¿Por qué somos tan crueles con la rutina?, ¿qué nos impulsa a añorarla cuando la perdemos y a despreciarla cuando la recuperamos?, ¿acaso no somos conscientes de que es parte indispensable de nuestra existencia?
He estado fuera unas dos semanas y, aunque lo he pasado genial, cada noche me acostaba pensando "¡qué ganas tengo de volver a mi vida!". Mi cama. Mi sofá. Mi ritmo.
Pero luego vuelves a casa, a tu día a día y, la verdad, cuesta reincorporarse: madrugar, ir al supermercado, limpiar la casa, hacer todas las cosas que has planeado para el año nuevo, limpiar el coche, regar las plantas, comer cosas normales (¡¡en Bilbo se come "demasiado" bien!!... ¡¡y más en Navidad!!)... y entonces quieres volver a marcharte para salir de esa espiral, volver a dormir con una almohada que no es la tuya y no saber qué vas a hacer al día siguiente...
He estado fuera unas dos semanas y, aunque lo he pasado genial, cada noche me acostaba pensando "¡qué ganas tengo de volver a mi vida!". Mi cama. Mi sofá. Mi ritmo.
Pero luego vuelves a casa, a tu día a día y, la verdad, cuesta reincorporarse: madrugar, ir al supermercado, limpiar la casa, hacer todas las cosas que has planeado para el año nuevo, limpiar el coche, regar las plantas, comer cosas normales (¡¡en Bilbo se come "demasiado" bien!!... ¡¡y más en Navidad!!)... y entonces quieres volver a marcharte para salir de esa espiral, volver a dormir con una almohada que no es la tuya y no saber qué vas a hacer al día siguiente...
¡la cuestión es quejarse!
2 comentarios:
Bienvenida y hay que seguir dándole caña al blog, eh? un beso. :)
ONGI ETORRI
que sepas que en Bilbo tb hemos vuelto al curro y te echamos de meonos. alaitz
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