12 de diciembre de 2007

Soy como soy... no puedo evitarlo.

El otro día hice algo que llevaba años pensando hacer pero que siempre dejaba para otro día: fotografié mis peluches. Todos. Bueno, todos lo que tengo aquí.
Y eso me hizo pensar que quizá algún día debería empezar a hacerme mayor porque, a fin de cuentas, tengo 27 años y me sigue encantando entrar en jugueterías y hacer el tonto en los columpios.
¿Por qué? No lo sé.
Alguna vez he intentado crecer, olvidar mi pasión por esos muñecos suaves y regordetes que tanto me gustan y tratar de fijarme en collares y maquillaje (cosas de chicas) en vez de en pegatinas (resulta un poco traumático ver que las personitas que se interesan por las mismas cosas que tú tienen unos 5 años)... pero aguanto muy poco tiempo en mi ramalazo adulto.
Cada vez que paso por las zonas de perfumería y maquillaje de los grandes centros comerciales y veo lo que cuestan esas cosas pienso: "con eso me compro un millón de pegatinas y un oso gigante de peluche"... no puedo evitarlo.
Sé que soy carne de psicólogo y que seguro que me daría algún tipo de explicación en plan "no has superado tu infancia", "no quieres madurar", "estás anclada en el pasado" pero... ¿y qué? Sé que para muchas cosas soy una cría, pero para otras muchas he demostrado tener un par de ***... a fin de cuentas, estoy escribiendo esto desde Canarias, ¿no? (aunque seguro que más de uno opina que lo que hice no fue ser valiente, sino estar como una cabra).
Pero hay días en los que te planteas cosas (y más en estas extrañas fechas en las que todos nos proponemos objetivos, casi siempre imposibles, para el año que viene) como querer cambiar... aunque no sabes muy bien en qué (o quién) te quieres convertir.
¿Sería más "mayor" si no me gustasen las cosas con ojos?, ¿si no hubiese una pequeñísima parte de mí que piense que los peluches y los muñecos tienen sentimientos?, ¿si dejase de poner el felpudo de la vecina en su sitio cada vez que lo veo torcido?, ¿si fuese capaz de pasar por delante de la tienda de Disney sin entrar y toquetear todo a pesar de los carteles de "prohibido tocar"?, ¿si dejase de sacarles la lengua a los niños pequeños en la cola del supermercado? Quizá... pero no sé si quiero ser así.
Tengo muchos años por delante para crecer... aunque creo que jamás dejarán de gustarme los peluches, por mucho que lo intente.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Ni se te ocurra intentar cambiar!. Dejarias de ser tú. Te queremos así, peculiar y única. ¡No nos dés el disgusto de volverte "del montón"!.

Anónimo dijo...

Hola!!! Pues creeme hay más como tú, adoro los peluches, me gustan más las jugueterías que las perfumerías y tengo más años :-)

Besitos!!!

Anónimo dijo...

No sé como decirlo más claro y como expresarlo más alto, por favor, no CAMBIES. Te queremos como eres así de magnífica.

Anónimo dijo...

no cambies nunca, lo que nos mantiene cuerdos es seguir contando con ese punto infantil, quién lo pierde nuncas lo recupera y lo añora aunq no lo reconozca. Una fan de Simba y Ariel.

nyanya* dijo...

A mi también me encantan los peluches... :)