11 de septiembre de 2007

El coche va al médico (primera parte).

Parecía que nunca iba a llegar el día, pero por fin, después de más de tres meses esperando, la cita con la Renault ha llegado.
Hemos ido esta mañana (el coche y yo); se le notaba ansioso y nervioso, cosa comprensible teniendo en cuenta que, tal y como he comentado en entradas anteriores, siempre le pasa algo cuando está allí y, por norma general, siempre sale peor de lo que entró; pero ha sido valiente y se ha quedado allí formal-formal... bueno, ha empezado a gritar como un loco cuando ha visto que me iba, pero se le ha pasado enseguida (lo sé porque estaba vigilando escondida detrás de una furgoneta... y es que dejar el coche en el taller es más doloroso que el primer día de guardería de tu hijo).
Después de dar más vueltas que un tonto para conseguir aparcarlo (si es que se le puede llamar así a dejarlo en la entrada al taller medio torcido) y sentirme bastante intimidada con el cartel de la entrada ("esperamos sepan disculpar la tardanza en la entrega de los coches, es que estamos de vacaciones"... lo que me faltaba, no me lo devuelven hasta navidad), he ido a la recepción para contarles mi vida en verso y recordarles que me da igual que tengan mucho trabajo, que tengo cita desde hace tres meses y que mi coche se queda allí, se pongan como se pongan.
El hombrecillo que me atiende siempre (supongo que a mí y a todo el mundo) me ha preguntado qué le pasa al coche... esa es buena...
* primer problema: nunca se recuperó del ataque del capullo del ferretero y desde entonces un pedal vibra (aunque parece ser que sólo lo noto yo) y da la sensación de que tenemos el motor de un avión dentro, cuando siempre ha sido un coche muy silencioso. Él ha apuntado "el coche mete ruido"... manda huevos, si es que no sé para qué me molesto en explicarme.
* segundo problema: cuando pasó la i.t.v. me dijeron que había un "desequilibrio en las fuerzas de frenado", y encima chirría un poco al frenar cuando vas despacio. Él ha apuntado "los frenos meten ruido"... definitivamente, este tío no me escucha.
* tercer problema (que no es problema): hay que cambiarle las escobillas del limpiaparabrisas y hacerle la revisión de los 50.000 km... ahí se ha quedado despistado, porque no podía apuntar que algo hiciese ruido.
He firmado todos los papeles habidos y por haber y entonces ha llegado el momento más tenso de la mañana: he hecho las dos preguntas transcendentales... ¿cuánto me va a costar?... más aún... ¿cuándo me lo vais a devolver?
Si llega a ser un dibujo animado en vez de la realidad, creo que habría salido corriendo dejando tras de sí un camino de fuego...
Respuesta al tema del presupuesto: "¿qué más te da? si vas a tener que pagarlo cueste lo cueste... si es muy caro ya te avisamos (habría que saber qué consideran ellos caro)".
Respuesta al otro tema: "uuuuffffff... es que estamos muy liados (¿y?)... para esta semana no creo, ¿eh?... si los planetas se alinean y convierten a nuestros trabajadores en seres superpoderosos con capacidades extraordinarias para arreglar coches... ya si eso te llamo, pero sino hasta la semana que viene nada". Que conste en acta que hoy es martes. Y eran las 9 de la mañana. ¿Qué carajo le tienen que hacer a mi pobre coche para que tarden tanto?
Miedo me da.
Sólo espero que Murphy esté de vacaciones y por una vez no incordie.
... continuará...

1 comentario:

Antonio Teixeira dijo...

"La factura del mecánico será má alta de lo que puedas imaginar"
Ley de lo caro que está todo y lo poco que cobro.