31 de marzo de 2008

Premio "Arte y Pico".


¡¡Me han dado el premio "Arte y Pico"!!, ¡¡qué ilusión!!
Mi amiga Loli, del blog "El rincón de Loli", me ha otorgado este nuevo premio que me hace tanta ilusión (o más) que el primero que me dieron.
No sé muy bien si es por las manualidades que hago (de las que no hablo mucho en este blog, la verdad) o por las historias que cuento (los que me conocéis en persona sabéis que no me callo ni debajo del agua... jejeje), pero sea como sea... ¡¡¡GRACIAS!!!

26 de marzo de 2008

Lo prometido es deuda.

Le prometí a Mario que le devolvería el préstamo con intereses... y aquí está el resultado:

¡¡Espero que le haya gustado!!

25 de marzo de 2008

Operación rescate.

El patio de mi casa es particular, cuando llueve se moja, como los demás... jajajajaja... bueno, paranoias aparte, empezaré esta entrada diciendo que el patio en el que cuelgo la ropa es de esos en los que como se te caiga algo vas listo, porque tienes que pedirle la llave al dueño para poder entrar y conseguir eso es más difícil que logar una audiencia con el Papa... así que la primera vez que una zapatilla de baño decidió hacer puenting sin cuerda y acabó espachurrada en el fondo del patio junto a unas 30 pinzas (también mías... es que soy un poco torpe), decidimos comprar un anzuelo y pescarla. Desde entonces hemos tenido que rescatar unas cuantas cosas (la funda de una almohada, una camiseta, un calcetín, el tapón metálico de la fregadera -algún día contaré cómo se me cayó-...)... pero el otro día se me escapó algo... y no acabó en el suelo... ¡¡sino encajado en uno de esos salientes que hay en las paredes de los patios y que sólo sirven para acumular mierda!!
Ese saliente en concreto está justo debajo de la ventana de la vecina del primero, cosa que podría haber facilitado la recuperación del elemento en sí (aunque no sé yo, porque la última vez que mi calcetín blanco y negro a rayas acabó en su cuerda, fue tan torpe que terminó por tirarlo al suelo al ir a cogerlo... ¡¡patán!!)... si no llega a ser una braga. No me hubiese importado bajar y pedirle que recupere un calcetín, una camiseta, un trapo... o lo que sea... ¿pero una braga? Me daba palo. Ya lo sé, soy idiota. Todos usamos bragas (bueno, menos Aída) o calzoncillos... pero tampoco queremos que el resto del mundo tenga una prueba tangible de ello, ¿no?
Así que la pobre ha estado allí, arrugada, mojándose con la lluvia mugrienta y acumulando polvo hasta que hoy, por fin, nos hemos decidido a rescatarla (se me partía el corazón cada vez que colgaba ropa y la escuchaba decirme "sálvame, sálvame") aprovechando un momento en el que no había ropa colgada.
Hemos atado el pedazo de anzuelo (da miedo sólo de verlo, tiene cuatro pinchos amenazantes) a un carrete de pita, lo hemos lanzado y, tras conseguir engancharla, hemos ido subiéndola poco a poco, aguantando la respiración al rozar las cuerdas de la vecina ya que ha estado a punto de caerse.
Mi braga ha vuelto a casa. Está en el cesto de la ropa, esperando pacientemente su turno para entrar en la lavadora... aunque supongo que le dará algo de miedo cuando vaya a colgarla... pero cuando la devuelva al cajón con el resto de sus hermanas será una braguita feliz. Eso seguro.
Sólo hay una cosa que me inquieta... ¿y si la vecina estaba mirando por la ventana en el momento en el que la hemos ido subiendo?, ¿qué habrá pensado al ver volar una braga enganchada a un anzuelo? (recordemos que la pita es transparente), ¿debería sentirme culpable si acaba encerrada en un psiquiátrico gritando "¡¡la braga voladora me persigueeeeee!!"?
Habrá que ver qué pasa...

Los cajones misteriosos.

A veces pasa: vas al super de siempre y, en mitad del pasillo, encuentras una especie de cajón gigante en el que pone "últimas piezas"... ¿últimas?, ¿desde cuando? Porque al menos yo nunca he visto una sección de manualidades en el Carrefour (lo que no significa que no haya comprado cosas con ese fin)... y un día apareció un cajón de esos lleno de auténticas maravillas... ¡¡por arte de magia!!
Y es algo que me desquicia, la verdad; ¿acaso se dedican a comprar cosas para venderlas como si fuesen oportunidades?, ¿no se dan cuenta de que sabemos que no es habitual poder comprar una caja de madera de pino sin tratar al lado de los jamones?
Y es que hay que ir al supermercado a investigar, con la mente abierta y dispuestos a descubrir pequeños tesoros escondidos entre las latas de champiñones y las cremas para la cara... ¿no me creéis? Este ha sido mi último hallazgo: un precioso dinosaurio por 1 euro... ¿cómo iba a resistirme?

20 de marzo de 2008

Me encanta.

3 añitos... ¡¡cualquiera diría que fue ayer!!

Hoy hace tres años mi codo estaba aburrido y decidió salir a ver mundo tratando de descubrir nuevas aventuras...
Consiguió un viaje en ambulancia, interminables horas sentado en una silla de ruedas en el pasillo de Urgencias, un par de fotos en las que salió de lo más favorecido, una escayola mal colocada y oírme gritar como espero no volver a hacerlo jamás.
Pero le supo a poco, así que se las ingenió para volver a Urgencias al de cinco días, conseguir una cicatriz espantosa, una prótesis prácticamente inútil y muchísimas lágrimas mías en la sala de rehabilitación...
Ahora es todo un codo con historia... y es mío, así que tendré que quererle...


P.D. Por si alguien se lo pregunta, la baldosa con la que tropecé sigue tan estropeada como hace 3 años... y no creo que tengan intención de arreglarla.
2ª P.D. Moraleja: si vais al Centro Comercial "Las Arenas"... ¡¡mirad al suelo al salir a la terraza!!

18 de marzo de 2008

Mi cabeza de chorlito.

Mi maridito se ha puesto malo... parece ser que los puentes le dan alergia... porque él no pide días libres para poder cogerse unas mini-vacaciones como todo el mundo... no, prefiere dar cobijo a todos los virus de la isla en su interior y pasar la Semana Santa con 40 de fiebre y en estado comatoso tirado en el sofá... ya ves, cada cual tiene sus manías...
La cuestión es que esta situación ha traído efectos colaterales... y el más destacable ha sido mi excursión mañanera a su oficina para abrir la puerta, porque sino uno de sus compañeros se iba a quedar tirado en la calle casi una hora y no era plan (lo sé, soy super maja... jejejeje...).
Despertarse a horas inhóspitas de la madrugada no es sano, eso lo sabéis todos, y en mi persona causa extraños comportamientos... como dejarme la cartera en casa.
Me he acordado de las llaves de la oficina, de coger un libro por si estaba mucho tiempo esperando, de la radio del coche, del prospecto de las drogas duras para Antonio para comprarlas en la farmacia... pero se me ha olvidado la cartera. ¿Cuando lo he descubierto? Cuando he ido a guardar en ella el tiquet del parking. Ha sido muy divertido: aparco el coche y descubro que tengo en el bolso, exactamente, 40 céntimos.
¡¡¡¡Aaaaaahhhhh!!!!
No puedo sacar el coche para ir a casa a coger dinero... porque no puedo pagar el parking. No puedo coger el bus para ir a casa a por la cartera porque, como no la tengo, tampoco tengo dinero para el bus... Cosas que puedo hacer: ponerme en un portal con cara de pobrecita de mí y tratar de pedir limosna... ponerme a cantar en mitad de la calle para ver si alguien me tira tomates y venderlos... o pedirle dinero al pobre Mario (el chico al que tenía que abrir la puerta), que me habrá visto como mucho una vez en su vida. Vamos, un gran plan. Aunque claro, tengo la ventaja de que le voy a caer super bien porque le he abierto la puerta de la oficina...
Así que he subido, he estado un rato sentada en las escaleras hasta que ha llegado y nos hemos pegado con la cerradura de la puerta y, con más morro que otra cosa, le he pedido dinero. Así, sin más. Si eso no es mendigar, lo demás son tonterías.
Y Mario, que es un encanto (peloteo aparte... jejeje...), me ha solucionado la vida con una preciosa moneda de 2 euros (hay que decir a su favor que quería darme más, pero no "le he dejado").
Pero lo mejor de todo ha sido que, cuando he ido a pagar el tiquet... ¡¡eran 35 céntimos!! Si es que estas cosas sólo me pasan a mí.
De todos modos: gracias Mario, prometo devolverte el dinero con intereses :)

12 de marzo de 2008

Ventajas de estar tullido.

Muchos de los que leéis este blog sabéis que tengo un codo destrozado porque hace casi 3 años me caí en un centro comercial, me lo saqué (sí, duele tanto como estáis pensando... bueno, quizá más) y me trituré (literalmente) el final del radio, razón por la que me operaron, me dejaron una cicatriz horrible y me pusieron una prótesis (que no funciona), en un codo... que tampoco funciona.
Detalles escabrosos aparte (creedme, hay muchos más), conseguí una indemnización ridícula, acabar con mi carrera profesional, tener que modificar mi manera de hacer las cosas (algo tan tonto como pelar una patata supone todo un reto) y un certificado que es como para morirse, en el que una serie de médicos confirman que tengo una minusvalía pero en un grado que no sirve para nada (vamos, que ni me han dado la tarjetita para poder aparcar el coche en plazas especiales).
Frustrante, muy frustrante. ¿Por qué? Básicamente, porque no puedo girar la muñeca ni estirar y flexionar el brazo, porque he perdido el 60% de la fuerza y porque duele siempre... y siempre, es siempre. Pero "sólo" tengo un 12% de minusvalía (hay que estar muriéndose para que te den un 33%, que es lo mínimo para "beneficiarte" de las ventajas... si es que hay alguna, claro).
Pero hoy es un gran día porque he encontrado una ventaja: no tengo que pagar los 5 euros de envío para mandar el pedido del supermercado a casa... oooohhhhhh...
Me he enterado por casualidad y después de haber utilizado ese servicio muchísimas veces (a ver quien es el valiente que sube 30 litros de agua a la semana a un segundo piso sin ascensor con un solo brazo), pero más vale tarde que nunca.
Quizá lo mejor haya sido ver la cara de la cajera (encantadora, todo hay que decirlo) cuando le he dicho que yo tenía una minusvalía... me ha mirado como si me hubiese vuelto loca y ha escaneado mi cuerpo de arriba abajo... y es que no hace falta ser tuerto, estar en silla de ruedas o tener más años que Matusalén para tener una minusvalía... puedo dar fe de ello.
Así que la próximo vez que vaya al super llevaré el papelito, a ver si es verdad que no tengo que pagar... y si no me creen les enseño la morcilla que tengo pro cicatriz, que seguro que les impacta.

4 de marzo de 2008

La excursión nocturna.

Anoche tuve que ir al aeropuerto, trayecto que me conozco de memoria y que creo que sería capaz de hacer con los ojos vendados, una mano atada a la espalda y marcha atrás... si no cerrasen la carretera, claro.
Iba yo toda feliz por la circunvalación cuando empecé a ver cartelitos de "cuidado, obras", "carril izquierdo cerrado", "atención, stop a 100metros"... así que decidí quitar la música (es extraño, conduzco mejor con música pero siempre la quito si me tengo que concentrar mucho... no sé por qué...) para estar más pendiente de lo que ya estaba... y entonces vi el cartel con el que tendré pesadillas hasta el fin de los días "GC-1 cerrada, desvío al aeropuerto por Jinámar"... ya la hemos liado...
Cabe decir que conozco bastante bien la isla (creo), pero mi cerebro no es un GPS y aunque me sonaba ese nombre, era totalmente incapaz de situarlo en ningún sitio... y mucho menos enlazarlo con el aeropuerto... pero pensé (qué ingenua soy a veces), que si habían hecho un desvío habrían puesto señales para indicar por donde ir... ya...
Os sitúo: las 12 de la noche, ni una miserable farola encendida, absolutamente nadie en la calle a quien poder preguntar y con menos gasolina de la que me hubiera aportado cierta tranquilidad en el tanque. Si a eso le sumamos que tenía que haber llegado ya al aeropuerto, que no había ni una señal de nada, que cada vez subía más y más (una de las pocas veces en las que me he alegrado de vivir en una isla... ¡¡al menos sabía que no iba a acabar en Cuenca!!) y que empecé a sentirme totalmente perdida... pues tenemos la experiencia perfecta para una peli de terror.
Así que opté por "seguir al taxi". Vale, no tenía ni idea de cual era su destino, pero iba delante de mi antes de entrar en el desvío, así que mucho no se podía desviar de la dirección... hasta que lo hizo... y me vi en una carretera oscura sin nada alrededor más que un par de lobos y un sangriento asesino deseoso de que parara (¿sería el del hacha?) y cierto pánico que se iba apoderando de mi. Di la vuelta como pude (como soy civilizada intenté esperar a llegar a una rotonda o a un cruce... pero es que a ese paso llego a la cumbre y tampoco era plan) y me metí por otra dirección, que me llevó a unas 7 rotondas sin señalizar y que me hicieron llegar a la circunvalación... ¡¡¡pero en sentido contrario!!!
Así que de vuelta a Las Palmas (¡territorio conocido!) pensé en ir por la otra carretera (la de la Avenida Marítima) porque supuse que no cerrarían los dos acceso al Sur al mismo tiempo... pero me equivoqué, claro.
Tratando de cambiar de sentido acabé perdida, en una especie de callejón sin salida paralelo a la carretera en la que quería entrar y persiguiendo a una pareja con el coche para preguntarles por donde ir... pero que corrían cada vez más porque debí de darles miedo (no me extraña)... y que no pararon hasta ver que era una chica (lo sé porque dijeron: "¡ah", eres una chica").
Y después de muchas vueltas por rotondas en obras y una llamada de despedida a mi marido por si no era capaz de volver nunca a casa, logré entrar en la avenida dirección sur... ¡¡¡para descubrir que también estaba cerrada!!!
¡¡¡¡Me voy a cagar en todo lo que se meneaaaaaaaaaaa!!!!
Vuelta al desvío, a las calles sin luces y a la falta de señales.
Como podréis comprobar salí sana y salva de la experiencia... ¿cómo?... haciendo lo contrario a lo que decía el sentido común: que parecía que había que bajar, pues ale, a subir; que parecía que había que ir a la izquierda... pues ala, a la derecha...
Conclusiones a las que he llegado: sé ir al aeropuerto por otro camino (aunque espero no tener que volver a usarlo nunca), sé donde está Jinámar (y no lo voy a olvidar jamás), la persona que decidió cortar los dos accesos principales hacia el Sur al mismo tiempo debería ser encerrada en una jaula y expuesta en alguna rotonda perdida de las que descubrí anoche y... ¿por qué c*** no ponen señales?, ¿tan caras son?, ¿o es que se pasan el raro viendo conductores perdidos vagando sin rumbo fijo y dando sietes vueltas en cada rotonda esperando inspiración divina?
No entiendo nada.

1 de marzo de 2008

Nunca subestimes el poder de una tortilla quemada...

Porque los próximos 50 años sean, como mínimo, tan increíbles como estos 5.