28 de enero de 2008

¿Buscas trabajo?

Sin comentarios.

Por cierto, si alguien entiende el carajo de idioma en el que está escrito y lo que pone es una barbaridad o vulgaridad... mis disculpas.

27 de enero de 2008

La última frase.

Tengo una manía (bueno, vale, tengo más de una, pero no me voy a poner a contarlas ahora, ¿no?): siempre leo la última frase de los libros.
Sé que está mal, que es una tontería y que siempre salgo mal parada porque muchas veces destripo el final del libro... pero no puedo evitarlo. Soy memela. Lo asumo.
Quizá el caso más notable fue el de un libro que hablaba del secuestro de un niño llamado Josh... y la frase final era "Josh por fin ha vuelto a casa".
Ese día me prometí no volver a hacerlo nunca más... pero vamos, como quien promete que va a apuntarse al gimnasio cada 1 de enero y se queda en eso, en promesa.
Y esta vez lo he vuelto a hacer. En el caso del libro que me leí prácticamente entero en la consulta del médico no fue nada grave porque era una ecuación matemática y me quedé con cara de idiota, sin más... pero el de ahora... he fastidiado el final. Y si a eso le sumamos que la contraportada parece escrita por el peor enemigo del autor pretendiendo que nadie se lo lea porque desvela casi todo el argumento... pues ya está todo hecho. Sé lo que pasa y sé cómo acaba. Vamos, que me lo estoy leyendo casi por compromiso, porque no creo que vaya a descubrir nada nuevo en las próximas 100 hojas.
Si es que soy idiota.

Dolor.

Todos sufrimos alguna vez: es algo inevitable y que, sin duda alguna, nos hace más fuertes. Pero solemos olvidar el dolor que eso nos causó y tratamos de recordar únicamente lo que aprendimos de esa situación o, sencillamente, el momento en el que se quedó en el pasado.
Pero a veces, durante los sueños, el dolor vuelve a aparecer. Sientes de nuevo esa presión en el corazón, esa falta de aire y la sensación de que esta vez no vas a poder superarlo... aunque sepas que es un sueño. Tratas de despertar, de volver a la realidad para decirte a ti mismo que ya pasó, que no has vuelto al pasado como si vivieses en el peor de los infiernos, que, sencillamente, tu mente te ha jugado una mala pasada haciéndote revivir algo que considera importante, aunque tú desees enterrarlo en lo más profundo de tu corazón y dejarlo allí, abandonado... para no volver a verlo jamás.
Quizá es una manera que tiene nuestro cerebro de recordarnos que es mejor no olvidar las cosas con tanta facilidad... o tal vez es que todos tenemos una pequeña parte a la que le gusta sufrir... aunque sólo sea para recordar que fuimos capaces de salir adelante.

21 de enero de 2008

Agujas.

Me pincho. Lo admito. Las inyecciones siempre han sido parte importante de mi vida y no me avergüenza reconocerlo. No es que sean movidas de drogas, son asuntos médicos que, si me conocéis ya sabéis de qué van y si no me conocéis tanto, no resultan de vital importancia como para que me ponga a contarlos aquí.
La cuestión es que prácticamente a diario utilizo agujas y jeringuillas y, aunque parezca increíble, ¡¡me cuesta un huevo encontrarlas!!
Tú te vas a una farmacia y te pueden encargar el medicamento más raro del mundo... es más, posiblemente lo conocerán y sabrán exactamente para qué sirve; pero agujas... ¿¡agujas!?... "uuuufffff... déjame que mire..."... por amor de dios, ¡¡estoy hablando de agujas, no de hipopótamos voladores con un tutú color rosa chicle y antenitas moradas decoradas con pegatinas de Hello Kitty!!
Y lo peor de todo es que te miran raro: "agujas... ¿para qué?"... ¡¡ni que fuese una yonqui!! (y, aunque lo fuese, ¡no es su problema!).
En una de las farmacias una señora se quedo mirándome la cara interna de los codos a ver si encontraba moratones al tiempo que susurró "qué lastima..."... ¿lástima de qué?, al menos yo no tengo la cara como un pergamino mojado ni encojo 2 cm al día, señora.
Y es que alucino, de verdad. Ya he cambiado un par de veces de farmacia y aún así sigo mendigando agujas allá por donde voy. Y lo curioso del asunto es que jeringuillas sí tienen... que yo sepa una cosa va con otra, al menos en la mayoría de los casos... pues no. De hecho, y si te pilla alguien de prácticas, se te queda mirando con cara de pánico, se va corriendo a buscar a alguien con más experiencia y te deja ahí, como si tuvieses la peste, y mirándote con cara rara.
Mi vida sería más sencilla si sólo fuese a la farmacia a comprar aspirinas, como la mayoría de la gente, pero yo siempre he sido algo peculiar y me van las emociones fuertes.
Hoy he conseguido localizar 10 agujas en 3 farmacias diferentes... ¡¡todo un logro!! Mañana seguiré con la búsqueda.

¡Ño!

Tengo que reconocer que la primera vez que vi este anuncio me quedé con cara de idiota delante de la pantalla pensando "no puede ser... se han vuelto todos locos..."... ¡¡pero me encanta!!
Así que aquí os lo dejo para que lo disfrutéis y, para todos los que no vivís en Canarias, para que lo descubráis.
Vamos mi niño, ¡cántalo conmigo! ño ño ño ño...
JAJAJAJAJAJA... me parto.


18 de enero de 2008

Rudios, ruiditos y demás cosas desquiciantes.

Esta mañana he ido al médico y, en las tres horas y media que me he tirado en la sala de espera (y no estoy exagerando, he llegado a las 8:50 y me han pasado a consulta a las 12:20... muy fuerte), he sufrido la desagradable presencia de esos personajes que hacen que la larga espera sea aún más pesada de lo que debería por culpa de los ruiditos y jueguecitos que hacen.
El primero ha sido un chico con una especie de plumas azul horrible (¿estamos locos?, ¡¡estamos a 18 grados!!) que se ha dedicado a frotar un botellín de agua contra el borde del asiento en el que estaba sentado... al tiempo que movía una rodilla como si tuviese chinches en ella. Por si eso fuera poco cada 30 segundos resoplaba, miraba el reloj y susurrada "uuffffff"... Gracias a dios su novia/mujer/persona sufridora que le acompañaba le ha llamado y se ha ido a otro sitio.
Yo seguía en mi asiento y ha llegado una pareja... con un juego de llaves. Para matarlos. En este caso también ha sido el chico el que ha motivado todo tipo de pensamientos crueles de mí hacia su persona... por estar dándole vueltas al juego de llaves una y otra vez, y otra, y otra, y otra, y otra... Ha podido con mis nervios (que ya estaban bastante alterados porque para entonces llevaba más de una hora esperando), así que me he levantado y me he ido a otro sitio... que ha resultado ser un opción peor todavía, porque detrás había una chica intentando hacer un boquete en el respaldo de mi silla con la punta de sus botines morados mega fashion de la muerte... ¡¡¡¡¡aaaaahhhhhhhhhh!!!!
Me he levantado, he dado una vuelta por el pasillo, he tratado de imaginar cómo se podría incendiar la sala donde estaban los médicos tomando café sin que se notase que había sido una paciente desquiciada (o sea yo)... y he vuelto a sentarme, esta vez más cerca de la consulta.
Ha estado todo tranquilo... hasta que ha vuelto a aparecer el personajillo del plumas espantoso... ¡¡con dos botellines de agua!! En serio, he estado a punto de salir corriendo.
Se ha sentado todo despatarrado en la silla y ha empezado a frotar de nuevo un botellín contra el borde del asiento, mientras movía la pierna (¿otra vez?, ¿no se cansa nunca?, ¿no sabe lo que son las agujetas?) como si estuviese poseído por el demonio y daba golpecitos contra la pared con la otra botella, que encima tenía agua y hacía más ruido aún... ¡¡¡lo mato!!!
Le he mirado con cara de asesina, he bufado (en bajito, lo prometo), he cambiado de postura para darle codazos y rodillazos deliberadamente (sutiles, ¿eh?)... pero el tío no sólo no se ha dado por aludido, sino que se paraba un par de minutos ¡¡¡y luego volvía con más ganas!!!
¿Por qué hay gente así?, ¿no es bastante coñazo tirarte toda la mañana en el hospital como para que encima te toque alguien así al lado? Porque ese es el típico tío que se te pone detrás en el cine y se tira toda la peli comiendo pistachos y sorbiendo coca-cola. Peor aún, es el típico tío que se te pone delante en el cine y se tira toda la peli comiendo pistachos y sorbiendo coca-cola... y encima no te deja ver porque es más alto que tú.
Al final he entrado en la consulta, he estado 5 minutos dentro (tanta tortura para esto) y he dejado al chico del plumas allí, con cara de amargado y a punto de tirar abajo la pared de tanto golpecito con la botella.

P.D. Gracias a todos los médicos y enfermeras que me han visto hoy por haberme dado la oportunidad de leerme 160 páginas del libro... ¡¡hacéis un gran trabajo impulsando la lectura!!
2ª P.D. Se nota que es ironía... ¿no?

14 de enero de 2008

Meme.

Supongo que no sabréis lo que es un meme... al menos yo no tenía ni idea hasta hace un rato... pero mi amigo Aday me ha invitado a participar en uno sobre los regalos de estas Navidades y me he animado a hacerlo, de modo que pondré 5 de los que he tenido y os invito a todos a hacer lo mismo en vuestros blogs, ¿vale?
Aquí van los que más me han gustado (que no se mosquee nadie si su regalo no está, ¿eh? es que sólo podía poner 5...):
* Una máquina de coser... que tengo que sacar de la caja y aprender a utilizar (junto con la decapadora, pero esa no es de Reyes).
* Unas planchas para el pelo... sutil manera de recordarme que tengo el pelo largo y que parezco un león electrocutado cuando me levanto de la cama.
* DVD´s variados (Bon Jovi, Ratatouille, Shrek 3...) que llevaba un par de semanas sugiriendo como regalo... ¡¡han pillado la indirecta!!
* 2 peluches (un hipopótamo con cara de mala leche y un caballo con ombligo... ¡¡es la bomba!!)... y sí, me encantan los peluches... ¡¡aunque esté a punto de cumplir 28 años!!
* Juegos "putada" (siento la vulgaridad), de esos de "saca la pieza tamaño trolebús por la ranura tamaño agujero de una aguja estreñida"... ¿es cosa mía o alguien me quiere tener entretenida? (¿queréis verlos?: el complicado, el imposible y el "me cagüen todo lo que se menea con la cosa esta").
Pues estos han sido algunos de ellos, que si pongo la lista completa no termino nunca.
Yo no conozco a mucha gente con blog pero... Marta y Larri... ¿os animáis?

12 de enero de 2008

Boohbah... ¡¡qué miedo!!

El otro día descubrí un nuevo programa infantil que me tiene traumatizada.
Yo sé que los programas para críos suelen resultar bastante insufribles para los adultos... pero os juro que lo de este no es ni medio normal... y puedo asegurar que tengo bastante tolerancia con estos temas.
Así que decidí desconcertar al resto del planeta dando a conocer las existencia de estos extraños seres con forma de gota de agua radiactiva, fluorescentes, peludos, voladores, extrañamente amenazante y con ojos desproporcionadamente grandes. Puse en riesgo mi salud mental y para conseguir averiguar el nombre de las criaturitas me tragué unos 10 minutos de programa... y eso es mucho, creédeme. Y no sólo eso, sino que hoy me he dedicado un buen rato a buscar vídeos en el you tube (tarea nada sencilla porque otras personas opinan lo mismo que yo y han creado sus propios vídeos... pero con músicas más agresivas aún) y hasta he localizado la página web oficial que, aunque parezca increíble visto lo visto, es peor todavía.
Reto a todos los adultos que leáis esto a que veáis los vídeos sin apartar la mirada, sin salir corriendo y sin creer que el fin del mundo se avecina (y eso que los que he puesto son bastante "tranquilos"). Es más, a que os atreváis a entrar en la web y no acabéis desquiciados en menos de 30 segundos.
Esto que vais a ver puede derretiros la retina, hacer que os estallen los tímpanos y mandaros al psiquiatra de cabeza. Quedáis avisados.
Os presento a los Boohbah, una especie de pelusas de colores, histéricas, que mueven los ojos como Lina Morgan, que no paran de chillar y que se mueven como un "tentetieso" que se ha fumado un porro, comido una seta alucinógena y trincado 15 litros de kalimotxo en menos de 5 minutos.
La cabecera del programa:



Uno de sus bailes (que no el peor).



La web oficial.

Sé que es cruel haceros esto y que corro el riesgo de que no volváis a visitar mi blog, pero sentía que debía compartir mi asombro con todos vosotros.
Pensad que hay lugares en el mundo en el que los padres les hacen ver eso a sus hijos, les plantan delante de la pantalla para que se desquicien y sufran ataques de ira... yo no digo que haya que ponerles a Heidi y Marco pero... ¿acaso se merecen tanto sufrimiento?
Son niños pequeños, indefensos, confían en nosotros... ¡¡son demasiado jóvenes para merecer semejante tortura!!
Por favor, si tenéis hijos... ¡¡hasta los "teletubbies" son mejor que esto!!

10 de enero de 2008

Motos.

¿Por qué cuando vemos dos motos paradas en un semáforo, pensamos que los conductores tienen que ser amigos?

La personalidad de los coches.

Los coches tienen personalidad propia, cada día estoy más convencida. Pero lo más extraño del asunto es que los humanos que los conducimos nos la apropiamos de tal manera que llegamos a hacerla nuestra cuando estamos en su interior.
No, no me he vuelto loca... y tampoco he visto "Cars" demasiadas veces (de hecho, y a pesar de que la tengo, no es para nada una de mis pelis favoritas).
Siempre he tenido la sensación de que cada coche es un individuo con su propia historia, y desde que conduzco, más aún.
Yo tengo un Clio pequeñito, de esos de andar por casa. Cuando voy por la carretera y veo el resto de coches me hago un película mental de cada uno de ellos, como si fuesen individuos capaces de tomar sus propias decisiones y no simples máquinas conducidas por personas exactamente iguales que yo... y lo curioso es que suelo acertar.
Si veo un coche grande (y con grande me refiero a coche caro... aunque claro, tampoco es que el mío fuese regalado... pero ya me entendéis) sé que me va a adelantar, da igual en qué situación estemos. Los que están tuneados hacen siempre lo que quieren, independientemente de las normas y las señales. Las furgonetas viejas siempre molestan, ya sea porque van muy despacio, porque sueltan un humo negro que tiene que ser tóxico por obligación o porque da la sensación de que en cualquier momento se les va a caer un trozo y eso hace que dé miedo ir detrás de ellas. Los autobuses siempre ganan la partida porque, ¿quien es el valiente que se enfrenta a un bicho tan grande? ¿Y qué pasa con los camiones? Son enormes, tanto que sus ruedas suelen ser mas altas que tu propio coche, da la sensación de que son muy torpes y en las cuestas casi siempre ponen las luces de emergencia, como si tuviesen complejo de árbol de Navidad. Y los todoterrenos... esos son los peores: se creen los reyes de la carretera porque son capaces de atravesar un río y parece que siempre van con prisa, dispuesto a pitar por cualquier motivo, por nimio que sea.
En serio, todas esas normas no fallan. Da igual que dentro de cada coche (o similar) vaya una mujer, un hombre, una persona mayor o alguien con la "L"... siempre es igual.
Los coches vienen con personalidad de serie (de hecho, y si los miras de frente, muchos de ellos tienen cara... como un modelo del Alfa Romeo, que tiene el ceño fruncido como si estuviese de mala leche) y no podemos evitarlo.

9 de enero de 2008

La rutina.

¿Por qué somos tan crueles con la rutina?, ¿qué nos impulsa a añorarla cuando la perdemos y a despreciarla cuando la recuperamos?, ¿acaso no somos conscientes de que es parte indispensable de nuestra existencia?
He estado fuera unas dos semanas y, aunque lo he pasado genial, cada noche me acostaba pensando "¡qué ganas tengo de volver a mi vida!". Mi cama. Mi sofá. Mi ritmo.
Pero luego vuelves a casa, a tu día a día y, la verdad, cuesta reincorporarse: madrugar, ir al supermercado, limpiar la casa, hacer todas las cosas que has planeado para el año nuevo, limpiar el coche, regar las plantas, comer cosas normales (¡¡en Bilbo se come "demasiado" bien!!... ¡¡y más en Navidad!!)... y entonces quieres volver a marcharte para salir de esa espiral, volver a dormir con una almohada que no es la tuya y no saber qué vas a hacer al día siguiente...
¡la cuestión es quejarse!