concierto de Mecano!! Actividades que parece ser llevé a cabo al unísono... vamos, que les vi en concierto en la plaza de toros.
No es que me avergüence de este último hecho, para nada, siempre he considerado que es un gran grupo y ahora entiendo por qué en su momento pedí que me regalaran una cinta (que seguro que todavía está en algún rincón de la casa de mi ama); pero resulta desconcertante que alguien te hable de cosas que has vivido y a las que eres totalmente ajeno... vamos, que te las crees porque no te quema más remedio y porque quien te lo cuenta es de confianza.
Y todo ello (eso y que tengo mucho tiempo libre) me ha hecho reflexionar sobre el tipo de recuerdos que existen en el mundo (independientemente de que sean buenos o malos).

* TIPO 1: Los de verdad.

Son esos recuerdos reales de los que nos acordamos sin tener que recurrir a terapias intensivas con psicólogos en potencian que tratan de desbloquear algún tipo de trauma para creer que se han ganado su sueldo.

* TIPO 2: Los de mentira.

También conocidos como películas mentales. Son más recurrentes durante la infancia ("el año pasado, estando de vacaciones, vi un dragón bañándose en la playa y nos hicimos amigos") y la adolescencia ("que sí tía, que el año pasado me lié con el tío super bueno de clase... osea te lo juro por Snoopy...").

* TIPO 3: Los de "¿¿¡¡¡pero cómo no te vas a acordar!!!??".

En estos mi ama tiene un master. Creo que lo más sencillo es recurrir a un ejemplo para explicar en qué consisten.

- Ama: ¿Te acuerdas de cuando estuvimos en Granada?
- Yo: ... eeeehhhhhh... No.
- Ama: Que sí mujer, que lo pasaste muy bien.
- Yo: Ya, ¿ eso en qué año fue?
- Ama: Déjame pensar... pues en el verano del 81.
- Yo: Ama, nací en el 80... estuve en Granada con año y medio...
- Ama: ¡¡¡Pero cómo no te vas a acordar con la buena memoria que tú tienes!!!

En estos casos lo mejor es recurrir al siempre útil "oye, pues ahora que lo dices sí que me acuerdo", porque si lo niegas te bombardean con más datos que por supuesto tienes que tener grabados a fuego vivo en tu cerebro... aunque pasaran cuando todavía ibas dentro del cochecito de capota.

* TIPO 4 (los peores de todos): Los que son reales pero como sólo tú los recuerdas, se empeñan en decirte que son mentira.

Estos me tienen totalmente traumatizada. Yo tengo buena memoria (a veces me doy miedo a mí misma de lo precisa que puedo llegar a ser), así que cuando sé que algo pasó y me lo niegan... ¡¡¡me cabreo mucho!!! Una vez más, recurramos a un ejemplo (un trauma infantil que me acompañó hasta los 17 años).
Resulta que cuando era pequeña me quedé encerrada con una amiga en la habitación de mi hermano. Posiblemente no fue nada grabe, pero yo lo recuerdo con todo lujo de detalles: la puerta blanca, a mi amiga y a mí sentadas en la cama esperando que alguien la tirase abajo y a la gente al otro lado diciéndonos que no pasaba nada y que en poco tiempo nos iban a sacar.
Bueno, pues eso, QUE ES ABSOLUTAMENTE CIERTO, me lo estuvieron negando hasta los 17 años. Siempre me decían que no lo recordaban y, por tanto, que no había pasado (¡cómo no!); hasta que un día, el año que cumplí 16+1 (no me preguntéis por qué, pero no me gustaba decir 17... tonterías adolescentes), me reencontré con la amiga que había estado conmigo en esa situación... ¡¡¡y ella también se acordaba!!! Siempre le habían dicho que no... ¡¡¡pero por fin teníamos la prueba definitiva!!! De modo que me armé de paciencia y, sentada frente a mi madre, la interrogué hasta que lo reconoció. Fue como ganar una gran batalla, me sentí la reina del mundo. No me había vuelto loca. No me inventaba cosas (parece ser que era la habitación de mi hermano pero en una casa de veraneo... detalles insignificantes). Los que tenían mala memoria eran ellos.
Como este ejemplo, hay muchos más. Y es que los adultos (yo no seré uno de ellos hasta que cumpla... no sé, 120 años) son malos y tratan de borrar los recuerdos ajenos intentando ocultar que su memoria falla.
Por eso quiero hacer un llamamiento desde aquí a todos los recuerdos frustrados, semiolvidados y negados del mundo... ¡¡uníos y mostraos al mundo!!

2 de septiembre de 2008

Hoy soy un poquito más feliz...

... ¡¡¡porque ya tengo el nuevo catálogo de Ikea!!!
Es como en Navidad, cuando abres los regalitos, comes bombones Ferrero como un animal y engordas 7 kilos de golpe a base de langostinos, jamón y Suchard... ¡¡pero sin tener que ponerte a dieta después!!
Y es un catálogo más especial aún (si cabe) porque es mi último catálogo canario... ¡a partir de ahora tendré uno de Bilbo! (por cierto, querré mucho muchísimo al primero que me lo consiga... y más aún si me lo lleva al aeropuerto el día 1, para que nos vayamos conociendo).
Todavía no lo he abierto, tan sólo lo tengo a mi lado, junto al teclado, mientras trato de prepararme psicológicamente para todas las novedades que descubriré dentro y que, por supuesto, querré comprar... ¡¡qué emoción!!
Y es que sólo hay una revista equiparable a esta: el catálogo navideño de juguetes de "El Corte Inglés"... ¡y para ese todavía falta tiempo!
A disfrutar se ha dicho :)