4 de agosto de 2007

Una historia desgarradora... con final feliz, claro.


Hola. Soy la funda de una radio para el coche y esta es mi historia.
Tengo 4 años y pico y, aunque he tratado de disimularlo, siempre he creído que mis padres querían más a mi hermana la radio que a mí.
Somos gemelas, pero no de esas que se parecen tanto que la gente no sabe diferenciarlas... no, nosotras somos como la luna y el sol. Ella es divertida, cantarina, llena de botones con letras y números dibujados... por tener, hasta tiene una pantallita que se ilumina cada vez que la bajan al coche... y es que le encanta viajar y salir de paseo porque sabe que es una compañía inestimable.
Yo, sin embargo, paso directamente del bolso de mi madre a la guantera, nunca veo mundo, no se entristecen cuando ven que no estoy en el coche, no me quitan el polvo cuando van a limpiarlo... sencillamente, sólo se acuerdan de mí cuando cojen a mi hermana en las manos.
Siempre ha sido así, desde el inicio de los tiempos... pero un día, cansada de todo este desprecio, tomé una decisón drástica... me tiré por las escaleras. No fue sencillo dar el paso, sobre todo porque suponía que iba a ser doloroso, pero ese día cambió mi vida.
Recorrí un tramo entero y parte del pasillo del piso inferior, vi mundo por primera vez en mi vida... pero el precio fue alto: estuve a punto de morir, tanto física como psicológicamente. Me partí por la mitad y, por si eso fuera poco, tuve que ver la cara de alivio de mi madre cuando, tras bajar corriendo las escaleras, descubrió que mi hermana estaba intacta... a pesar de mi lamentable estado... y eso me dolió, me dolió mucho.
Pero entonces todo cambió; mi madre comprendió mi tristeza, lo que me había llevado a actuar así y lo vió claro: yo, la hermana mayor, siempre protegía a mi hermanita con mi cuerpo, siempre estaba ahí para hacerle compañía cuando estábamos en la guantera porque la oscuridad la asustaba, siempre la defendía de las crueles llaves y la húmeda botella de agua cuando estábamos en el bolso... me subió a casa, curó mi herida con celo y, lo mejor de todo, llenó mi mundo de color. Estuve un par de días en la u.c.i. (unidad de creación imaginativa) y el resultado fue inmejorable.



Ahora soy una funda feliz, ya no tengo celos de mi hermana porque, quizá ella les haga cantar, pero sé que me quieren y, por primera vez en mi vida, sé que soy única en el mundo.
Ahora puedo decir que soy una funda feliz.

5 comentarios:

Antonio Teixeira dijo...

A ver se fijan los de Sony antes de hacer las próxima remesa de fundas. Que por alguna razón todas las cosas de electrónicas son blancas, negras, grisos o color crema. Por fin algo de color ...

Anónimo dijo...

has pensado venderlas.
seguro que molan
es lo último en tunning
agente de viajes

Anónimo dijo...

Zorionak prima!yo la vi a las ultimas pero con mucho amor veo que has conseguido revivirla.ella se lo merece.

Anónimo dijo...

Eres una artista, tanto decorando como redactando. ¡¡¡ESCRIBE!!!

Anónimo dijo...

me ha gustado la idea, como Antonio
dice, los de sony debian pagarte
por hacerlas, yo de ti las patentaria. nerey