18 de marzo de 2008

Mi cabeza de chorlito.

Mi maridito se ha puesto malo... parece ser que los puentes le dan alergia... porque él no pide días libres para poder cogerse unas mini-vacaciones como todo el mundo... no, prefiere dar cobijo a todos los virus de la isla en su interior y pasar la Semana Santa con 40 de fiebre y en estado comatoso tirado en el sofá... ya ves, cada cual tiene sus manías...
La cuestión es que esta situación ha traído efectos colaterales... y el más destacable ha sido mi excursión mañanera a su oficina para abrir la puerta, porque sino uno de sus compañeros se iba a quedar tirado en la calle casi una hora y no era plan (lo sé, soy super maja... jejejeje...).
Despertarse a horas inhóspitas de la madrugada no es sano, eso lo sabéis todos, y en mi persona causa extraños comportamientos... como dejarme la cartera en casa.
Me he acordado de las llaves de la oficina, de coger un libro por si estaba mucho tiempo esperando, de la radio del coche, del prospecto de las drogas duras para Antonio para comprarlas en la farmacia... pero se me ha olvidado la cartera. ¿Cuando lo he descubierto? Cuando he ido a guardar en ella el tiquet del parking. Ha sido muy divertido: aparco el coche y descubro que tengo en el bolso, exactamente, 40 céntimos.
¡¡¡¡Aaaaaahhhhh!!!!
No puedo sacar el coche para ir a casa a coger dinero... porque no puedo pagar el parking. No puedo coger el bus para ir a casa a por la cartera porque, como no la tengo, tampoco tengo dinero para el bus... Cosas que puedo hacer: ponerme en un portal con cara de pobrecita de mí y tratar de pedir limosna... ponerme a cantar en mitad de la calle para ver si alguien me tira tomates y venderlos... o pedirle dinero al pobre Mario (el chico al que tenía que abrir la puerta), que me habrá visto como mucho una vez en su vida. Vamos, un gran plan. Aunque claro, tengo la ventaja de que le voy a caer super bien porque le he abierto la puerta de la oficina...
Así que he subido, he estado un rato sentada en las escaleras hasta que ha llegado y nos hemos pegado con la cerradura de la puerta y, con más morro que otra cosa, le he pedido dinero. Así, sin más. Si eso no es mendigar, lo demás son tonterías.
Y Mario, que es un encanto (peloteo aparte... jejeje...), me ha solucionado la vida con una preciosa moneda de 2 euros (hay que decir a su favor que quería darme más, pero no "le he dejado").
Pero lo mejor de todo ha sido que, cuando he ido a pagar el tiquet... ¡¡eran 35 céntimos!! Si es que estas cosas sólo me pasan a mí.
De todos modos: gracias Mario, prometo devolverte el dinero con intereses :)

2 comentarios:

nuala dijo...

Hola Naiara!
Ya sabes que desde que descubri tu blog me suelo pasar de vez en cuando y la verdad es que me haces reir muchisimo con tus anecdotas, se que vas a decir que q mala q me rio de las desgracias ajenas pero chica q quieres q haga si me meoo contigo.
Bueno sigue en tu linea pq creo q ademas al menos para mi eres teraputica jajaja
un beso
Yolanda(nuala)

nuala dijo...

Hola otra vez!
perdon perdon perdon jopeee!
si es q yo no creas que me pasan cosas raras tb eh?? he querido escribir tan rapido q solo me di cuenta del error cuando lo envie y lo lei de nuevo jajajaja
cuando puse teraputica queria poner terapeutica jajajajajaaj joer perdon te lo juro q ha sido un error por escribir tan rapido jijiji
un beso