Mis queridos vecinos, que acostáis a vuestros pequeños gemelos de dos años a las 11 de la noche en los días "normales" y más tarde de las 12 en los fines de semana y festivos.
Mis queridos vecinos, que dejáis vuestras cosas en el rellano de la escalera como si fuese parte de vuestra casa y no una zona común en la que no debería haber nada.
Mis queridos vecinos, que hacéis fiestas en vuestra casa de 40 metros cuadrados invitando a toda la familia y haciendo partícipes (involuntarios, por supuesto) de vuestras celebraciones al resto de los que vivimos en vuestro mismo edificio.
Mis queridos vecinos, que pasáis la aspiradora a las 10 de la noche aún sabiendo que el suelo de la casa es de madera y molestáis a todo el mundo.
Mis queridos vecinos, que despertáis a mi pobre hijita por culpa de vuestros ruidos y brusquedades.
Mis queridos vecinos, que parece que participáis a diario en una competición de portazos.
Mis queridos vecinos, que no sentís respeto por nada ni por nadie. Que sois motivo de mis más profundos y malvados pensamientos. Que inspiráis maldades diversas en mí.
Mis queridos vecinos... algún día venderé esta casa (o la alquilaré) y buscaré a un nuevo inquilino ruidoso, sucio y maleducado para que os haga companía. Para que os sintáis como en casa. Para que, en definitiva, viváis con gente de vuestra calaña.
Mis queridos vecinos...
Mis queridos vecinos, que dejáis vuestras cosas en el rellano de la escalera como si fuese parte de vuestra casa y no una zona común en la que no debería haber nada.
Mis queridos vecinos, que hacéis fiestas en vuestra casa de 40 metros cuadrados invitando a toda la familia y haciendo partícipes (involuntarios, por supuesto) de vuestras celebraciones al resto de los que vivimos en vuestro mismo edificio.
Mis queridos vecinos, que pasáis la aspiradora a las 10 de la noche aún sabiendo que el suelo de la casa es de madera y molestáis a todo el mundo.
Mis queridos vecinos, que despertáis a mi pobre hijita por culpa de vuestros ruidos y brusquedades.
Mis queridos vecinos, que parece que participáis a diario en una competición de portazos.
Mis queridos vecinos, que no sentís respeto por nada ni por nadie. Que sois motivo de mis más profundos y malvados pensamientos. Que inspiráis maldades diversas en mí.
Mis queridos vecinos... algún día venderé esta casa (o la alquilaré) y buscaré a un nuevo inquilino ruidoso, sucio y maleducado para que os haga companía. Para que os sintáis como en casa. Para que, en definitiva, viváis con gente de vuestra calaña.
Mis queridos vecinos...