17 de octubre de 2007

La charcutería... ese extraño lugar.

La charcutería es un sitio al que me gusta ir (qué remedio, normalmente tengo que esperar unos 40 números como mínimo), quizá porque estoy fascinada por los individuos que en ella trabajan: los charcuteros y/o charcuteras.
Cuando empiezan a trabajar ahí, ¿hacen un curso especial en el que les borran de la mente sus conocimientos matemáticos?, ¿son conscientes de que si pides una cosa es porque quieres esa cosa y no algo que según ellos se le parece?, ¿alguien les ha dicho que el pañuelo de la cabeza les queda muy mal?, ¿odian a su jefe por obligarles a llevarlo? Son dudas que me corroen las entrañas.
Cuando vine aquí solía ir a un super cercano a casa y comprar jamón de york (o similares) era todo un suplicio. Casi siempre me atendía un chico y era la batalla interminable:

- Buenos días, ¿me das 100gr. de jamón?
- Sí, claro - me los pone -... ¿algo más?
- No, gracias.
-¿Estás segura*?, ¿no quieres chorizo?, ¿o mortadela?, ¿o salchichón? tengo un queso muy rico... y un jamón serrano en oferta que sólo cuesta 329.785 euros el kilo...

Pero vamos a ver, ¿tengo cara de pasar hambre?, ¿o de tener menos memoria que un pez y no recordar lo que quiero? Porque que te lo haga una vez vale (de hecho, la primera vez pensé "qué majo"), pero siempre...
Y luego está el fascinante tema de las cantidades: nunca te dan la que quieres. De hecho, las poquísimas veces que te cortan los gr. que has pedido se quedan mirando como fascinados las balanza y, si ven que estás despistado, cortan 50 gr. más y te los echan de estrangis. ¿Por qué lo hacen? sí, vale, para cobrarte más pero... ¿la gente no tiene conciencia? El otro día pedí 100gr. de mortadela y me dieron ¡¡178!!, ¡¡eso es un 78% más!!, y de mortadela... ¡¡qué se pone mala casi antes de llevarla a casa!!
La charcutera en cuestión ni se inmutó; de hecho, ni se molestó en mirar cuánto me había dado... podía haber sido medio kilo y se hubiese quedado tan tranquila.
Pero es que lo peor de todo es que como te atrevas a decir "mira, no quiero tanto, quítame lo que sobra" (y hay que ser muy valiente para hacerlo), te miran con cara de "con la de niños que hay en el mundo muertos de hambre, ¿vas a hacer que te quite la mortadela sobrante y la tire a la basura?" Si es que te hacen sentir tan culpable que te dan ganas de llevarte el fiambre entero a casa...
Pero seamos valientes, unámonos y dejemos de pedir 50 gr. menos de lo queremos para ver si así conseguimos llevarnos la cantidad justa... ¡¡algún día conseguiremos que ir a la charcutería deje de ser una aventura!! (aunque entonces será menos divertido).

****

* "¿Estás segura?"

Esta pregunta, ¿por qué se hace? Es como cuando te llaman por teléfono a casa preguntado por Rita o por la compañía del gas y contestas "se ha equivocado" (educadamente, porque sabes que cuando te pasa a ti te da mucho palo) y te saltan "¿estás segura?" Pues sí, estoy segura.
Nunca lo entenderé.

1 comentario:

Antonio Teixeira dijo...

Deberías hablar también de las extrañas criaturas que esperan delante del mostrador. Esos que prueban absolutamente todo antes de comprarlo, los que cogen diez números y nunca vuelven, los que hacen amistades, los que se quejan de manera furibunda y después no piden hoja de reclamaciones, los que intercambian números, las viejillas que intentan hacer que el dependiente les diga que ese jamón con sal no lo tiene nada de sal porque se lo ha prohibido el médico y ella quiere comer .... y otras tantas rarezas.