28 de septiembre de 2007

¡¡Por fin!!

Después de más de cuatro años esperando... ¡¡por fin me han enviado la tarjeta del médico!! Parece una tontería, pero para mi es muy importante (una, que es muy sentimental).

Cuando vine a vivir aquí hice todos los papeles pertinentes (empadronamiento, médico, ficha policial... ah, no, eso no... jejeje...) y, al de muy poquito tiempo, me mandaron una carta de bienvenida los del Cabildo que, rollos políticos al margen, ¡¡me hizo hasta ilusión!! De hecho, es uno de los miles de papeles que componen mi carpeta de "recuerdos".
Desde entonces he estado esperando la tarjeta. Me dijeron que tardarían un año en enviármela (ya) y, como el tiempo pasaba y en el ambulatorio estaban hasta las narices de que fuese a preguntar por ella, hace unos dos años (quizá algo más) me dieron una fotocopia super cutre para que la utilizase hasta tener la buena.
Yo, por supuesto, le di mi toque personal: la recorté y plastifiqué con aironfix (el forro adhesivo transparente que todos hemos utilizado para forrar los libros de clase). El "problema" fue que el forro que tenía en ese momento no era del todo transparente sino que hacía efectos cuando le daba la luz... lo que ha hecho que todos los médicos y farmacéuticos que la han visto se hayan partido de risa (algún día la gente aprenderá a respetar a los que son diferentes, ¡¡ellos también tienen corazoncito!!).
Pero ya no me va a volver a pasar eso, porque soy dueña de una tarjeta como la de todo el mundo (igual de fea que la tuya, si es que vives en canarias... porque manda leches lo fea que es).
Eso sí, la vieja va a ocupar un lugar de honor en mi pared de "recuerdos", al lado de la primera tarjeta SIM que tuve (la del móvil) y de la "L" que llevé conmigo durante mi primer año con carnet de conducir.
Porque otra cosa no, pero tengo "tonterías" de ese estilo (que para mí son muy importantes) como para llenar un container... :)

26 de septiembre de 2007

Odio a esa gente.

Lo sé, odiar no es bueno y seguramente iré al infierno (¡¡qué miedo!!), pero es que con esa gente no puedo evitarlo. Imagino que querréis saber de quién estoy hablando... de las personas que te "ayudan a aparcar el coche" (lo pongo entre comillas porque lo único que logran es incordiar).
Tú vas tan feliz en tu coche, ves un hueco (que en estas ocasiones suele tener una moto delante, o detrás, o en los dos lados, o ser pequeño) y te sitúas para aparcarlo. Entonces, sin previo aviso y dando la sensación de que estaba agazapado debajo de una baldosa, aparece el ayudante: "no te preocupes, que yo te guío".
Pero vamos a ver... ¿tengo cara de necesitar ayuda?
Normalmente son chicos (no sé por qué, pero es así) de mediana edad y con cara de "mira qué majo soy", y la ayuda siempre va dirigida a chicas (siempre, siempre, siempre). Supongo que es por ese extraño mito de que las mujeres no saben aparcar... ¿alguien se atreve a desafiarme? Mi profesor de autoescuela casi me estrangula en el examen práctico porque lo metí en un sitio tan pequeño que sólo me faltó sacar el bote de vaselina (aunque luego me dijo que tenía un par de ovarios por haberlo metido ahí, con lo que yo me quedé con cara de idiota pensando "pero si el coche entraba de sobra"... y es que soy más chula que un ocho, que para algo soy de Bilbo), y más de una persona se ha quedado a cuadros viéndome meter el coche en sitios ridículamente pequeños (aita, ¿recuerdas cuándo lo aparqué en Vegueta? tú estabas seguro de que no entraba... jejejeje).
Vale, el personajillo que se ofrece a ayudarte no sabe eso, pero me da igual.
Tú te quedas mirándole con cara de sorpresa y aunque te encantaría decirle "sé hacerlo solita" no quieres ser borde (sí quieres, pero tampoco es plan) y dices "no hace falta gracias", pero es como hablar con la pared, porque él no se va a ir (tiene que hacer la buena acción del día, sino no duerme tranquilo). Y empieza a darte órdenes (dale a la derecha, dale a la izquierda, ¡¡recto!!, más despacio, ¡¡cuidado que le das!!) mientras tú, en realidad, estás aparcando a tu manera; porque seamos serios, el coche es tuyo, no de ese tío, por lo que si se raya te importa a ti, no a él. Y eso sin contar a los que no les importa que quede la mitad del coche subido a la acera ("total, ¿a quien lo molesta?" pues a los peatones señor) o a km. y medio del borde ("total, ¿a quien le molesta? pues al resto de coches señor").
Una vez un señor me "ayudó" porque él consideraba que yo estaba metiéndolo "fatal, fatal, fatal" y que el hueco era muy pequeño. Ya. Estuvo 10 minutos dándome la tabarra y el resultado fue que el coche quedó con el culo encima de la acera, el morro en mitad de la carretera y el señor más orgulloso que el día que su equipo ganó la liga. Y yo me quedé con cara de idiota dentro del coche esperando a que se marchara para poder sacarlo y meterlo bien a la primera.
Así que por favor, si alguien algún día os pide ayuda para aparcar, ayudadle; pero sino... ¡¡¡no hace falta!!!

25 de septiembre de 2007

El gen.

Muchas veces oigo hablar de un gen misterioso que tenemos los "jóvenes" que nos permite comprender y utilizar las nuevas tecnologías. ¿Será verdad?, ¿existirá realmente algo que impide a la gente "mayor" aprender a utilizar, por ejemplo, internet y los móviles? Y si es así, ¿por qué no afecta a todo el mundo? Conozco gente joven que es una negada y que ni lo intenta, y gente mayor que no sólo se atreve a utilizar esas cosas, sino que está interesada en aprender.
¿No será más bien una actitud? Yo (al igual que el resto del mundo) no nací sabiendo; recuerdo como si fuera hoy el día que mi aita trajo a casa nuestro primer ordenador (que encima tenía instalada una versión de windows anterior a la que yo conocía, lo que me hizo tener que empezar desde cero) o la primera vez que pude conectarme a internet desde el cuarto de mi hermano (aita, sé que alguna vez has deseado no haberme "regalado" internet pero... gracias, gracias, gracias, gracias...). Estaba emocionada... y aterrorizada. Me daba miedo estropearlo, perder información, borrar algún programa vital (y eso que prácticamente no sabía ni lo que era un programa) o contagiarle algún virus de mi constipado y acabar con la informática en el mundo.
Y aquí estoy, tan sólo 5 años más tarde, con un blog, una cuenta de flickr y creo que con cierta habilidad para trabajar con el "mosntruito". No lo controlo todo (qué más quisiera) y sé que no le saco todo el partido que se podría a la máquina (siempre me gustarán las cartas escritas a mano, las fotos de "papel" y ver las películas tumbada en el sofá), pero no le tengo miedo y, cuando toca investigar, lo hago.
Creo sinceramente que parte de culpa del "miedo" que le tienen los mayores a la tecnología es nuestra, aunque sólo sea por no tener paciencia para ayudarles. No se puede enseñar a alguien a navegar por internet, cuando ni tan siquiera ha encendido un ordenador en su vida.
Algún día nosotros seremos los mayores y, aunque hoy por hoy nos parezca increíble, posiblemente diremos lo mismo de nuestros hijos; quizá ellos sepan programar ese robot que a nosotros nos asusta, o conducir ese coche sin ruedas que se conecta al enchufe de casa mientras nosotros añoramos ir a la gasolinera y mirar de reojo las revistas mientras nos cobran.
Entonces pediremos paciencia y comprensión, ¿no es justo, por lo tanto, que la ofrezcamos ahora?
P.D. A toda esa gente "mayor" que me esté leyendo... ¡¡tenéis que poner de vuestra parte!! Y sobre todo, no tenerle miedo al ordenador... ¡¡tan sólo es una máquina!! Hay todo un mundo de información y entretenimiento a vuestro alcance, no desperdiciéis la oportunidad de conocerlo.

22 de septiembre de 2007

Mi cuenta (ahora pro) de flickr.

Sé que muchos de los que leéis mis aventuras soléis visitar mi cuenta de flickr para ver las fotos (gracias, gracias, gracias), y gracias a eso estoy a punto de alcanzar las 2.000 visitas en poco más de un mes.
Esta misma mañana he ampliado la cuenta (los de flickr me han dicho que nada de cuentas gratuitas si quiero poner más de 200 fotos... cantidad que he alcanzado en poco más de un mes... ups...), deseosa de crear nuevos álbumes y seguir colgando fotos que compartir con vosotros y con el resto del mundo.
Sé que lo digo muchas veces, pero no me cansaré de repetirlo: ¡¡gracias a todos por estar ahí!!

¿Puede un pez ser el padre de un champiñón?

Yo una vez tuve un champiñón; era bastante feo, pequeño y molesto la verdad. Decidió aparecer en la planta del pie (de ahí que el médico le bautizara como papiloma) y, durante el tiempo que vivió en mí fue bastante incordio, para qué vamos a negarlo. Pero me da miedo que mi mala experiencia me lleve a cometer un "honguicidio" y haga que mi pez tenga una depresión...
Empecemos por el principio: tengo un pez que se llama "moribundo 2" (algún día explicaré de dónde viene el nombre, es una triste historia) y que ha pasado de ser negro, a ser negro con un trozo blanco en la cabeza.
Según la chica de la tienda de peces le ha salido un hongo y, sin pestañear, me ha dado un medicamento que tengo que echar en el agua para que se cure y para evitar que los demás se contagien. Es tan sencillo como eso: unas gotitas durante 5 días y la mancha blanca desaparecerá.
Pero, ¿y si Moribundo no quiere que lo haga?, ¿y si el hongo le hace compañía en una vida tan monótona como la que se tiene que llevar en un acuario?, ¿y si le quiere como a un hijo y si lo mato le entran impulsos suicidas y empieza a darse de cabezazos contra los cristales de la pecera?, ¿y si se enfada por aniquilar a su manchita y la próxima vez que meta la mano me muerde, me contagia su hongo de pez y yo contagio a todo el que esté a mi alrededor, causando una pandemia que acabe con la humanidad?
Es una gran responsabilidad.
He intentado preguntárselo. Me he quedado mirándole y, cuando se ha sentido observado, ha girado la cabeza hacia mí y me ha puesto morritos de piñón, como cuando se lanzan besos al aire. ¿Eso qué significa?: "cúrame, el hongo se está apoderando de mi cerebro y me quiere matar", o "no mates a mi champiñón, el no tiene culpa de haber nacido en el lugar equivocado".
¡¡No sé qué hacer!!

21 de septiembre de 2007

Esperanza.

Hoy es un gran día.

20 de septiembre de 2007

Érase una vez el cuerpo humano,

Por fin, después de mucho esperar a que se descarguen todos lo capítulos ("sólo" son 26, hubiese jurado que eran más) y borrar innumerables archivos fallidos (¿la gente por qué es tan bruta?, ¿por qué le ponen un nombre cuando lo que hay "dentro" es otra cosa?), he conseguido recopilar la serie completa con la que crecí y que tantas cosas me enseñó (no puedo evitar imaginarme a las plaquetas corriendo de un lado para otro cada vez que me hago una herida, me encantaban).
Aquí os dejo el intro de la mítica serie para que lo disfrutéis (las letras escritas están en francés, pero es que la calidad del vídeo era mucho mejor que la versión española).



P.D. En su momento no las vi, de hecho hasta que empecé a recopilar las "series de nuestra infancia", ni tan siquiera conocía la existencia de alguna de ellas, pero ahora me he enviciado y estoy descargando ERASE UNA VEZ LOS EXPLORADORES, EL ESPACIO Y LOS HOMBRES. ¡A ver si lo consigo!

19 de septiembre de 2007

Mi visita al médico.

Por normal general voy de rambo por la vida y aunque esté hecha un guiñapo humano no voy al médico hasta que no sea estrictamente necesario (cuando estoy a punto de entrar en coma, más o menos), lo que suele acarrear que el constipado (mi "enfermedad" favorita) dure más tiempo de lo esperado o que esté peor de lo que debería por la ausencia de drogas, y es que eso de que en las farmacias ya no te den nada "porque sí" aunque les pongas carita de "estoy malita" no mola nada. Pero esta vez, y sin que sirva de precedente, fui al médico el primer día (¡¡oooohhhh!!).
Lo chungo de todo esto es que sí, te dan drogas, pero te obligan a volver al de un par días porque sino se te acaba el tratamiento (a eso le llamo yo tortura psicotrópica: te demuestran lo "bien" que estás con el augmentine (o lo que sea) y te amenazan con no darte más si no pasas por tu médico de cabecera... ¡¡qué crueldad!!). Y hoy ha sido el día en el que he vuelto al médico para decirle que me sabía todo a perro muerto y que quería más augmentine de ese, que mola mogollón.
Pero no estoy aquí por eso, sino por la vivencia sobrenatural de la sala de espera.
Y es que existe una especie de humanos (si es que son de este planeta...) que van a esos sitios a pasar el rato; son como los viejecillos que se tiran horas esperando en las paradas del bus, pero estos encima amenazan con contagiarte algo. Y yo tengo un imán para ellos. No sé por qué. Igual que para los testigos de jehová o para las ancianitas que van por ahí con la estampita de la virgen de turno y la biblia para convencerte de que todos los jóvenes somos producto del pecado... pero esa es otra historia.
La cuestión es que he cometido el gravísimo error de entrar en contacto visual con uno de ellos... ¡¡pero ha sido sin querer!!
Estaba sentada haciendo un crucigrama (bueno, una sopa de letras, pero lo del crucigrama parece más intelectual y me hacía ilusión ponerlo) y ha llegado una señora con una pinta bastante normal, si no fuera por el pelo rubio platino con un pedazo de mechón azul pitufo y que olía como si se hubiese fumado la tabacalera y alguna fábrica de papel.
Yo estaba concentrada en mi pasatiempo (no la mires, no la mires, no la mires) pero ha pegado un alarido ("¿sabes qué?") y del susto he pegado un bote y he levantado la mirada (grave error). Entonces ella me ha mandado sus ondas capturantes (se llaman así, no me lo he inventado), han hecho que la mire a los ojos... y ha empezado a hablar (cada vez que yo ponga puntos suspensivos significa que la señora entraba en trance y se quedaba callada durante unos 15 segundo, mirándome a mí pero viendo el infinito y yo creo que algún que otro elefante con tutú bailando un vals o algo así):
"Al lado de mi casa hay un stop... (¿y?) el otro día lo fui a cruzar pero no veía nada porque era de noche y llevaba las gafas de sol puestas... (repito, ¿y?)... vino un coche rápido y me dio... (aaahhhh... eso explica que esté zumbada)... ... ... menos mal que puse los brazos "asina" (se ha cruzado los brazos delante de la cara) porque sino me atropella (más ¿y?)... ... ... ... ... pero no puedo hacer nada porque no apunté la matrícula... (¿¡¡¡¡¡y!!!!!?)".
Gracias a dios en ese preciso instante me ha llamado la doctora, que con su dulce voz ha conseguido arrancarme de la mirada hipnótica de la loca semi atropellada y con ello ha roto el encantamiento. Me he metido a la consulta, le he dicho que había una señora muy rara fuera ("¿la rubia con un mechón azul?"... ¿¡si la conocen por qué no la encierran!?), me ha metido el palito ese por la garganta hasta tocarme el higadillo, ha simulado ver algo (estoy convencida de que es imposible que vean a los bichitos esos, fijo que mienten) y me ha dado más drogas (¡¡guay!!).
Al salir he descubierto a la mujer tratando de entrar en contacto visual con otra chica, que se ocultaba aterrorizada tras la hoja de un periódico.
Y yo me pregunto, ¿esa gente por qué se aburre tanto?, ¿son así de verdad o lo hacen para que alguien les haga caso?, ¿no se dan cuenta de que sólo les "prestas atención" porque te miran con cara de "o me escuchas o te persigo por la calle... sé donde vives..." y te dan miedo?, ¿alguien les ha dicho todo esto alguna vez?, y si lo ha hecho, ¿ha sobrevivido?
Y lo peor de todo... ¿¡¡POR QUÉ SIEMPRE ME PASAN ESTAS COSAS A MÍ!!?

P.D. Acabo de recordar lo que me pasó una vez en el metro con un tío disfrazado de payaso... os juro que si lo cuento no me creéis...

18 de septiembre de 2007

Los animales y las películas.

¿Quién piensa en los pobres animales que salen en las películas? Muchas veces se jactan de comentarios tales como "durante el rodaje de esta película ningún animal ha sido herido o maltratado"... ya... ¿y cómo lo saben?
Los actores tienen extras que hacen las cosas peligrosas por ellos pero, ¿y los animales?, ¿quién les explica que lo que ocurre no es de verdad? Porque son listos, pero no sé yo si para tanto.
Sé que muchas veces utilizan efectos digitales, incluso maquetas o "marionetas" pero, ¿qué pasa cuando los pobres bichos "actúan" de verdad?
El otro día vi un trozo de "twister" en el que un pobre perro estaba metido dentro de una casa cuando llegaba el tornado y miraba espantado cómo gritaba todo el mundo y las cosas salían volando... ¿y si le han creado un trauma? Porque el bicho hacía un papel convincente (normal, estaría aterrorizado con tanto libro y plato volando de un lado para otro), pero no creo que después tuviese derecho a una hora de terapia con un psicólogo.
¿Y los caballos?, ¿pretenden decirme que alguien les enseña a caerse?, ¿es verdad eso de que hay que sacrificarlos si se rompen una pata porque nunca se recuperan?, entonces, ¿qué pasa si se la rompen al caerse?, ¿acaso no tienen derecho a vivir aunque estén un poco tullidos?
Los extras saben cómo tirarse por una escalera sin romperse ni una uña y hay un montón de trucos que nosotros no vemos que evitan que la palmen ahí mismo, pero no creo que el pobre caballo que va trotando como loco y de repente le explota un petardo al lado mientras el "loco playa" que está sobre él grita como un animal, se recupere del susto en su vida. Al menos yo no lo haría.
Y eso sin contar a los peces; a esos nunca se les tiene en cuenta. "Buscando a Nemo" ha hecho que la gente sea consciente de que tienen corazoncito (sí, lo tienen, por eso te dan besitos cuando les vas a cambiar el agua del acuario), pero aún así nadie se tapa los ojos cuando un pedazo de oso pardo se come un salmón cuando estaba paseando con su familia por el lago (el pez, no el oso). Al oso que no le pase nada, sobre todo si es chiquitín, pero al salmón como si los abducen los marcianos (¿existen animales extraterrestres?, ¿tienen mascotas los marcianos?, ¿por qué nadie se hace este tipo de preguntas?).
Y no me parece nada bien.
Debería haber un terapeuta de animales actores, como el "super nanny de perros" que sale en Cuatro, pero para todos los que lo necesiten.
¡¡Larga vida a los animales actores!!
P.D. ¿Alguien le habrá explicado a "Rex" que trabaja en una serie o de verdad se creerá que es un perro policía?, ¿siempre es el mismo perro o usan muchos parecidos?, si atracaran a su dueño, ¿el perro detendría a los ladrones? Son dudas que me inquietan.

16 de septiembre de 2007

Qué malito te sientes, cuando te sientes malito.

Un día te levantas y, sin previo aviso, te duele todo el cuerpo. No sabes qué te pasa, pero estás seguro de que es culpa de algún "bicho" e inconscientemente vienen a tu mente los capítulos de "erase una vez la vida" en los que los malos (que siempre eran verdes o azules) se metían por cualquier agujerito (no seáis malpensados, hablo de la nariz y de la boca) y hacían que todas tus defensas se revolucionasen.
Bueno, pues yo hoy estoy rellena de bichos de esos. Y deben de ser de un montón de gamas y tamaños, porque aparte de que parece que tengo un estropajo en la garganta, da la sensación de que están poniendo barricadas en mi oídos.
Y eso me hace pensar (poco, que los virus me tienen algo atontada) en lo chungo que es que te duela algo, aunque sea una tontería. Sé que no es nada grave y que, como máximo, terminaré gastando 12 paquetes de klennex en los próximos días pero... qué mal te sientes, ¿no? Parece que mientras te atropellaba un camión cargado de una tonelada de yunques, se te ha caído encima un edifico, un avión y hasta la M.I.R.
Pero no queda más remedio que aguantarse, tirarse en el sofá, poner carita de "qué malita estoy y qué poco me quejo" para que te hagan mimitos y pedir que alguien juegue contigo al parchis... ¿voluntarios?
P.D. En días así es cuando echo en falta un portatil para poder escribir esto desde el sofá. Si a alguien le apetece regalarme uno... yo a cambio juego con él (o ella) al parchis...

14 de septiembre de 2007

El coche va al médico (cuarta parte).

Esta mañana, por fin, he ido a recoger el coche. Yo pensaba que estaría enfadado por no haber ido a buscarle ayer, pero parece ser que no lo estaba porque se ha puesto contento al verme (lo sé porque ha pitado cuando lo he ido a abrir y eso significa "¡¡te echaba de menos mami!!").
Me ha atendido el mismo hombrecillo de siempre, lo que me lleva a pensar que ese señor no tiene ni familia ni nada por el estilo y que lo dejan allí encerrado por las noches, porque vayas a la hora que vayas siempre está. Es una pasada. Es bastante simpático, y más cuando estás a punto de pagarle 702´08 euros (precio final, por si alguien estaba interesado en saber la clavada que me han metido) ... eso sí, hasta que firmas el recibo no te da la llave de tu coche ni aunque estés escayolado desde las cejas hasta la punta de los pies y atado a una camilla como la de Anibal Lecter.
Me ha acompañado amablemente hasta la ventanilla, donde una agradable mujer me ha cobrado con la mejor de sus sonrisas y me ha enseñado el nuevo catálogo del "Macro" (sobre cestas de navidad... ¡¡qué fuerte!!, ¡¡ya llega la navidad!!, ¡¡yo no soy la única que ha empezado con los preparativos!!).
Hecho esto, el hombrecillo cojo (pobrecillo, no tiene familia y encima está cojo... si es que dan ganas de adoptarle... aunque quizá no sería tan mala idea, igual así me arreglaba el coche gratis... o por lo menos con algún descuentillo...) va y me dice: "voy a traerte el coche, no te vayas, ¿eh?"; y yo pregunto ¿que clase de idiota se iría sin su coche cuando acaba de pagar la factura del taller? Seguro que alguno, pero no es mi caso.
He esperado pacientemente, he visto cómo uno de los mecánicos se ponía gritar como un poseso "¡¡Antonio, es viernes, viernes, viernes!!" mientras hacía unos extraños movimientos de cadera y luego se ponía rojo como un tomate al descubrir que le estaba mirando, y finalmente le he visto aparecer, de culo, pero sin abolladuras añadidas (las que tiene son la marca de la casa, y con lo que acabo de pagar creo que las va a seguir teniendo mínimo 2 años más).
Ha sido un momento muy bonito, me he emocionado y todo: ¡¡estaba sano y salvo!! (Murphy debe de estar de vacaciones... eso, o alguien ha escuchado mis plegarias y lo ha asesinado de alguna manera cruel). Le han quitado todos los plásticos que tenía (volante, asiento, palanca de cambios) ¡¡y me he montado!!
Y puedo jurar, aunque quizá también haya un poco de efecto placebo, que los 700 euros se notan (más vale): ya no mete ruido, frena tanto que he ido dando trompicones un buen rato (casi como la primera vez que lo cogí, que lo calé 25 veces en unos 100 metros... jajaja...), los limpiaparabrisas limpian (y tampoco meten ruido, casa que antes hacía el trasero, yo creo que para hacerse notar) y el coche va como la seda.
Así que este es el final de la historia... al menos de momento.
El coche está en casita (bueno, en la calle), le quiero más que nunca porque estos 3 días sin él me he sentido como si me hubiesen amputado las piernas, y ahora estoy tranquila porque sé que está bien, la carencia de ruidos lo demuestra. ¡¡Esperemos que aguante así mucho tiempo!!
FIN.

13 de septiembre de 2007

El coche va al médico (tercera parte).

Han vuelto a llamar de la Renault... lo sabía antes de contestar porque del susto de ayer se me quedó el número desde el que me llamaron grabado en la mente y cuando lo he visto en la pantalla se me han erizado los pelillos de la nuca. Un nombre ha venido a mi cabeza (Murphy) y diferentes pensamientos cortos han pasado por mi mente: "por favor, que no lo hayan abollado", "por favor, que no le pase nada más", "por favor, que no haya explotado en plan combustión espontánea y yo me haya quedado sin grabarlo, porque puestos a que pase por lo menos tener un vídeo que mandar a "vídeos de primera" y sacarme unos eurillos"... vamos, lo que cualquiera pensaría cuando su coche está en el taller.
He descolgado, he aguantado la respiración y me he sentado, por si acaso... "mira, te llamo de la Renault... es para decirte que (miedo, pavor, susto, horror)... ¡¡tu coche está arreglado!!".
¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!
¿En serio?
Pues parece ser que sí, lo que resulta bastante increíble teniendo en cuenta que amenazaron con no dármelo hasta el lunes. Más asombroso aún, me he atrevido a preguntar por el precio final de la bromita (temiendo que entre "es que esto se me olvidó decírtelo" y el i.v.a. o como se llame aquí pasase de 700 euros a 900) y "sólo" son 702 euros... 2 euros más de lo previsto... uuufff...
"Puedes pasar a buscarlo". Ya. Teniendo en cuenta que cierran el taller a las 16:00 horas y que son las 15:25, estoy sin comer y con las manos llenas de pintura y barniz (culpa del bote que he reciclado y que ¡¡ha quedado super bien!!... perdón... volvamos al tema), como que no me da tiempo. Así que iré mañana.
Pero me siento fatal, porque es como si a tu hijo le dan el alta y lo dejas en el hospital un día más. Porque sí. Porque estás manchada de pintura. Soy una mala madre.
Mañana iré a primera hora, le haré muchos mimitos y le llevaré a donde quiera... que para algo ha estado malito tanto tiempo.
...continuará...
P.D. El tema de la subvención (no sabía que se escribía así, me lo ha dicho el corrector gramatical, que siempre me incordia pero que esta vez me ha servido para algo)... bueno, me planteé lo del banco, pero luego hice un cálculo mental y llegué a la conclusión de que, si me quitaba algunos vicios, podía pagar la factura. ¿Qué considero vicios? Comer, ducharse con agua caliente, ducharse con agua fría, volver a mover el coche en los próximos meses (no vaya a ser que se vuelva a poner malo), salir a la calle (que luego los zapatos se desgastan y hay que comprar nuevos)... nada importante.

Al final le he hecho caso a la musa...

... y este ha sido el resultado:


Tal y como conté, era un bote de cristal que tenía por casa. Lo he terminado esta misma mañana y, casi antes de que se le secase el barniz, ya lo había llenado de rotuladores de colores.
¡¡Viva el reciclaje!!

12 de septiembre de 2007

¿Musa?

A veces me pasa: me meto a la cama y, cuando cierro los ojos para tratar de quedarme dormida, se me ocurren cosas (manualidades) que quiero hacer y que, normalmente, nunca he hecho hasta ese momento.
Y es curioso, porque hace años me pasaba lo mismo pero lo que me venía a la cabeza eran cosas que escribir, pequeños relatos o tan sólo un par de párrafos que no conseguía borrar hasta que los plasmaba en un papel.
Esta vez ha sido un bote de mayonesa (vacío), de esos que todo el mundo tenemos en casa "por si acaso". No sé muy bien cómo quedará, ni tan si quiera si lograré hacerlo, pero es lo que tengo en mente ahora mismo.
Y es que, con lo frustrante que resulta comprar material de manualidades (por el precio), ¿por qué no reciclar?

El coche va al médico (segunda parte).

Han llamado de la Renault (malo, malo malo)... para darme el presupuesto (peor, peor, peor)... menos mal que estaba sentada en el sofá, porque sino me caigo de culo. De hecho, todavía estoy intentando recuperarme del shock y tratando de devolver a su sitio la mandíbula, que se me ha desencajado.
Recuerdo la conversación como a trozos, yo creo que ha sido un mecanismo de defensa de mi cerebro para suavizar el golpe; ha sido algo así como: " le hemos pasado la revisión... todos los cojinetes estaban desgastados... por eso metía ruido... son 300 euros (esto lo ha dicho más bajito, para que no se notase)... y ahora viene el problema... es que tiene los frenos mal... y eso son otros 400 euros (más bajito, como si temiese que me materializase delante de él y le metiese una paliza)..." en ese preciso instante he dejado de escuchar... ¿700 euros?, ¡¡¡700 euros!!!
Virgen santa, eso son muchos euros. Muchísimos.
Él ha seguido hablando (creo): "hay que cambiarle las pastillas de los frenos... y el "aksdgagfhdf" (no recuerdo lo que era)... ¿quieres que lo hagamos o no?" Hombre, querer querer... no, pero debo, no es plan de ir con el coche por ahí con los frenos mal (qué miedo).
Así que no sé muy bien para qué sirve un presupuesto, salvo para quitarte un par de años de vida por el susto, porque aunque hubiese sido el doble también tendría que pagarlo, no merece la pena jugarse el pellejo en la carretera por no arreglar el coche.
Al menos ha tenido el detalle de decirme que intentará que esté arreglado para el viernes... aunque ahora que lo pienso, eso significa que sólo tengo 2 días para atracar un banco... qué mal, es muy poco tiempo...
... continuará...

11 de septiembre de 2007

El coche va al médico (primera parte).

Parecía que nunca iba a llegar el día, pero por fin, después de más de tres meses esperando, la cita con la Renault ha llegado.
Hemos ido esta mañana (el coche y yo); se le notaba ansioso y nervioso, cosa comprensible teniendo en cuenta que, tal y como he comentado en entradas anteriores, siempre le pasa algo cuando está allí y, por norma general, siempre sale peor de lo que entró; pero ha sido valiente y se ha quedado allí formal-formal... bueno, ha empezado a gritar como un loco cuando ha visto que me iba, pero se le ha pasado enseguida (lo sé porque estaba vigilando escondida detrás de una furgoneta... y es que dejar el coche en el taller es más doloroso que el primer día de guardería de tu hijo).
Después de dar más vueltas que un tonto para conseguir aparcarlo (si es que se le puede llamar así a dejarlo en la entrada al taller medio torcido) y sentirme bastante intimidada con el cartel de la entrada ("esperamos sepan disculpar la tardanza en la entrega de los coches, es que estamos de vacaciones"... lo que me faltaba, no me lo devuelven hasta navidad), he ido a la recepción para contarles mi vida en verso y recordarles que me da igual que tengan mucho trabajo, que tengo cita desde hace tres meses y que mi coche se queda allí, se pongan como se pongan.
El hombrecillo que me atiende siempre (supongo que a mí y a todo el mundo) me ha preguntado qué le pasa al coche... esa es buena...
* primer problema: nunca se recuperó del ataque del capullo del ferretero y desde entonces un pedal vibra (aunque parece ser que sólo lo noto yo) y da la sensación de que tenemos el motor de un avión dentro, cuando siempre ha sido un coche muy silencioso. Él ha apuntado "el coche mete ruido"... manda huevos, si es que no sé para qué me molesto en explicarme.
* segundo problema: cuando pasó la i.t.v. me dijeron que había un "desequilibrio en las fuerzas de frenado", y encima chirría un poco al frenar cuando vas despacio. Él ha apuntado "los frenos meten ruido"... definitivamente, este tío no me escucha.
* tercer problema (que no es problema): hay que cambiarle las escobillas del limpiaparabrisas y hacerle la revisión de los 50.000 km... ahí se ha quedado despistado, porque no podía apuntar que algo hiciese ruido.
He firmado todos los papeles habidos y por haber y entonces ha llegado el momento más tenso de la mañana: he hecho las dos preguntas transcendentales... ¿cuánto me va a costar?... más aún... ¿cuándo me lo vais a devolver?
Si llega a ser un dibujo animado en vez de la realidad, creo que habría salido corriendo dejando tras de sí un camino de fuego...
Respuesta al tema del presupuesto: "¿qué más te da? si vas a tener que pagarlo cueste lo cueste... si es muy caro ya te avisamos (habría que saber qué consideran ellos caro)".
Respuesta al otro tema: "uuuuffffff... es que estamos muy liados (¿y?)... para esta semana no creo, ¿eh?... si los planetas se alinean y convierten a nuestros trabajadores en seres superpoderosos con capacidades extraordinarias para arreglar coches... ya si eso te llamo, pero sino hasta la semana que viene nada". Que conste en acta que hoy es martes. Y eran las 9 de la mañana. ¿Qué carajo le tienen que hacer a mi pobre coche para que tarden tanto?
Miedo me da.
Sólo espero que Murphy esté de vacaciones y por una vez no incordie.
... continuará...

10 de septiembre de 2007

El misterio de las gafas y el agua.

Empecemos aclarando una cosa: tengo gafas desde que tengo uso de razón. En las diferentes ópticas a las que he ido me han confirmado que no veo tres en un burro sin gafas (y con ellas a veces tampoco por un ligero problema de enfoque) y he podido comprobar más de una vez que si estoy sin ellas más de 10 minutos me mareo, empiezo a entablar animadas conversaciones con cualquier cosa (la puerta de un armario, una farola, un buzón...) y acabo teniendo los síntomas de haberme tomado un tripi o alguna droga dura similar. Entonces... ¿por qué si estoy en el agua no me pasa eso?
Me quito las gafas para ducharme y no me pasa. Vale, podéis pensar que es poco tiempo, pero eso es porque desconocéis mi tendencia natural a darme duchas de media hora. Y si el tiempo fuese la explicación... ¿qué es lo que pasa en una piscina?, ¿acaso se crea una realidad virtual en la que los minutos tienen menos segundos? Porque este mismo fin de semana he estado más de una hora seguida dentro del agua y no me he mareado ni he empezado a hablar con las baldosas del fondo. ¿Qué lo explica?, ¿será que el agua de las piscinas es mágica?, ¿o es que yo en realidad nací para ser sirena y por eso fuera del agua tengo limitaciones?
Es todo un misterio que me reconcome.

Me hago mayor, me lo ha dicho una almohada.

Hace muchos años, allá por 1.990 más o menos, me fui de vacaciones con mis aitas, mi hermano... y una almohada. Nunca comprendí por qué mi madre se llevaba la pedazo de almohada de 1´35 a cuestas cuando nos iban a dar todas las que quisiéramos en el hotel: mulliditas, de grosores diferentes y de cualquier tamaño... hasta ahora.
Yo antes dormía en cualquier sitio, me daba igual cómo fuese la cama, la almohada, la manta... incluso la habitación; he llegado a dormir tirada en el suelo de un aeropuerto londinense, en las cochambrosas literas de los "coches-cama" de los trenes y en un colchón tirado en el suelo... pero este fin de semana la cruel realidad se ha abierto paso y me ha demostrado algo que sospechaba desde hacía años pero que me negaba a creer... me hago mayor... peor aún... ya no puedo dormir sin mi almohada.
Es triste vivir esa situación: estás en un hotel de 4 estrellas con casi todos los lujos imaginables (¿cuándo les van a obligar por ley a poner un jacuzzi en el baño? debería ser un derecho humano), hay un tropel de gente que te arregla la habitación, te prepara la comida, está pendiente de tus necesidades... pero echas en falta tu almohada. Te tumbas en la cama (que también es extraña) y no puedes relajarte porque tu cuello no se adapta a esa nueva situación. Quieres dormir, pero cada vez que cierras los ojos la ves: triste, en tu cama, sola, y con ojitos de "me estás engañando con otra"... pero no puedes ir a por ella porque ya has pagado el hotel y el impulso de tener a tu disposición una piscina es superior a la necesidad de dormir por las noches.
El único consuelo que te queda es pensar en el reencuentro y asumir que, a partir de ahora, tendrás que viajar con ella allá a donde vayas, como quien se lleva el cargador del móvil... pues tú con la almohada.

¡¡He vuelto!!

Tal y como prometí aquí estoy de nuevo: algo más morena, con un par de escamas y bastante cansada la verdad (eso de hacer peleas acuáticas da muchas agujetas...).
Han sido 4 días de sol, piscina, patatas fritas y cremita, en un hotel increíble y digno de recomendar; pero algún día había que volver a la rutina (¡te he echado de menos!), al blog y al flickr.
Me he terminado el libro que estaba leyendo, he llegado a conclusiones desconcertantes de las que hablaré en próximas entradas y ayer inauguré la nueva "época de la sopita", lo que significa que la navidad ya está a la vuelta de la esquina.
Gracias a todos por estar ahí y por no haberme olvidado (cualquiera diría que me he ido de vacaciones mes y medio... jejejeje...).
¡¡Comenzamos!!

6 de septiembre de 2007

No es por dar envidia pero...

... ¡¡¡¡¡¡¡¡VACACIONES!!!!!!!
¿Queréis saber cómo me siento? Pues aquí tenéis una muestra bastante real de mi estado de ánimo... jejejeje...



Prometo volver antes de lo que pensáis, con las pilas cargadas y un montón de historias nuevas que contar.
¡¡No os olvidéis de mí!!

5 de septiembre de 2007

La carpeta de música.

¿Alguien cree que una carpeta con música puede ayudar a conocerse a uno mismo? Yo estoy cada día más convencida de que es así.
Calculo que puse internet en casa allá por el 2.002 (madre mía, parece que ha pasado mucho más tiempo) y, cuando conseguí instalar el "Kazaa" (en aquella época el emule no estaba de moda... o al menos yo no lo conocía) y aprender a bajar canciones, abrí una carpeta de música: "varios". Ahí recopilaba las canciones que sonaban en ese momento en la radio y me gustaban y otras más antiguas que, por alguna razón, recordaba. Era como hacer la versión sofisticada de una cinta de casette de remix (no lo neguéis, todos hemos tenido una alguna vez), pero a lo bestia.
Sigo haciéndolo (ya tengo más de 170) y, por supuesto, escuchándolas. Y esa es la razón de que esté escribiendo esto ahora mismo; cada vez que abro esa carpeta y dejo que suenen las canciones de manera aleatoria, me sorprendo pensando "¿en qué momento me ha gustado eso a mí?". No me pasa con todas, obviamente la gran mayoría siguen siendo de mi agrado, pero hay un pequeño grupo que siempre estoy tentada de borrar... y creo que no debo hacerlo, porque no deja de ser el testigo de un momento que pasé en mi vida, ya fuese bueno o malo. Y algún día, dentro de muchos años, no pensaré "¿me gustaba esto?", sino que sonreiré al escucharlas y viajar mentalmente a esa época y, con suerte, al día exacto en el que esa canción se convirtió en algo especial para mi.
Por eso creo que debemos guardar todas esas cosas (he ahí la razón para que haya hecho la recopilación de "series de nuestra infancia") que nos recuerdan lo que fuimos alguna vez, por muy diferentes que seamos ahora.
Quizá vivir de recuerdos no sea la mejor idea... pero renunciar a ellos es peor aún.

3 de septiembre de 2007

Cómo montar un mueble de Ikea... por primera vez.

PRIMER PASO.
Vete a Ikea y compra un mueble, algo vital para llevar a cabo el propósito final. Se han dado casos de gente que ha intentado montarlos tan sólo pensando en ellos... y no funciona. Sería el chollo del siglo, pero no se puede hacer.

SEGUNDO PASO.
Apáñatelas como puedas para llevarlo hasta tu casa, meterlo dentro y buscar una habitación en la que poder montarlo. Para saber cuál te sirve tienes que sumar el tamaño del paquete x 2 (para cuando lo abras); el espacio que necesitas tú con todos tus miembros moviéndose como unos posesos a la velocidad de la luz (créeme, lo harán); las herramientas necesarias para montarlo (no, no todas vienen con el mueble, aunque tú creas que sí) y entre 5 y 10 metros cuadrados más (según lo que te puedas permitir), por si te entra un ataque de histeria durante la faena y te pones a gritar como un poseso. Si por casualidad tienes alguna habitación acolchada e insonorizada, mejor que mejor, así los vecinos no llamarán a la policía.

TERCER PASO.
Cuando tengas el paquete abierto, busca las instrucciones (a veces, para poner a prueba nuestra inteligencia, no las ponen arriba del todo... eso, o es que lo has abierto al revés... ¡¡torpe!!) y, ¡ATENCIÓN!... ¡¡MÍRALAS!! Sí, sí, como lo oyes, hay que mirarlas. No vas a ser menos listo por ello. Ni vas a quedar mal. De hecho, si lo haces, hasta es posible que seas capaz de montarlo bien a la primera. No es una leyenda, lo he comprobado.
Es probable (por no decir seguro) que al primer vistazo todo te parezca complicadísimo e ininteligible, pero te prometo que se pasa. En serio. Ante todo, no pierdas los nervios, tú eres capaz de eso y mucho más (esto parece un libro de autoayuda).

CUARTO PASO.
Hay que familiarizarse con las cosas: coge el paquete de los tornillos (o lo que sea que traiga ese mueble en concreto), ábrelo y, mirando a uno fijamente, di en alto "sólo eres un tornillo, aunque tengas un nombre raro... no vas a poder conmigo". Puede parecer ridículo, pero es que son como los perros: huelen tu miedo. Tienes que ser firme y demostrarles que controlas la situación... aunque te sientas totalmente desbordado con tanto paquetito, tornillito, llavecita y tuerquecita (lo de los diminutivos no es para quitarles importancia, es que realmente suelen ser enanos).

QUINTO PASO.
Sigue las instrucciones paso a paso, nada de saltarse un par de páginas "porque no son importantes" o hacerlo de memoria. Fíjate bien en los dibujitos y ten en cuenta que, si se han molestado en recalcar algo no es porque son así de guays o porque estaban aburridos, sino porque es importante. Analiza la pieza que tengas que usar en ese momento y asegúrate de que es esa antes de colocarla... da igual que para lograrlo tengas que darle un montón de vueltas al dibujo o incluso girar sobre la pieza en sí como si estuvieses haciendo el baile de San Vito... haz lo que sea necesario porque si te equivocas vas a tener que desmontarlo todo, no intentes convencerte de que "total, es muy parecido, igual así también sirve".

SEXTO PASO.
Si rompes algo, pierdes algún tornillo, descubres que una de las maderas está un poco estropeada o cualquier tipo de percance (que seguro pasa), no desesperes y, sobre todo, no abandones. Piensa que aunque tenga una punta un poco doblada le vas a querer igual y, al fin y al cabo, podría ser la marca de la casa... lo mismo una banda de ladrones entra a robar en el vecindario, la policía los detiene (ja ja) y recupera las cosas robadas (más ja), y sólo tú puedes identificarlo por esa mella que tanto te traumatizó hacerle... nunca se sabe, la vida da muchas vueltas.

SÉPTIMO PASO.
Si todo ha salido como debería, ya lo tendrás montado, sólo espero que no lo hayas hecho en una habitación de la que lo tengas que sacar... y cuya puerta no sea lo suficientemente grande para hacerlo. A veces pasa.

OCTAVO PASO.
Date una palmadita en las espalda y permítete el capricho de gritar cual lobo que aúlla a la luna "¡¡LO HE LOGRADO!!, ¡¡HE MONTADO MI PRIMER MUEBLE DE IKEA!!".

CONSEJOS PRÁCTICOS.
* Si el mueble lleva cristal tienes que extremar las precauciones... pero sin pasarte. No hace falta sujetarlo como si se fuera a cascar sólo con mirarlo ni añadir 10 dosis más de estrés al montaje, no vas a conseguir nada y lo vas a pasar peor.

* Nunca, repito, nunca, te estrenes en el montaje de un mueble de Ikea con un armario zapatero (sólo es apto para expertos altamente cualificados y que lleven 48 horas de concentración previa). Es posible que jamás superes el trauma y no sólo seas incapaz de volver a la tienda, sino que te saldrá urticaria sólo de ver el anuncio por la tele.

Tu primer mueble, por mucho que montes toda la casa, siempre será especial para ti. Trátalo con cariño y, cada vez que vaya una visita a casa, muéstralo orgulloso.
En mi caso es una mesilla... ¿y en el tuyo?