28 de febrero de 2009

El fin del mundo.

El fin del mundo ya está aquí. Y no lo digo porque lo haya dicho algún loco en la tele, sino porque ayer por la tarde fui testigo directo de la más temida profecía: llovieron zapatos del cielo. Bueno, para ser más exactos debería decir que era calzado de niño y que caía desde la azotea de una edifico de unas 6 plantas, pero a todos los efectos el resultado era el mismo: todo el mundo mirando hacia arriba con cara de sorpresa y conductores aterrorizados al ver que sobre sus coches caían diminutas botas de plásticos y blanditos zapatos de bebé.
Estaba yo paseando a mi bichito (que es la causante directa de que el pobre blog esté medio muerto, porque desde que está en mi vida no tengo tiempo ni de depilarme las cejas... que el otro día aproveché mientras dormía y tardé 3 horas en quitarme las melenas de las susodichas, que luego se me quedaron tan rojas como dos tomates enrabietados... y es que se vive muy bien sin que te ataquen con unas pinzas y te arranquen los pelos) por el centro de la ciudad cuando, al pararnos en un semáforo que estaba en rojo, ví caer algo al suelo. El primer pensamiento fue : "un pobre pajarillo que se ha empotrado contra una ventana y ha caído K.O.", pero no me pareció que eso pudiese causar semejante atasco de coches y tortícolis en los viandantes, de modo que mirando más detenidamente descubrí un montón de zapatos en la carretera y en las aceras. Y yo, que como ya sabéis tengo una mente algo retorcida, pensé que podía ser una pelea de pareja en la que uno de los dos tira todas las pertenencias del otro por la ventana después de haber descubierto que le es infiel... pero no cuadraba con que fuesen zapatos de niño y de bebé, así que otra teoría fallida.
Y ahí me quedé, mirando al cielo como una idiota y poniendo cara de susto cada vez que veía volar algo, sonriendo (soy mala, lo sé) al ver la cara de pánico con la que pasaban los conductores de los coches al sospechar que una catiusca podía caerles sobre el parabrisas y mirando con cara de mala leche a todos los que decían que tenía que ser un niño el que la estaba liando tan gorda... ¿¡pero por qué!? A mí más bien me parecía el acto de una viejecilla psicótica que vive con 50 gatos en un piso de 10 metros cuadrados y que lo hace porque le hablan por la noche diciéndole que queme el edificio y ella, que no quiere hacerles caso porque entonces a ver qué hace con sus tropecientos minimos, decide acabar con la tentación y los tira por la ventana... ¿acaso no es una teoría bastante más creíble?
No sé cómo acabó la historia porque vino la policía y la lluvia cesó... ¡¡pero estaré atenta al telediario a ver si dicen algo!!