Hace mucho tiempo empecé a escribir una historia que nunca terminé. Hablaba sobre los pensamientos cortos, esas ideas que se nos pasan por la cabeza cuando estamos enfadados o afectados y que, normalmente, ignoramos. Quizá sean crueles, pero creo que todos deberíamos tenerlas más en cuenta; siempre he pensado que son la manera inconsciente de reflejar lo que sentimos en realidad, aunque sepamos que es malo.
Es como cuando vas conduciendo y alguien te adelante a 240km por hora; tú piensas "ahí te estampes contra un árbol"... en realidad no quieres que eso pase (el pobre árbol no tienen culpa de nada), pero ese pensamiento cruza tu mente de manera veloz, a veces tan rápida que no te das ni cuenta.
Por eso, cuando estamos tumbados en la cama o, simplemente, andando por la calle sin rumbo conocido y esas ideas nos vienen a la mente, deberíamos intentar escucharlas, porque a veces dicen más de lo que siente nuestro corazón, que lo que el sentido común está dispuesto a admitir.
Escuchémonos a nosotros mismos, aunque sintamos que somos malos, porque muchas veces tenemos la respuesta en nuestro interior.
Es como cuando vas conduciendo y alguien te adelante a 240km por hora; tú piensas "ahí te estampes contra un árbol"... en realidad no quieres que eso pase (el pobre árbol no tienen culpa de nada), pero ese pensamiento cruza tu mente de manera veloz, a veces tan rápida que no te das ni cuenta.
Por eso, cuando estamos tumbados en la cama o, simplemente, andando por la calle sin rumbo conocido y esas ideas nos vienen a la mente, deberíamos intentar escucharlas, porque a veces dicen más de lo que siente nuestro corazón, que lo que el sentido común está dispuesto a admitir.
Escuchémonos a nosotros mismos, aunque sintamos que somos malos, porque muchas veces tenemos la respuesta en nuestro interior.
2 comentarios:
¿Y no será que es eso lo que en verdad piensas y que al final se impone la cordura? Con eso demuestras que la famosa frase "contar hasta tres antes de decir/hacer algo" tiene su razón de ser. ;-)
Totalmente de acuerdo contigo en que deberíamos escucharnos a nosotros mismos más de lo que lo hacemos habitualmente. No solo cuando estamos enfadados, claro. A veces, en ese primer pensamiento está la solución.
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