A veces me cabreo, no puedo evitarlo. Sé que no consigo nada y que lo único que logro es frustrarme y, si cabe, enfadarme más, pero no puedo remediarlo. Y es que cada vez que empiezo a hacer algo tan sencillo como recortar un trozo de tela o sujetar algo que estoy pintando y tengo que soltarlo recuerdo las palabras de aquel médico: "te acostumbrarás al dolor". Ya. Qué fácil es decirlo. No me gusta llorar (cualquiera que me conozca de icot diría lo contrario... ) ni mirar atrás pensando "¿y si...?", pero me encantaría que todos los que "participaron" en el desastre en el que se ha convertido mi codo lo sufrieran, aunque sólo fuera un día. No por venganza (un poco sí), sino para que comprendan que a veces sus actos tienen consecuencias y que no basta con decir lo siento... y mucho menos con no decir nada.
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